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La revuelta de los padres insumisos: "No pienso llevar a mis hijos al colegio"
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La revuelta de los padres insumisos: "No pienso llevar a mis hijos al colegio"

La ley contempla penas de entre tres y seis meses de cárcel para quienes no lleven al colegio a sus hijos. Miles de padres y madres se están asociando para no regresar a las aulas

Foto: Aroha Romero, impulsora de la plataforma de padres por una vuelta segura a las aulas en Sagunto, junto a su familia.
Aroha Romero, impulsora de la plataforma de padres por una vuelta segura a las aulas en Sagunto, junto a su familia.
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Josu Gómez y su esposa, Mercedes Naranjo, han decidido que no van a llevar al colegio en septiembre a ninguna de sus dos hijas. La primera ha cumplido tres años y le tocaría entrar en Infantil. La segunda, de seis años, empieza este otoño Primaria y su escolarización ya es obligatoria. "No pienso meterlas en un colegio en esta situación. Me da igual si me sancionan. No voy a ponerlas en riesgo a ellas, a nosotros, a sus abuelos", se queja Gómez, impulsor de Retorno Seguro a las Aulas, un movimiento que propone un modelo educativo en el que cada familia elija si quiere educación presencial u 'online' como alternativa para reducir las ratios de alumno por clase y minimizar el riesgo de contagio. La plataforma, surgida en Sevilla, cuenta con el apoyo directo de más de 1.200 familias.

Foto: Colegios en la comunidad de madrid

Como ellos, miles de madres y padres se están organizando en distintas asociaciones en toda España para reclamar que la vuelta al colegio sea voluntaria. La mayoría se muestran aún expectantes, pero no descartan recurrir a la vía legal para pelear en los tribunales si resulta necesario. Consideran que no se dan las condiciones sanitarias para que los niños y niñas regresen a partir del 1 de septiembre, cuando los primeros estudiantes están llamados a las aulas para someterse a exámenes de recuperación. El Ministerio de Educación ha insistido en los últimos días en que no se plantea otro escenario que iniciar el curso de manera presencial en todo el país desde el 7 de septiembre. Pero estos padres, que solamente en una petición en change.org suman 231.000 firmas (la cifra sube como la espuma a cada hora), ya han dicho que con sus hijos no cuenten. Lo argumentan en este documento remitido a las autoridades.

La única solución es que proporcionen educación 'online' de calidad a quienes no queremos llevar a nuestros hijos a clase

Paloma tiene una hija de cuatro años matriculada en un colegio público de Madrid y sufre asma. "La verdad, me da miedo contraer la enfermedad", dice. Está decidida a dejar a su hija en casa el tiempo que sea necesario. "Los niños comparten todo. Hay un riesgo biológico enorme. Resulta que en Murcia no dejan estar en reuniones a más de seis personas pero sí meter a niños en recintos cerrados con mala ventilación", se queja. "Deberían bajar la ratio muchísimo, aislar, limpiar, desinfectar. Y es inviable, porque no va a haber dinero para todo lo que se tiene que hacer. La única solución es que proporcionen educación 'online' de calidad a quienes no queremos llevar a nuestros hijos a clase", reclama. Paloma se ha asociado a Derpa (siglas de Derecho a Enseñanza sin Riesgo en Pandemia), otra plataforma que a la hora de redactar este reportaje tenía casi 30.000 'asociados' en su página de Facebook.

La hija de Paloma aún no ha entrado en la edad de la escolarización obligatoria, pero ella lo que teme es perder la plaza en su colegio. "Hay gente preocupada por si se aplica el protocolo de absentismo, pero en teoría esto se hace para evitar que el niño quede desprotegido. Y ahora estamos en el mundo al revés. No hay mayor desprotección que enviar a un niño al colegio en una pandemia. Puede enfermar, puede incluso fallecer. O quedarse huérfano porque nos transmita el virus".

No hay mayor desprotección que enviar a un niño al colegio en una pandemia

El neuropediatra y especialista infantil Manuel Fernández advierte de que los padres que decidan no llevar a sus hijos a la puerta del colegio el primer día “se la van a jugar”. “Si se decreta que el curso comienza presencialmente, la obligación de esos padres es llevar a sus hijos. Pero también está la disyuntiva de la seguridad de esos niños. La Administración no ha hecho nada para proteger a los menores en los colegios. ¿Vendrán los servicios sociales a abrirles un expediente administrativo a esos padres? Si llevas el niño al colegio por obligación y se infecta porque los protocolos del colegio no están bien diseñados, ¿quién es el responsable? Aquí entramos en un conflicto entre la obligación de educar a los menores, la libertad de los padres y la responsabilidad de la Administración, que no puede obligar a algo para lo que no ha previsto la más mínima garantía de seguridad. En este movimiento, nos encontraremos con padres con mucho sentido común y con otros radicales del perfil de los antivacunas. Es un problema complejo que o se regula o acabará en los juzgados”.

Los padres insumisos subrayan que no solo piensan en sus niños, sino en todo el núcleo familiar. “Mi padre es hipertenso y ha sufrido varios infartos cerebrales y mi madre padece EPOC", protesta Josu Gómez. "Llevar a mis dos hijas al colegio les pondría en riesgo. Desde marzo, hemos respetado todas las medidas: no hemos acudido a espacios cerrados, ni a teatros, ni a cines ni nada. Hemos sido responsables y ahora se nos obliga a ir a los espacios cerrados, cuando las autoridades nos han estado diciendo durante meses que no lo hagamos. Vamos a meter a nuestras niñas en un espacio cerrado con 20 personas cuando está prohibido juntarse más de 10 en exteriores”.

placeholder Josu Gómez y su esposa, Mercedes Naranjo, junto a una de sus hijas.
Josu Gómez y su esposa, Mercedes Naranjo, junto a una de sus hijas.

Humo en WhatsApp

A medida que se acerca la fecha, los movimientos en contra de la 'vuelta al cole' ganan terreno y los grupos de WhatsApp escolares echan humo. Al menos ocho comunidades autónomas cuentan ya con su plataforma de padres contrarios a la educación presencial. Muchos afirman que en sus entornos familiares hay personas vulnerables, o que los propios niños padecen alguna enfermedad, y que llevarlos a clase en las condiciones actuales —con unas ratios por aula que superan fácilmente los 30 alumnos apelotonados, donde se hace muy difícil respetar la distancia de seguridad— es un disparate que puede tener graves consecuencias.

“Si en el segundo trimestre vemos que las tasas de contagio bajan, pues ya veremos”, valora Gómez. “Por desgracia, no podemos aplicar el modelo que otros países, donde han contratado profesores y se han alquilado espacios. Aquí, a poco más de dos semanas para empezar, nos dicen que pondrán gel hidroalcohólico y mascarilla y poco más”.

¿Qué pasará cuando alguien fallezca por un contagio originado en un colegio por llevar a nuestros hijos?

“Meter a un niño en un colegio en las condiciones que nos proponen es una aberración, es prender la mecha de los contagios masivos”, se queja Aroha Romero, impulsora de la plataforma por un retorno seguro a las aulas en Sagunto (Valencia) y madre de dos niños que este curso empezarán primero y tercero de Primaria. “Ni siquiera los grupos burbuja de 25 niños son seguros, porque es muy difícil para un profesor impedir que se toquen o se quiten la mascarilla. Y luego están los espacios comunes, el patio, el comedor, los baños, que no se desinfectan a todas horas y que son usados por todos los alumnos. En cuanto haya un contagio en el colegio habrá un brote, porque encima los niños son asintomáticos y el virus correrá silenciosamente entre las familias. Nos daremos cuenta del brote cuando ya sea demasiado tarde y las personas más vulnerables se hayan contagiado. ¿Qué pasará cuando alguien fallezca por un contagio originado en un colegio tras obligarnos a llevar a nuestros hijos? ¿Quién será el responsable?”.

Los padres insumisos se enfrentan a un problema legal importante: si no llevan a sus hijos al colegio, incurren en un delito contemplado en el artículo 154 del Código Civil y castigado con entre tres y seis meses de cárcel. Antes de que llegue octubre, se pueden encontrar con la visita de un trabajador social y con un expediente abierto por abandono del deber de educar a sus hijos. El derecho a la educación también está recogido en la Constitución.

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“Estamos recabando el mayor apoyo social para que en la reunión del día 27 [de los ministerios de Educación y Sanidad con las comunidades autónomas para diseñar el retorno a las aulas] se apruebe que la presencialidad del niño en las aulas sea voluntaria. También estamos preparando un escrito al defensor del pueblo, y si no es suficiente lo haremos al defensor del menor. Si tanto empeño tienen los trabajadores sociales en preocuparse por el absentismo escolar de los niños, también deberían preocuparse por la salud y seguridad de esos niños, ahora que sabemos que ellos también padecen secuelas y se pone en riesgo su vida”, prosigue Romero, que padece una enfermedad autoinmune y ha mantenido unas estrictas restricciones sociales desde marzo.

Si se decreta que el curso comienza presencialmente, la obligación de esos padres es llevar a sus hijos

“Yo no quiero negar la educación a mis hijos”, insiste Romero. “Ellos se han evaluado estos meses pasados y han tenido sus notas, muy buenas por cierto. Lo que no entiendo es por qué antes sí se podía dar educación de forma virtual por seguridad y ahora no, cuando la situación sanitaria es igual de preocupante. Yo me presto a hacer lo que tenga que hacer por el bien de mis hijos, y si los colegios se implican mandando vídeos, explicando las tareas y ayudando a que los alumnos puedan seguir el temario a distancia, no veo por qué ha de ser un problema. Solo pedimos que nos dejen salvaguardar la salud de nuestros niños y de nuestras familias”.

Dos semanas para una 'vuelta al cole' con muchas incógnitas

Elena Molina reside en un pueblo de Sevilla y tiene tres hijos de siete, cinco y tres años. Hace unos días, decidió junto a su marido que los niños no irán al colegio. "La mayor tiene diabetes tipo 1, cada año nos ponemos todas la vacunas para prevenir todo lo que podamos y siempre se altera al menor resfriado, así que imagínate el riesgo que supone un virus como este", explica. “Queríamos que nuestros hijos tuvieran una educación presencial, pero no entendemos por qué desde abril hasta hoy no se ha hecho nada para garantizar la seguridad en los colegios. Está claro que es una temeridad llevar a los niños al colegio en mitad de los rebrotes y sin ninguna medida. Es que además creo que a las dos semanas van a cerrar los colegios, no estamos preparados para empezar el curso, así que para participar en un experimento muy peligroso para nuestra familia, hemos optado por quedarnos en casa”.

Mi hija siempre se altera al menor resfriado, así que imagínate el riesgo que supone un virus como este

Molina es pedagoga y actualmente tiene una excedencia laboral. Ella se encargará de que sus tres hijos sigan a distancia el curso escolar y adquieran los conocimientos igual que el resto de sus compañeros. Todos los padres consultados para este artículo tienen la posibilidad de que uno de los dos progenitores se quede en casa supervisando la jornada lectiva de sus hijos.

“Es más”, apunta Romero, “si nos dejan educar a nuestros hijos desde casa, reduciremos las ratios en las aulas a coste cero para la Administración”. “Lo único que queremos es dar esa opción a las familias que pueden permitírselo”, indica Gómez. “Que los padres puedan decidir, y que aquellos que no pueden permitirse dejar a sus hijos en casa, que al menos lo hagan con garantías. ¿Por qué tengo que elegir entre que mis padres dejen de ver a sus nietos durante un año y que me abran un expediente los servicios sociales y me pongan una sanción o que impidan a mis hijos pasar de curso? ¿Qué pasa con su expediente y con sus derechos?”, se pregunta el impulsor de la plataforma en Andalucía.

Josu Gómez y su esposa, Mercedes Naranjo, han decidido que no van a llevar al colegio en septiembre a ninguna de sus dos hijas. La primera ha cumplido tres años y le tocaría entrar en Infantil. La segunda, de seis años, empieza este otoño Primaria y su escolarización ya es obligatoria. "No pienso meterlas en un colegio en esta situación. Me da igual si me sancionan. No voy a ponerlas en riesgo a ellas, a nosotros, a sus abuelos", se queja Gómez, impulsor de Retorno Seguro a las Aulas, un movimiento que propone un modelo educativo en el que cada familia elija si quiere educación presencial u 'online' como alternativa para reducir las ratios de alumno por clase y minimizar el riesgo de contagio. La plataforma, surgida en Sevilla, cuenta con el apoyo directo de más de 1.200 familias.

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