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Miguel Sebastián, el economista que no sabe contar hasta 10
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Miguel Sebastián, el economista que no sabe contar hasta 10

Su currículo impresiona, académica y profesionalmente. Aparecen en la hemeroteca algunas decisiones que entonces se antojaron exóticas y hoy no chirrían a casi nadie

Foto: Miguel Sebastián, en el Congreso de los Diputados.
Miguel Sebastián, en el Congreso de los Diputados.
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Miguel Sebastián (1957) parece coqueto. No lo ha dicho ninguno de los consultados para este texto, pero la foto que aparece en su perfil de Twitter, de hace unos cuantos años, revela que se gustaba cuando gastaba menos canas y menos arrugas. Un vistazo a su 'timeline' revela también otro rasgo de su personalidad. Ese que caracteriza al que comparte con frecuencia las alabanzas que hacen otros a sus textos, a sus intervenciones, a su oratoria. Un ego que, por cierto, destacan por unanimidad aquellos a los que se les ha pedido que cuenten lo que saben de él.

“Cordial pero sobradete”. “Muy bien preparado, pero al mismo tiempo muy creído. Piensa que es el más listo de su clase y del resto”. “En cuanto te descuidas, le sale la arrogancia que lleva dentro. Puede ser conspirador y víctima a la vez”. “Es un gran teórico, pero cuando lo ha llevado a la práctica, ha fracasado”. “Un tipo especial”, dice la más prudente de las fuentes. Ninguna ha querido que se publicara su nombre.

"Es profundamente visceral. Le llevas la contraria y se cabrea. Yo le he visto perder los estribos en más de una ocasión", dice un periodista que lo conoce

Miguel Sebastián es de los últimos en nacer en una familia numerosa y conservadora. Su currículo impresiona, académica y profesionalmente. Ha sido ministro de Industria (2008-2011), director general de la Oficina Económica del presidente José Luis Rodríguez Zapatero (2004-2006), trabajó en el Servicio de Estudios de Banco España y pasó por el Ministerio de Hacienda cuando la cartera estaba en posesión de Carlos Solchaga.

También fue responsable del Servicio de Estudios del BBVA (1999-2003), aspiró a la alcaldía de Madrid en 2007, fue y es profesor universitario. Una profesión que alterna hoy con intervenciones en el programa ‘Al rojo vivo’ de La Sexta, desde donde vapulea la gestión del actual Gobierno socialista desde una trasera repleta de libros y con unos cascos de locutor de radio.

Sebastián es seguidor del Atlético de Madrid, una querencia que no comparte con ninguno de sus hermanos madridistas. También es fiel a la costa de Almería, donde veranea desde hace muchos años. Una zona también del gusto del actual presidente del Gobierno. Quizá de las pocas cosas que compartan.

De Sebastián se recuerdan su lista de enemigos, entre los que destacan Francisco González y Pedro Solbes, exministro de Economía

Lo que sí parece es que el Altísimo no le ha llamado por el camino de la prudencia. “Es profundamente visceral. Le llevas la contraria y se cabrea. Yo le he visto perder los estribos en más de una ocasión”, dice un periodista que lo conoce desde hace demasiado. No saber contar hasta 10, asegura, le acaba haciendo un flaco favor. “Los soberbios suelen ser muy listos, pero hay gente muy lista que es humilde. Miguel es de los primeros”, añade.

De Sebastián se recuerdan muchas cosas. Por ejemplo, su lista de enemigos, entre los que destacan Francisco González, presidente del BBVA, y Pedro Solbes, exministro de Economía. Pero hay otros nombres que salen a relucir en las conversaciones con los que Miguel Sebastián nunca iría de cañas, como Jordi Sevilla y José Luis Escrivá.

Foto: El ya expresidente de BBVA Francisco González. (Reuters)

También aparecen en la hemeroteca algunas decisiones que entonces se antojaron exóticas y hoy no chirrían a casi nadie. “Fue un pionero en tiempos difíciles. Se creía lo de la eficiencia energética cuando nadie hablaba de eso y hoy lo tenemos totalmente asumido”, dice una compañera socialista que también ha pasado por la fontanería monclovita. En este sentido, los periodistas recogimos también su pelea con José Bono, entonces presidente del Congreso, por el uso de la corbata en el hemiciclo en pleno verano de 2011. Greta Thunberg tenía entonces ocho años.

También figura en su expediente la sombra de la opa a Endesa, la operación de asalto al BBVA y su apuesta por las energías renovables, algo que siguen sin perdonarle los más liberales del lugar. O esa campaña financiada por el Gobierno para repartir en los hogares bombillas de bajo consumo que generó burlas y chistes. “No entiendo qué es tan divertido”, dijo entonces, allá por 2009, cuando España estaba sumida en una profunda crisis económica.

Algunos apuntan a otros talones de Aquiles, como su lucha interna por no ser la sombra de su hermano Carlos (otro brillantísimo economista) o su afición por la 'jet set'. No tanto por el acceso al dinero sino más bien por esos contactos que pueden aproximarte al buen vivir, como Emilio Ybarra, Florentino Pérez, Luis del Rivero, Elena Benarroch, Miguel Barroso, Javier de Paz. Lo consideran muy alejado de la corrupción y de las denostadas puertas giratorias —lleva un año como consejero de Indra—, y uno de sus exalumnos destaca cuáles eran sus verdaderas pretensiones profesionales: “Quería ser gobernador del Banco de España o ministro de Economía, y ninguna la ha conseguido. Y tiene mal perder…”, apunta.

Algunos apuntan a otros talones de Aquiles, como su lucha interna por no ser la sombra de su hermano Carlos o su afición por la 'jet set'

Porque Sebastián sabe lo que es perder. Comocuando se cargó su campaña a la alcaldía de Madrid unos días antes de que se celebraran las elecciones de 2007. Fue la noche del debate celebrado en TVE entre los candidatos, cuando el socialista mostró una foto de Montserrat Corulla —una de las principales implicadas en la operación Malaya— y le preguntó a Alberto Ruiz-Gallardón si tenía alguna relación con ella. Tres veces preguntó y tres veces el ganador de las elecciones, otro que no necesita autoestima, le dijo que no estaba ahí para hablar de su vida personal. Consiguió el 30,93% de los votos (lejos del 13,72% obtenido por su partido en los comicios de 2019), pero no llegó a recoger el acta de concejal.

La soberbia. Contar hasta 10.

Miguel Sebastián (1957) parece coqueto. No lo ha dicho ninguno de los consultados para este texto, pero la foto que aparece en su perfil de Twitter, de hace unos cuantos años, revela que se gustaba cuando gastaba menos canas y menos arrugas. Un vistazo a su 'timeline' revela también otro rasgo de su personalidad. Ese que caracteriza al que comparte con frecuencia las alabanzas que hacen otros a sus textos, a sus intervenciones, a su oratoria. Un ego que, por cierto, destacan por unanimidad aquellos a los que se les ha pedido que cuenten lo que saben de él.

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