Extremeños y andaluces por el 'procés': "Los que nos insultan son la burguesía catalana"

Miles de españoles se han echado a la calle desde la publicación de la sentencia del 'procés' en apoyo a los políticos condenados. Las mayores movilizaciones han tenido lugar en Cataluña, como es lógico, pero en el resto del país se vienen registrando manifestaciones de menor tamaño en todas las ciudades. Incluso en feudos españolistas como Madrid, Andalucía o Extremadura, grupos de activistas han mostrado su apoyo al proceso independentista en forma de concentraciones espontáneas.

Antes de la revolución de las sonrisas, y sin duda relacionado con la inmigración masiva, una parte del nacionalismo catalán se articuló en torno al desprecio a lo andaluz. De ahí procede el término "charnego", hoy casi proscrito, y las decenas de descalificativos que los políticos catalanes han vertido contra sus vecinos del sur de la península a lo largo de los años. Es un sentimiento que se puede palpar en películas como 'La piel quemada' (1967) o en ensayos políticos como 'La patria catalana' (1976), la biblia ideológica de Jordi Pujol. Esto es lo que escribe el 'expresident' de la Generalitat de los andaluces: "El hombre andaluz no es un hombre coherente, es un hombre anárquico. Es un hombre destruido [...], es generalmente un hombre poco hecho, un hombre que hace cientos de años que pasa hambre y que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual. Es un hombre desarraigado, incapaz de tener un sentido un poco amplio de comunidad. A menudo da pruebas de una excelente madera humana, pero de entrada constituye la muestra de menor valor social y espiritual de España. Ya lo he dicho antes: es un hombre destruido y anárquico. Si por la fuerza del número llegase a dominar, sin haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña. Introduciría en ella su mentalidad anárquica y pobrísima, es decir su falta de mentalidad".

Mercedes Murillo es la portavoz de la plataforma Andaluces por el derecho a decidir. En las últimas semanas han organizado concentraciones a favor del 'procés' en Cádiz, Almería, Jerez o Málaga, movilizando entre 200 y 300 personas cada vez. "Somos personas de diferentes colectivos a los que nos unen dos cuestiones: que creemos es un derecho básico de los pueblos el decidir si quieren o no pertenecer a un Estado y que el independentismo catalán, con su giro a la izquierda en los últimos años, está poniendo en jaque al que nosotros llamamos 'el Régimen del 78', basado en tres pilares: la monarquía, la unidad de España y el capitalismo", dice Murillo.

"Los catalanes atacan a dos de esos pilares, la monarquía y la unidad de España, y nos gustaría que su movimiento triunfase porque abriría una brecha que nos permitiría tomar decisiones a todos: qué modelo de Estado queremos, quiénes quieren estar dentro, qué presupuestos queremos aprobar, qué modelo de Sanidad… creemos que la independencia de Cataluña sería beneficiosa para los sectores populares de todo el Estado", continúa la activista.

En cuanto a las gruesas palabras que de cuando en cuando llegan desde Cataluña, los 'Andaluces por el derecho a decidir' prefieren mirar a otro lado: "No consideramos a esos políticos como interlocutores nuestros. Creemos que son intentos de sembrar división entre Cataluña y el resto del Estado Español, porque la única forma que tienen de obtener la independencia, visto que políticamente no hay salidas, es con una corriente de solidaridad del resto del Estado. Ni compartimos ni aprobamos estos comentarios".

Apadrina un extremeño por 1000 euros

La otra región foco histórico de los abusos verbales catalanes es Extremadura. Allí han tenido que soportar desde la campaña 'Apadrina a un extremeño por 1000 euros', promovida por el exconcejal de Torredembarra Lluís Suñé, hasta el calificativo de "malnacidos" procedente del exdiputado de ERC Joan Puig, pasando por todo tipo de menosprecios procedentes de altos cargos.

Así, manifestarse en Extremadura a favor del 'procés' es nadar contracorriente. Uno de los colectivos mayoritarios de apoyo en la región es la 'Asamblea Antirrepresiva de Extremadura', que se echó a las calles de Cáceres horas después de conocerse la sentencia: "Nos concentramos espontáneamente en la calle pero no porque seamos independentistas, sino por solidaridad, porque creemos en el derecho a decidir y nos parece que los condenados son presos políticos", dice Jesús, uno de sus portavoces. En la calle no fueron bien recibidos: "Un grupo de nazis nos agredió: a una compañera le quitaron una bandera y la golpearon. ¿Y crees que la Policía nos ayudó? No, ellos se dedicaron a grabarnos las caras para intimidarnos", continúa Jesús.

Jesús mantiene un discurso parecido al de los activistas andaluces con respecto a los menosprecios desde Cataluña: "No se puede negar que una parte de la sociedad catalana ha tenido palabras reprochables para Extremadura, pero los que nos insultan, si te fijas, es siempre la burguesía, y nosotros no estamos apoyándoles a ellos, sino al derecho de los pueblos a ejercer el derecho de autodeterminación". Continúa el portavoz: "¿Y qué más nos da lo que digan estas elites políticas sobre nosotros? Lo criticamos, claro, pero eso no puede menoscabar nuestro apoyo al legítimo derecho de un pueblo, el de decidir su futuro, y te reitero que nosotros no somos independentistas".

Por último está Madrid, cuyo pique con Barcelona es bien tan conocido y tan español como la tortilla de patatas. En la capital, el respaldo más importante a las posiciones independentistas lo enarbola el político, intelectual y profesor de Ciencia Política Jaime Pastor a través de la plataforma 'Madrileños por el derecho a decidir': "Rechazamos la sentencia del Supremo y reivindicamos el derecho a decidir el futuro de Cataluña. Rechazamos también la postura del Gobierno, que ha optado por judicializar un conflicto político, pero hasta ahí. Después, en la plataforma hay independentistas, federalistas y constitucionalistas, en esto no entramos".

¿Y cómo lleva una plataforma madrileña los ataques de la Generalitat? "No nos damos por aludidos, porque sabemos que cuando hablan de Madrid se refieren al Estado Español, no a la ciudadanía madrileña. Además, nosotros mantenemos buena sintonía con varias de las fuerzas independentistas de Cataluña, nos apoyan en todos los actos que planteamos. Ellos se han dado cuenta de que, aunque somos una parte muy pequeña de los españoles, podemos y tenemos que confluir en cuestiones como la sentencia del Supremo, que nos afecta a todos".

A Pastor lo que más le preocupa es la interpretación del Supremo del delito de sedición: "Es que esto de la resistencia a la autoridad es una definición tan amplia que en un futuro se podría utilizar para actuar contra los que evitan un desahucio o contra un piquete de huelga... aparte, una pregunta, ¿sería posible ahora una movilización que tomase las calles como el 15-M o sería un acto de sedición?". Los madrileños apuestan por un pacto bilateral entre Cataluña y el resto de España, con la asunción de responsabilidades por ambas partes: "Es obvio que la vía unilateral catalana ha fracasado, pero también lo es que el 155 ha sido otro fracaso, a la vista de que las posturas independentistas han crecido en voto y se han expandido en el parlamento. Y la sentencia no ha hecho más que alejar la solución de un conflicto que, tendremos que asumir antes o después, solo se puede abordar por la vía política", remacha Pastor.