Es noticia
Los tres indicios que llevan a la cárcel al sospechoso de matar a Dana
  1. España
Las mentiras, la limpieza y el teléfono móvil

Los tres indicios que llevan a la cárcel al sospechoso de matar a Dana

El juez encargado del caso ha decidido enviarlo a prisión provisional y sin fianza. Tiene claro que Sergio presenta indicios suficientes para creer que pudo haber cometido el homicidio

Foto: Agentes de la Guardia Civil llegan a los juzgados de Vélez-Málaga para poner en disposición judicial a Sergio R.G. (EFE)
Agentes de la Guardia Civil llegan a los juzgados de Vélez-Málaga para poner en disposición judicial a Sergio R.G. (EFE)

Dana, de 36 años, desapareció el pasado 12 de junio en Arenas, un pequeño pueblo de Málaga. Fue Sergio Ruiz, su pareja y padre de su hija de siete meses, quien denunció la desaparición. Por muy frío que uno pueda llegar a ser, cuando a un ser querido se lo traga la tierra, siempre en la voz o en el rostro se nota afectación, nervios, una lágrima, un tic nervioso de preocupación… El guardia que le tomó la denuncia a Sergio solo percibió indiferencia. Su actitud contra natura, distante y despegada encendió los focos de las sospechas desde el primer día. Él aguantó el torrente de luz estoicamente. Repetía una y otra vez el mismo mantra. Aseguraba que Dana tenía miedo a un prestamista al que debía mucho dinero y que había huido a Rumanía para escapar de él. Otras veces sugería que le había abandonado y se había fugado con otro hombre.

Esta última semana de septiembre se ha demostrado que mentía y se ha cumplido lo que los investigadores temían desde el principio, Dana está muerta. A principios de semana, un hombre paseaba con su perro por el monte. Le perdió de vista durante un rato y cuando el can regresó llevaba algo en las fauces. Al contemplarlo de cerca, el dueño supo que tenía que llamar inmediatamente a la Guardia Civil.

Foto: Registran la casa de la pareja de la mujer desaparecida en arenas (Málaga). (EFE)

El servicio de Biología de la Benemérita determinó que se trataba de un fémur. Extrajeron el ADN y lo cotejaron con una muestra que tenían ya de su hermano Florín en la base de datos. La coincidencia fue del 100%, el hueso pertenecía a Dana. Los agentes se desplegaron en la zona del descubrimiento y la batieron en círculos concéntricos, tratando de localizar el resto del cuerpo de la joven. No hubo éxito. Seguro que estará en el entorno y que lo acabarán localizando, pero quizá a varios kilómetros de distancia. Nadie sabe de dónde lo cogió el perro ni tampoco si antes había desplazado el resto otro animal. Cuando se lo comunicaron a Florín, el hermano de Dana, se echó a llorar desconsolado. Cuando lo supo Sergio, como el que oye llover.

El hallazgo y la seguridad de que Dana está muerta, llevó a los responsables de las pesquisas a detener a Sergio. Lo hicieron basándose en tres indicios principales.

Las mentiras

Las declaraciones de Sergio están repletas de contradicciones y datos falsos. Sirva como ejemplo un detalle que hasta ahora era desconocido. A los pocos días de la desaparición de Dana, en el mes de junio se produce la siguiente conversación:

Guardia Civil: Sergio, oye, ¿dónde tienes las botas de seguridad que usas para trabajar en la polvera? Queremos verlas.

Sergio: ¿De qué botas me hablas?

GC: Ya sabes de cuáles.

Sergio: Yo siempre voy en zapatillas.

GC: Tu jefe dice que en el trabajo las botas de seguridad son obligatorias y que justo después de la desaparición de Dana dejaste de llevarlas. Cuando te preguntó dónde estaban le dijiste que las habías perdido y te ordenó comprar otras.

Sergio: Yo siempre voy en zapatillas.

La sospecha de los investigadores es que estaban llenas de sangre de Dana y se deshizo de ellas para eliminar pruebas. Quizá las quemó en una de las dos hogueras que había cerca de su casa.

La limpieza

Esta semana el ECIO, el Equipo Central de Inspecciones Oculares, auténticos especialistas en localizar cualquier resto en el lugar más inhóspito, han vuelto a analizar la casa en la que residían Dana y Sergio. Ya lo hicieron en junio. Se trata de un edificio de tres plantas. Abajo está el garaje, la puerta de entrada y la escalera que sube al primer piso. Allí encuentras la cocina el baño y el salón y una escalera que sube a la segunda planta donde se ubican las habitaciones y otro baño. Cuando registraron la casa el pasado mes de junio, los especialistas se dieron cuenta de que la escalera que une la puerta y el primer piso había sido frotada hasta la extenuación con lejía y agua fuerte. En la primera planta, en la cocina había una pared recién pintada y una zona de la cocina estaba perfectamente limpia, también con lejía. Sin embargo, la pila estaba llena de cacharros y suciedad incrustada. En el baño sucedía lo mismo, mierda por doquier salvo zonas de limpieza muy localizada. Cuando uno es pulcro, lo es en general, no es inmaculado de forma selectiva. Los investigadores manejan la hipótesis de que Dana murió allí y que una vez muerta la bajó por las escaleras para deshacerse de ella.

¿Qué dijo Sergio para justificar la limpieza selectiva? "Tengo una plaga de hormigas y ponía la lejía para que no entrasen en casa"

El perro de la benemérita especialista en localización de restos biológicos marcó restos de sangre en alguna de estas zonas. Los miembros de la científica tomaron muestras y las enviaron al laboratorio. Era ADN de Dana, pero en contra de lo que se ha dicho no se ha podido determinar si era sangre o no. La lejía había descompuesto tanto la muestra que solo se puede saber a quién pertenece, pero no si es piel, sangre o saliva, por ejemplo. ¿Qué dijo Sergio para justificar la limpieza selectiva? "Tengo una plaga de hormigas y ponía la lejía para que no entrasen en casa". No se lo cree nadie, pero lo repite como un disco rayado.

El teléfono móvil

Los investigadores de la Comandancia de Málaga sospechan que Dana murió entre las 19.30 de la tarde (cuando una amiga dice que habló con ella) y las 22.30 del día 12 de junio (cuando ya su móvil estaba apagado). En ese espacio temporal, los móviles de Sergio y Dana interactuaron. En resumen la joven le anunciaba a su pareja que huía porque tenía miedo al prestamista y él le venía a decir que no se preocupase. Los investigadores de homicidios estudiaron la ortografía y la forma de expresarse de Dana en los mensajes y están convencidos de que ella no escribió aquellas palabras. Ni hablaba así ni se expresaba de una forma tan inculta. Quien sí lo hacía era Sergio. Parece que él mismo uso ambos móviles y escribió preguntas y respuestas para tener una coartada. Al menos eso es lo que piensan los responsables de las pesquisas.

Los investigadores de homicidios están convencidos de que Dana no escribió aquellas palabras en su teléfono móvil

El juez encargado del caso ha decidido hace unas horas enviarlo a prisión provisional y sin fianza. Tiene claro que Sergio presenta indicios más que suficientes para creer que pudo quitarle la vida a Dana en una discusión.

placeholder

Dana, de 36 años, desapareció el pasado 12 de junio en Arenas, un pequeño pueblo de Málaga. Fue Sergio Ruiz, su pareja y padre de su hija de siete meses, quien denunció la desaparición. Por muy frío que uno pueda llegar a ser, cuando a un ser querido se lo traga la tierra, siempre en la voz o en el rostro se nota afectación, nervios, una lágrima, un tic nervioso de preocupación… El guardia que le tomó la denuncia a Sergio solo percibió indiferencia. Su actitud contra natura, distante y despegada encendió los focos de las sospechas desde el primer día. Él aguantó el torrente de luz estoicamente. Repetía una y otra vez el mismo mantra. Aseguraba que Dana tenía miedo a un prestamista al que debía mucho dinero y que había huido a Rumanía para escapar de él. Otras veces sugería que le había abandonado y se había fugado con otro hombre.

Guardia Civil Málaga
El redactor recomienda