Los asesinos de Ardines le rociaron con gas pimienta para reducirle e impedir su defensa

Los presuntos autores materiales -para los que se ha decretado prisión provisional sin fianza- del asesinato del concejal de IU en Llanes Javier Ardines le rociaron con gas pimienta para dejarle aturdido y limitar su capacidad de resistencia y evitar su huida. Las tesis que manejaban los investigadores de la Guardia Civil de que los dos ciudadanos argelinos detenidos esta semana por su papel de ejecutores del crimen se habían valido de esta sustancia para perpetrar el asesinato se han afianzado con el registro del piso de uno de ellos, en el que los agentes se han incautado de un bote de gas pimienta. Las sospechas también se han reforzado con el minucioso análisis del vehículo Citroën utilizado por los dos presuntos sicarios y en el que han aparecido restos de esta sustancia.

Tras el asesinato ocurrido el 16 de agosto del pasado año, los investigadores hallaron restos de gas pimienta en las vallas de obra que los presuntos sicarios habían colocado en el camino para cortar el paso a Ardines, a escasos 300 metros de su vivienda en Belmonte de Pría (Llanes), para obligarle a bajarse del coche. Igualmente, la autopsia determinó la presencia de esta sustancia en el cuerpo del concejal de IU, cuyo asesinato fue instigado por su primo político, Pedro Luis Nieva, por motivos pasionales, al sospechar que mantenía una relación con su mujer.

Los investigadores hallaron restos de gas pimienta en las vallas de obra que pusieron los sicarios para cortar el paso a Ardines y en el cadáver del concejal

Con estas evidencias, la Guardia Civil trabajaba con la hipótesis de que Ardines fue rociado con esta sustancia por sus presuntos asesinos cuando se disponía a retirar las vallas, limitando así la capacidad de respuesta del concejal, que falleció momentos después a consecuencia de los golpes recibidos en la cabeza. Los sicarios se aprovecharon presuntamente de que el edil estaba aturdido y apenas ofrecía resistencia tras rociarle con este espray apenas a unos centímetros de su rostro para llevar a cabo el crimen.

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Lo que era más que una hipótesis se ha tornado ahora en absoluta certeza tras la operación desplegada el pasado martes para detener a las cuatro personas supuestamente implicadas en el asesinato y en los posteriores registros. En el registro practicado en la casa de uno de los dos argelinos detenidos en Erandio (Vizcaya) —el otro, residente también en este territorio, se encontraba en esos momentos en Suiza, donde fue arrestado— se ha hallado un bote de gas pimienta que puede ser clave, según han confirmado fuentes de la investigación a El Confidencial.

La existencia de esta sustancia tanto en las vallas como en el cadáver de Ardines era un dato relevante para los investigadores, que mantuvieron en secreto este hecho para no dar ventaja a los presuntos asesinos, que podrían haberse desprendido de evidencias o limpiar cualquier rastro de esta sustancia en caso de haber salido a la luz esta información que se antojaba clave. Así, localizar restos de esta sustancia era una prioridad para los investigadores una vez desplegada la operación policial de cara a reforzar las pruebas incriminatorias. De hecho, los laboratorios de criminalística de la Guardia Civil llevaron a cabo una ardua labor para tratar de determinar la marca concreta del gas pimienta que había sido utilizado para reducir al concejal.

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La minuciosa inspección del Citroën que presuntamente utilizaron los sicarios para desplazarse a Llanes y cometer el asesinato ha evidenciado igualmente restos de este gas en su interior. Ardines, de 52 años, pudo proseguir durante unos metros tras ser rociado con esta sustancia, pero no tuvo posibilidad de defenderse ante la emboscada que le habían preparado. Los sicarios actuaron a instancias de Nieva, que presuntamente utilizó a un amigo como intermediario para encargar el crimen a los dos ciudadanos argelinos movido por los celos al sospechar que el concejal de IU, con el que le unía una gran amistad además de ser primos políticos, mantenía una relación con su mujer. La detención del inductor del asesinato causó conmoción en Amorebieta, la localidad vizcaína en la que residía con su mujer y sus dos hijos.