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Cuando el retorno de talento no funciona: "La familia tira, pero no hay estabilidad"
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FUGA DE CEREBROS

Cuando el retorno de talento no funciona: "La familia tira, pero no hay estabilidad"

Castilla-La Mancha lleva dos años intentando recuperar a sus 'cerebros fugados'. Algunos han vuelto con contratos indefinidos, pero otros han tenido que empezar casi desde cero

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Cuando el retorno de talento no funciona: "La familia tira, pero no hay estabilidad"

Sara y Santacruz ya han terminado de desempaquetar la ropa y los libros. Esta semana va a consistir única y exclusivamente en abrir cajas y empezar de cero. De un vistazo rápido, las fotos pegadas con imanes en su nueva nevera hablan de todos los amigos que tienen repartidos por Europa. Como ellos, se fueron porque el futuro en España no era nada halagüeño.

A diferencia de sus amigos, “salvo uno o dos”, este joven matrimonio acabó cambiando Santiago de Chile por Albacete. La razón: el programa 'Retorno del Talento' puesto en marcha por Castilla-La Mancha en septiembre de 2017. Se trata de uno de los planes de recuperación de los ‘cerebros españoles’ emigrados durante la crisis económica que más reconocimiento se ha llevado en los últimos años por su implicación individualizada con los solicitantes.

Ellos fueron de los primeros manchegos en probarlo. Justo cuando el plan regional cumplía su primer año de nacimiento, contaban en los medios locales su vuelta a casa propicidada por las ayudas económicas del programa. Este martes, sin embargo, están organizando el mobiliario de su piso de alquiler en Madrid. Al final, Albacete no tenía trabajo para ellos.

"¿Y ahora qué hago?"

Los datos de la emigración manchega hacia el extranjero son difíciles de calcular. El Instituto Nacional de Estadística los cifra en 19.000 emigrados desde 2010 pero podrían ser muchos más, puesto que no todos los que dejan España acuden a registrarse a los consulados por razones de cercanía, horario o, simplemente, desinformación.

Lo que sí puede confirmarse es que la fuga de talento desde esta comunidad se desbocó entre 2012 y 2015. En tan solo dos años, las emigraciones registradas pasaron de 544 a alcanzar las 1.744.

Fue precisamente en 2015 cuando Santacruz hizo la maleta y se marchó al país chileno. Nada más acabar su Máster en Crecimiento y Desarrollo Sostenible lo llamaron para realizar unas prácticas de consultor externo en las Naciones Unidas para la Comisión Económica de América Latina y el Caribe.

placeholder Sara y Santacruz en uno de sus viajes por el país chileno.
Sara y Santacruz en uno de sus viajes por el país chileno.


Despuntó tanto que fue encadenando numerosos contratos de prácticas hasta conseguir uno con buenas condiciones, momento en el que Sara dejó su trabajo como terapeuta ocupacional en Valencia y se fue con él. “Nos podíamos permitir un nivel de vida mejor que en España, con un horario bueno y el dinero suficiente para viajar”, recuerda el manchego. “Pero uno siempre acababa añorando la tierra”.

Cuando el programa de la Junta de Castilla-La Mancha empezó a copar los periódicos locales en 2017, las familias de ambos se encargaron de hacérselo llegar. “Yo estaba intentando acabar el doctorado mientras trabajaba y no me daba la vida. Fue una casualidad perfecta”, explica. "En el fondo teníamos un poco de ganas de volver".

Foto: Un pasajero empuja su maleta en la Estación Sur de Bruselas (François Lenoir / Reuters)

El plan de retorno les permitió sufragar el coste del viaje con hasta 3.000 euros cada uno, lo que consideran de enorme ayuda. Según los datos a los que ha tenido acceso El Confidencial, en los dos años del programa Pasaporte Retorno se solicitaron 93 de estas ayudas para volver, concediéndose 65. En total, se destinaron 61.500 euros para pagar gastos de viaje y mudanza de más de una veintena de manchegos.

Sin embargo, la caza de empleo no fue tan positiva como esperaban. Lo único que encontró Santacruz fue un contrato de tres meses en tareas de apoyo a la investigación en la Universidad de Castilla-La Mancha. Y Sara, que estudió terapia ocupacional, dos trabajos con muy escasa retribución: uno de ocho horas semanales y otro solo de cuatro.

“Emocionalmente la vuelta fue complicada”, explica la terapeuta. “Hicimos lazos muy fuertes con la gente de allí -Santiago de Chile- y dejamos una estabilidad para volver y decir: ¿Y ahora qué hago?”.

El 31 de diciembre fue su último día en Albacete. Santacruz encontró un puesto en un centro de investigación madrileño y en poco menos de dos semanas alquilaron un piso. En esos días, Sara pudo hacer al menos dos entrevistas de trabajo en su campo. “Fue lo primero seguro y estable que hemos encontrado desde que volvimos”, admiten.

La importancia de los mediadores

El programa se divide en tres pilares: el Pasaporte de Retorno que sufraga los costes del viaje hasta 3.000 euros por persona, las subvenciones de hasta 15.000 euros a las empresas que contraten indefinidamente a un retornado y el apoyo del autoempleo con hasta 6.000 euros de presupuesto.

Ninguno excluye al otro. Alguien puede solicitar el Pasaporte de Vuelta y encontrar un trabajo gracias a las empresas que ofertan sus puestos en la web. De hecho, ni siquiera hace falta ser manchego para participar: es suficiente con tener un vínculo con la comunidad autónoma (vivienda previa, trabajo anterior o estudiante). Tampoco hay edad límite, ya que este requisito se eliminó en 2017.

Fue Emiliano García-Page, actual presidente socialista de Castilla-La Mancha, quien propuso en su programa electoral una campaña de recuperación de los 'cerebros fugados'. El rechazo de los presupuestos por parte de Podemos, dicen, les vino bien para poder reflexionar y pensar una buena estrategia para que esta vez el plan saliera bien.

Al acabar 2018, la página web del programa había recibido más de 75.000 visitas, registrado 365 emigrantes y gestionado 243 con los mediadores

Nacieron así los mediadores, el punto diferenciador del programa de retorno manchego: 35 funcionarios encargados de recibir las solicitudes de aquellos que quieren volver (entre seis y diez por mediador).

Estos empleados públicos recibieron formación de los emprendedores de la plataforma Volvemos.org, creada con el mismo objetivo, para explicarles cuáles eran las verdaderas necesidades de los emigrados más allá de las recomendaciones oficiales. Al acabar 2018, la página web del programa había recibido más de 75.000 visitas, registrado 365 emigrantes y gestionado 243 a través de los mediadores.

En el caso de Sara y Santacruz los mediadores fueron de gran ayuda. “Nos atendieron por Skype varias veces y nos ayudaron con toda la burocracia, se implicaron muchísimo”, defiende Sara. “Incluso todavía nos envían alguna oferta que creen que nos puede gustar”.

placeholder Sara y Santacruz miran las fotos de su vida en Chile. (C.S)
Sara y Santacruz miran las fotos de su vida en Chile. (C.S)

¿Dónde está el problema?

Augusto Ruiz, técnico del programa, considera que el simple hecho de que un manchego vuelva a España ya es una victoria. Insiste en que "lo que más deseamos es que vuelvan a Castilla-La Mancha pero, si no puede ser, por lo menos podemos recuperar el talento que se fue".

Por parte del gobierno autonómico, el trabajo por facilitar el retorno de los emigrados ha sido constante. Si en 2017 el presupuesto de la convocatoria comprendía los 472.000 euros, en 2018 creció hasta los 700.000, casi un 50% más. En total, 1,72 millones de euros destinados a los emigrados para que vuelvan y a las empresas para que les contraten.

Pero hay varios problemas. El primero es la dificultad para tejer una red empresarial lo suficientemente fuerte como para cubrir la demanda. En los dos años del programa, tan solo se inscribieron a la ayuda de contratación indefinida 14 empresas. De 590.000 euros, no llegó a invertirse ni un tercio.

De hecho, la mayoría de contratos que se firmaron dentro de Castilla-La Mancha fueron temporales (73) frente a los 23 contratos indefinidos. Puede mirarse de otra forma: de los que volvieron con el programa, 26 firmaron contratos indefinidos y 53 obtuvieron contratos temporales fuera de la comunidad.

“Puestos sí que hay. El problema es casar el perfil que tenemos del emigrante con la demanda de la empresa”, analiza el técnico. “También tenemos que trabajar en la comunicación con las empresas con más encuentros porque muchas todavía no nos conocen”.

Pero Sara cree que el problema no es tan simple como una falta de comunicación. Ella misma contactó con algunas empresas que buscaban terapeuta por páginas de empleo y les comentó los 15.000 euros que recibirían por inscribirse. Ni siquiera así lo consiguió. “Prefieren que trabajes diez horas semanales y hagas el trabajo que necesitan en ese momento antes que contratarte de indefinido aunque sea con una subvención”, se lamenta.

El segundo problema radica en la baja potenciación de otros sectores. Como Castilla y León o Extremadura, Castilla-La Mancha es una región que se mantiene, en gran parte, gracias a la industria agroalimentaria. Basta con mirar las ofertas colgadas en la página web del programa: lo que más se buscan son ingenieros agrónomos, informáticos e industriales, jefes de fábrica y producción y algún que otro veterinario y químico.

“Lo cierto es que el mercado laboral de Castilla-La Mancha no está preparado para absorber a todos los retornados. La idea está genial pero antes debería sopesarse la oferta que hay realmente”, apunta Santacruz. “O eres del sector, o cambias de sector. No queda otra".

placeholder El matrimonio recién llegado a su nuevo piso de Madrid. (C.S)
El matrimonio recién llegado a su nuevo piso de Madrid. (C.S)

El perfil de investigador o investigadora con una alta cualificación lo tiene también muy difícil, por mucho que la administración intente traerlo dentro de las fronteras. Un buen ejemplo es el de Santacruz: cuando finalizó su contrato en la universidad manchega supo que ya no podía aspirar a más.

"El nicho está absolutamente copado y la universidad era la única institución para continuar mi carrera", explica. "Hay que aceptar la realidad como es: La Mancha no es puntera en otro sector más allá de la agricultura por lo que es muy difícil poder absorber perfiles más variopintos".

El viceconsejero de Empleo de Castilla-La Mancha, Francisco Rueda, reconoce que ese es uno de los mayores retos. "Lo que está claro es que si en el entorno profesional es tan fácil -relativamente- encontrar empleo, debería ocurrir lo mismo en la investigación", razona. "Pero para eso necesitamos primero que se creen proyectos de investigación en España".

La solución: un programa de retorno nacional

Tanto las instituciones como el joven matrimonio coinciden en que el autoempleo podría ser una de las soluciones a la falta de variedad de sectores profesionales. Sin embargo, en los dos años de vida del programa, solo ocho personas han conseguido crear una empresa en Castilla-La Mancha. El temor a emprender sigue tan presente que de lo que se presupuestó en el programa (360.000 euros) solo se ha gastado el 4%.

Sara fue una de las retornadas que se plantearon emprender en su tierra. Quería crear un negocio propio destinado al campo de la terapia ocupacional pero los 6.000 euros de ayuda se le quedaban cortos. “En Albacete puede darte para cubrir el primer año del local, pero poco más. Con ese presupuesto muy pocos van a atreverse a dejar su vida en el extranjero para volver”.

Desde la propia Viceconsejería de Empleo reconocen que las cifras de emprendedores fueron mucho más bajas que las esperadas, pero lo justifican asegurando que están reduciendo en pos del aumento de demanda de información sobre el acceso a plazas públicas en los sectores de la educación y la sanidad.

Sin embargo, Francisco Rueda insiste en que este tiene que ser un objetivo de todo el país. "Nuestra reivindicación es que el programa sea nacional, debemos superar el marco autonómico porque lo importante es que la gente vuelva, esto tiene que ser un objetivo de España", afirma

Desde el sofá de su nuevo piso el matrimonio considera que el programa manchego abre la veda para empezar a tratar "seriamente" el problema de la "fuga de cerebros españoles" pero considera que es imprescindible trabajar más con las empresas. "Para alguien que quiere volver porque la familia le tira mucho, este programa es muy bueno, pero para el resto de emigrados hace falta asegurarles una alternativa", concluyen.

Sara y Santacruz ya han terminado de desempaquetar la ropa y los libros. Esta semana va a consistir única y exclusivamente en abrir cajas y empezar de cero. De un vistazo rápido, las fotos pegadas con imanes en su nueva nevera hablan de todos los amigos que tienen repartidos por Europa. Como ellos, se fueron porque el futuro en España no era nada halagüeño.

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