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Cuatro meses de golpes y violaciones: el infierno de una mujer a manos de su pareja
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estuvo todo el tiempo incomunicada

Cuatro meses de golpes y violaciones: el infierno de una mujer a manos de su pareja

La Policía Nacional libera a la joven, que estaba en estado de shock y detiene al agresor, que grababa todos los momentos de violencia así como los de aparente normalidad

Foto: Momento de la detención del sospechoso en Fuenlabrada.
Momento de la detención del sospechoso en Fuenlabrada.

Ella, de 35 años, origen argelino y afincada en Fuenlabrada (Madrid), se enamoró de él, español de 37 años residente en la misma ciudad, el pasado mayo. Al poco tiempo, se fueron a vivir juntos. Durante la primera semana, todo fue bien. La segunda, cambiaron las tornas de golpe y porrazo. El hombre comenzó a agredir a su pareja y a amenazarla con más golpes si decía algo de lo sucedido.

La agredió sexualmente, la insultó y la vejó mientras grababa todo con su móvil. Tanto los momentos violentos como los de aparente normalidad fueron recogidos por la cámara de su celular y sirven ahora a la Policía y al juzgado para recrear le infierno que pasó la víctima durante cuatro largos meses de secuestro. El hombre la tenía en todo momento vigilada, con lo que ni siquiera podía acercarse a un teléfono. Las pocas veces que ambos salían juntos a la calle, ella iba aleccionada. Antes de atravesar la puerta, él la obligaba a ponerse de rodillas y la amenaza, le hacía prometer que no diría nada a nadie.

Foto: Entrada de la vivienda donde se produjo el suceso en Zaragoza. (EFE)

Así pasó el verano y llegó septiembre hasta que un día, en un momento de descuido, ella cogió el móvil de él y llamó a uno de los pocos teléfonos que se sabía, el de su hermana. Le contó lo que pasaba entre lágrimas y aterrorizada, su hermana la convenció para que se vieran y quedaron en una calle de Fuenlabrada cuando ella tenía certeza de que él no estaría. Según el testimonio de la hermana, la joven -de origen argelino y de 35 años- apareció en estado de shock, agazapada entre dos coches, sin querer salir de su escondite.

Atrapada por el terror, fue por fin abrazada por su hermana, que la convenció para ir a denunciar los hechos a comisaría. La Policía detuvo al agresor, que durante los primeros momentos trató de proteger su móvil. Los investigadores, sin embargo, se hicieron con el dispositivo y registraron la casa. Encontraron "una cantidad importante" de archivos multimedia en los que el detenido almacenaba las imágenes y vídeos que hacía en los que recogía las amenazas, agresiones y "situaciones de dominación y humillación a las que sometía a su víctima".

En una ocasión, explican fuentes policiales, el hombre rompió la nariz de un puñetazo a la chica. La lesión no fue bien curada, como tantos otros golpes que por todo el cuerpo infringió el agresor, que en ningún momento hizo nada por reducir el dolor que sufría su víctima. El juzgado analiza aún los vídeos grabados por el detenido que las fuentes consultadas califican como horrorosos por la enorme violencia que utiliza el agresor, las vejaciones a las que somete a la mujer y las amenazas que le lanza.

Los investigadores, de hecho, describen que la mujer estuvo todo el tiempo en un "permanente estado de pánico" del que ahora trata de recuperarse gracias a la atención psicológica que el juzgado ha ordenado prestar a la víctima. El agresor, tras ser detenido, fue enviado sin fianza a prisión por orden del juzgado, que no dudó en tomar esta medida cautelar después de visionar todo el material audiovisual que grabó el arrestado durante los cuatro meses.

Foto: Javier Ardines, el concejal de IU fallecido. (Ayuntamiento de Llanes)

La Policía considera que tanto el material incautado como el testimonio de ella y el de su hermana, además de otros medios de prueba, consiguen demostrar que la mujer sufrió este maltrato físico y psicológico durante todo el tiempo que permaneció retenida, que sufrió heridas que no se han curado convenientemente porque él no lo permitía y que permaneció en un continuo estado de shock provocado por el miedo al que era sometida.

Ella, de 35 años, origen argelino y afincada en Fuenlabrada (Madrid), se enamoró de él, español de 37 años residente en la misma ciudad, el pasado mayo. Al poco tiempo, se fueron a vivir juntos. Durante la primera semana, todo fue bien. La segunda, cambiaron las tornas de golpe y porrazo. El hombre comenzó a agredir a su pareja y a amenazarla con más golpes si decía algo de lo sucedido.

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