En zapatillas, dos niños solos, una clínica de 'depuración'... ¿Dónde está Rebecca?

La Policía Nacional busca a Rebecca Muldoon, una joven británica madre de dos hijos que desapareció el martes 2 enero de su casa de Marbella, justo después de que su pareja le diera una paliza. Los investigadores rastrean la zona del norte de Vigil de Quiñones, lugar donde vivía la mujer con sus hijos y su esposo. Según ha sabido El Confidencial de fuentes de la investigación, Rebecca le dejó una nota por debajo de la puerta al vecino antes de desaparecer. En ella, relataba el maltrato que llevaba tiempo sufriendo por parte de su pareja, confesaba que tenía miedo y que no se atrevía a ir a comisaría para denunciar.

Fue de hecho el propio vecino el que, tras leer la carta, acudió a la policía para comunicar los hechos que le había contado la mujer. En cuanto hizo partícipes a los agentes, de hecho, estos activaron el protocolo y se personaron en la casa de la joven para atender el aviso por un supuesto caso de violencia de género. En ese momento, detuvieron al presunto maltratador, que durmió esa noche en los calabozos. Al día siguiente, pasó a disposición del Juzgado de Violencia contra la Mujer, que llamó a la víctima para que ratificase la denuncia. Rebecca, sin embargo, nunca llegó a la sede judicial.

Cerca de 30 horas después de la detención, el pasado 2 de enero, el mismo vecino volvió a llamar a la policía. Esta vez alertó a los agentes de que había visto a dos niños solos en el ático en el que residía la pareja, una residencia de lujo por la que ambos pagaban un alquiler de 1.800 euros mensuales. Los pequeños —de ocho y 10 años— estaban desatendidos cuando llegó la policía. Rebecca se había ido sin ellos.

¿Dónde está la británica? Su búsqueda se ha viralizado a través de las redes sociales, que comparten un mensaje, junto a su foto, que informa de la desaparición. La mujer "desapareció sin llevar encima dinero ni pasaporte ni ropa" y "su teléfono ha dejado de funcionar”, reveló la citada alerta, emitida por la asociación SOS Desaparecidos, dedicada a divulgar este tipo de sucesos así como a apoyar a las familias.

Según fuentes de la investigación, hasta hace unos días el móvil de la mujer aún daba señal. Incluso se escuchaba cómo “alguien respiraba" al otro lado cuando lo cogía, pero siempre sin articular palabra. Ya no emite señal alguna. Su amiga Stephanie Faye apunta que todo es muy extraño. "Tiene dos niños pequeños que viven solos con ella, por lo que resulta inverosímil que desapareciera dejando a las dos criaturas solas", asegura, al tiempo que pide que, "si alguien la ha visto o puede aportar alguna pista, que se ponga en contacto con la policía de Marbella".

El Confidencial ha podido saber que los investigadores barajan la hipótesis de que la mujer se haya podido quitar la vida. Según declaraciones de su pareja, que dijo ser bróker de profesión, ella había estado los últimos meses en una clínica de lujo marbellí (a la que pagaban 4.000 euros semanales) con el fin de "depurarse". El presunto maltratador, también británico, se encuentra estos días en Madrid aunque, según explican desde la policía, "está colaborando" en todo lo que le requieren los agentes.

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Dada la imposibilidad de que Rebecca haya salido de España, dado que la policía tiene el pasaporte en su poder, los agentes opinan que no puede estar muy lejos de su domicilio. "Se fue en zapatillas de estar por casa", explican fuentes de la investigación a El Confidencial. Tras la desaparición, la madre de Rebecca se personó en Marbella para recoger a sus nietos y llevárselos a Irlanda, ya que el padre de los niños —expareja de Rebecca— no puede hacerse cargo debido a que cumple condena de prisión en Reino Unido.

Los agentes responsables de las pesquisas no descartan ninguna posibilidad y, de hecho, mantienen todas las líneas de investigación abiertas. Entre otras, los policías barajan la teoría del suicidio, ya que, según relató su pareja en comisaría, la mujer le había amenazado en alguna ocasión con desaparecer del mapa como lo hizo Virginia Woolf, metiéndose en el agua y sin dejar huella.