Así se crea una mujer influyente en España: ellas nos cuentan la fórmula del éxito
¿Cómo se forja una mujer exitosa? ¿Cuál es su fórmula para hacerse camino? Ana Rosa Quintana, Begoña Villacís, Marta Seco y Blanca Montero nos dan las claves
Vivimos en una sociedad en la que las figuras masculinas poseen la mayor parte de puestos de alta responsabilidad e influencia. Sin embargo, cada vez hay más mujeres que rompen ese techo de cristal y, poco a poco, consiguen alzarse con el éxito profesional y con un nivel de influencia superior al de sus homólogos masculinos. El debate, entonces, es evidente: ¿cómo se consigue eso? ¿Cómo se crea una mujer influyente? ¿Cuál es la fórmula con la que estas mujeres consiguen superar esos obstáculos y alcanzar un estatus social similar o superior al de los hombres que juegan con ventaja?
A estas y otras preguntas se han dado respuesta este jueves en el foro Mujeres influyentes: claves para liderar el cambio, organizado por El Confidencial y Banco Sabadell, moderado por la periodista de Vanitatis Ana Sánchez Juárez y con la participación de Ana Rosa Quintana (periodista, presentadora y empresaria), Begoña Villacís (portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid), Marta Seco (propietaria del Grupo Paraguas) y Blanca Montero (subdirectora general de Banco Sabadell).
Un estilo distinto de liderazgo
Entre las mujeres profesionales hay una regla no escrita que suele ser habitual: si quieren medrar profesionalmente, deberán adoptar un estilo 'masculino' de liderazgo. Una de las pocas mujeres el la cúpula de la Guardia Civil, Pilar Villacorta, ha vivido esa experiencia, reconociendo que, en su primer día con responsabilidad directiva, cayó en todos los tópicos: gritó, dijo tacos y se sentó como un hombre. En otras palabras: no supo cómo enfrentarse a su autoridad en un mundo masculino.
Algo parecido le ha ocurrido a Blanca Montero, de Banco Sabadell: "Cuando eres joven y empiezas, tienes que sobrevivir. Yo no tenía mujeres directivas como referentes en las que fijarme, así que es probable que yo haya cogido algún rol masculino. De hecho, me he endurecido para sobrevivir en determinadas situaciones. Al final te creas fama de dura, pero también te estás protegiendo ante los miedos, las inseguridades, las dudas, etc.
Este tipo de 'masculinización' es más frecuente de lo que parece: "Cuando entré en política veía que muchas mujeres usaban un tono más grave, más masculino", asegura Begoña Villacís, "ya que no existía nadie en quien fijarse. Mis hijas, por suerte, sí van a tener referentes en empresarias, presentadoras o políticas, así que tendrán donde mirarse".
"¿En qué replicamos a los hombres? En nada bueno: ser más agresivas, quedarnos hasta las tantas..." (Begoña Villacís)
Para la portavoz de Ciudadanos en el ayuntamiento de Madrid, hay un punto en común en este modelo de liderazgo que muchas mujeres asumen: "¿En qué replicamos a los hombres? Seguramente en nada bueno: en ser más agresivas, en quedarnos hasta las tantas para seguir con ese presencialismo que hay en las empresas... Y eso no te deja conciliar con la familia".
En su opinión, "si queremos avanzar hacia la igualdad, no debemos nosotras replicar ese tipo roles; son los hombres los que deben replicar muchos de los nuestros".
Para Marta Seco, del Grupo Paraguas, "no hay un modo femenino o masculino de liderar, sino que hay tantos modelos como personas. Lo ideal para liderar es ser consecuente con tu forma de ser y de actuar, y eso requiere que tengas confianza en ti misma. Y dependiendo de quien te rodee, será más o menos fácil".
Mujeres directivas y el techo de cristal
Hay profesiones en las que el número de mujeres es visiblemente inferior al de hombres, pero es otra la circunstancia que evidencia mejor las situaciones de desigualdad: aquellas profesiones en los que hombres y mujeres son porcentualmente similares, pero esa paridad no se refleja en los puestos de responsabilidad. No se trata de una cuestión objetiva ni opinable: según un informe, las mujeres solo copan el 27% de los puestos directivos en empresas españolas.
Estamos, por tanto, ante un obstáculo evidente: "Cuando se llega a ciertos puestos, las mujeres tenemos un techo de cristal", asegura Ana Rosa Quintana. "En periodismo, por ejemplo, la mayoría de licenciados son mujeres, pero en los puestos de responsabilidad hay hombres. En el IBEX35, por ejemplo, se está avanzando poco a poco, pero es muy parecido: si te fijas, la mayoría de directivos son hombres".
Algo similar pasa en la banca, donde Montero señala que "hay casi paridad de sexos entre los empleados, pero en los cargos directivos los que dominan son los hombres".
Según un informe, las mujeres solo copan el 27% de los puestos directivos en empresas españolas
Begoña Villacís, de hecho, lo vivió en primera persona: "Yo tuve a mis hijas con 27 y con 28, y muy poco después me vino el puesto de trabajo de mis sueños. Al final renuncié a ese puesto, porque, si lo cogía, no iba a poder ver a mis hijas".
Y es que "en España tenemos una manera muy antigua de valorar el trabajo. No medimos la rentabilidad ni la productividad de los trabajadores, sino el presencialismo. No estudiamos, por ejemplo, hasta qué punto es bueno que tus trabajadores concilien. En las grandes sí se va haciendo, porque tienen ese margen, pero la mayoría de empresas españolas son pequeñas y medianas, y ahí no se hace".
En cualquier caso, Villacís cree que su caso y el de otras mujeres de éxito es excepcional: "Nosotras somos unas privilegiadas, porque hemos conseguido llegar hasta aquí, pero en estos foros deberíamos tener a las mujeres que se han quedado por el camino y preguntarles en qué momento se 'cayeron'. Y la mayoría se caen en el momento de la conciliación".
Conciliación, el cuento de nunca acabar
Y esa es, a día de hoy, esta es la auténtica madre del cordero: "Todas las mujeres acaban teniendo problemas para conciliar. Es lo que siempre se dice, pero es que a día de hoy sigue siendo así", señala Ana Rosa Quintana.
De hecho, incluso en perfiles altos acaba ocurriendo: "En los cortes de publicidad del programa, muchas veces llamo por teléfono para hacer la compra. Y los demás te miran, pero piensan que tú no haces la compra, no vas al médico, no vas al parque... Pero cuando tú amas tu profesión, que es la más bonita del mundo, eres periodista 24 horas, el teléfono está permanentemente ocupado. Eso, para muchas mujeres, es muy complicado a la hora de conciliar", cuenta.
"Nos ponen (y nos ponemos) una losa encima, nuestros hijos lo verán distinto" (Marta Seco)
"Nos cuesta mucho delegar esa faceta", asegura Marta Seco, "porque nos ponen (y nos ponemos) una losa encima. A medida que vayamos evolucionando, nuestros hijos lo verán de otra manera y todo mejorará".
En cualquier caso, aseguran, hay que luchar por salir victoriosas e igualitarias: "Mi mensaje es que no hay que renunciar a nada", asegura Ana Rosa. "Tienes que tener una pareja que crea en la igualdad, que se reparta contigo las tareas, etc. Yo tengo a muchas compañeras que son madres solteras, y ellas demuestran que se puede, claro que se puede. Yo no he renunciado ni a ser feliz en pareja ni a tener hijos; simplemente he tenido que trabajar un poco más".
La pregunta del millón: ¿son necesarias las cuotas de paridad?
Hay muchas más cifras que evidencian la desigualdad laboral entre hombres y mujeres. Bastan dos ejemplos: las mujeres son mayoría entre los parados (58%) y la evolución de su desempleo (-6%) es la mitad que en el caso de los hombres (-12%). Ante esta situación surge una pregunta más o menos recurrente: ¿es necesario establecer cuotas de paridad en las empresas para disminuir la brecha?
Ana Rosa Quintana se muestra a favor de las cuotas: "En este caso no hay otro remedio, porque sigue habiendo desigualdad. Yo, por ejemplo, trabajo en el sector de medios de comunicación, y ahí no puede ser que te intentes dirigir al 100% de la población si en la empresa estás omitiendo al 50%".
Las mujeres son mayoría entre los parados (58%) y la evolución de su desempleo (-6%) es la mitad que en la de los hombres (-12%)
Por su parte, Begoña Villacís también ve un problema este desplante a la población femenina: "Más del 60% de los productos de consumo son comprados por mujeres, pero si te vas a los cargos directivos de las empresas que venden esos productos, solo vas a ver a hombres".
En cualquier caso, las cuotas de paridad no son una solución que le convenza: "A veces han sido un paso necesario, pero yo no quiero que una persona entre a una empresa por cuota, sino porque pueda hacerlo, porque nadie le ponga ninguna barrera para acceder a ese empleo".
Las zancadillas ajenas... y propias
Nuestras cuatro protagonistas coinciden en que, a lo largo de su trayectoria, se han encontrado con más de una zancadilla: "A veces he tenido que demostrar mucho más que otros hombres teniendo un mismo trabajo", reconoce Blanca Montero.
En el caso de Ana Rosa Quintana, la discriminación ha sido distinta: "En el periodismo no he sentido discriminación ni zancadillas por ser mujer, pero como empresaria sí. Nunca he tenido problemas con directivos de cadenas al venderles programas, pero sí he notado la molestia de ese segundo nivel, de ese hombre que no entiende por qué eres tú la jefa y no él".
"A veces he tenido que demostrar mucho más que otros hombres en el mismo trabajo" (Blanca Montero)
En su opinión, "a muchos aún les cuesta acostumbrarse a eso. A otros les cuesta incluso tener una mujer de compañera, siempre se van a creer superiores. Las mujeres dudamos, pero ellos, aparentemente, no, así que se creen mejores".
Pero, para Marta Seco, las zancadillas no siempre son ajenas: "Muchas veces nos las ponemos nosotras mismas. Nos han obligado siempre a ser madres, amas de casa, trabajadoras... Al final, por mucho que queramos, no podemos quitarnos esa losa fácilmente".
La clave del futuro: la educación
La propietaria del Grupo Paraguas confía en que los niños actuales hayan superado estos prejuicios gracias a la educación de todos: "Yo estoy educando a mis hijos en igualdad, y la mejor forma de transmitírsela es que la vean en mí".
Por su trabajo, Ana Rosa Quintana tiene un gran altavoz e intenta hacer lo propio: "No solo es lo que yo haga, sino también el mensaje que lanzamos. Siempre que puedo, en televisión, animo a las mujeres a que luchen por su libertad y su independencia".
"En TV animo a las mujeres a que luchen por su libertad e independencia" (Ana Rosa Quintana)
Para Begoña Villacís, "muchas veces la mejor forma de dar más derechos a las mujeres es dar más derechos a los hombres. Hay que potenciar, por ejemplo, las bajas de paternidad, hay que conseguir que los hombres asuman tareas que antes no les pertenecían, pero que tienen que pertenecerles".
Está claro que hay que hacer algo al respecto, y Blanca Montero empieza a ver, por suerte, la luz al final del túnel: "Las empresas y las administraciones tenemos que dar un paso", asegura Blanca Montero. "Tenemos que conseguir que las personas que quieran medrar tengan oportunidades, que no tengan que renunciar. Por suerte, estamos empezando a cambiar esto".
Vivimos en una sociedad en la que las figuras masculinas poseen la mayor parte de puestos de alta responsabilidad e influencia. Sin embargo, cada vez hay más mujeres que rompen ese techo de cristal y, poco a poco, consiguen alzarse con el éxito profesional y con un nivel de influencia superior al de sus homólogos masculinos. El debate, entonces, es evidente: ¿cómo se consigue eso? ¿Cómo se crea una mujer influyente? ¿Cuál es la fórmula con la que estas mujeres consiguen superar esos obstáculos y alcanzar un estatus social similar o superior al de los hombres que juegan con ventaja?