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EEUU acusa a un vecino de Chamartín de lavar 238 millones del fraude de Medicare
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EL JUEZ PEDRAZ DECIDIRÁ SU EXTRADICIÓN

EEUU acusa a un vecino de Chamartín de lavar 238 millones del fraude de Medicare

En Miami creen que es un agente del castrismo que urdió una red para desvalijar su servicio de salud. Él se considera un empresario atrapado en la red del bloqueo económico a Cuba

Foto: Jorge Pérez de Morales Santé, en una de las escasas imágenes que existen de él.
Jorge Pérez de Morales Santé, en una de las escasas imágenes que existen de él.

Hace cinco años, Jorge Pérez de Morales Santé (1964, La Habana) se instaló con su familia en Chamartín, un barrio del norte de Madrid, y desde entonces no ha dado un problema. Básicamente porque no hay forma de distinguirle de la fauna local: Santé es un hombre de polo, vaqueros y ese peinado con raya y flequillo que identificamos con el madrileño de recursos. Habla español, inglés y ruso, es amante de la economía y el arte e incluso ha producido una película en Bilbao, 'La pared de las palabras', protagonizada por su amigo Jorge Perugorría, que no ha podido estrenar en España por miedo a contaminar el prestigio del actor. Porque, como les sucede a tantos otros pobladores de 'barrio bien', Jorge tiene que firmar todas las semanas en los juzgados de plaza de Castilla.

El pasado 28 de julio, a última hora de la tarde, varios miembros de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil se abalanzaron sobre Morales Santé cuando salía del despacho de su abogado, el exfiscal de la Audiencia Nacional Ignacio Gordillo. Interpol había publicaco una 'red notice' con su ficha, una orden internacional de caza y captura a todas las policías, a petición de Estados Unidos. La Fiscalía de Miami le acusa de blanquear 238 millones de dólares procedentes de un fraude masivo al Medicare, la seguridad social de mínimos del país, en lo que el Congreso ha calificado como "una de las mayores estafas que ha sufrido Estados Unidos a lo largo de su historia". Aunque no figura en ningún documento legal, fuentes cercanas a la Fiscalía de Miami confirman lo que parece desde fuera: creen que Morales Santé es un agente del Gobierno castrista que, entre 2006 y 2011, y a través del negocio de las remesas, se dedicó a esquilmar millones al Medicare para llevarlos a Cuba. Él se considera un empresario que ha naufragado en las procelosas aguas del bloqueo económico a Cuba.

Foto: Javier Martín-Artajo saliendo de la Audiencia Nacional en 2013. (Reuters)

Morales Santé sabía desde 2013 que Estados Unidos le quería sentar ante un tribunal. Se lo dijo la Policía Nacional cuando fue a renovar su permiso de residencia, que le fue negado por estos motivos. El cubano recurrió ante el contencioso-administrativo y consiguió el permiso: "Por eso nos extrañó su detención, como si fuera un prófugo, cuando Jorge siempre ha colaborado con las autoridades españolas y no se ha escondido en ningún sitio. Cuando supo los cargos que se le imputaban, se presentó ante la policía, que le dejó marchar sin fianza, porque aquí no hay cargos contra él, ¿por qué de repente lo detienen como si fuera un huido, si sabían dónde estaba?", explican desde su entorno, "¿por qué un cubano iba a esconderse en España, que tiene tratados de extradición con Estados Unidos, y no en su propio país?".

Bloqueo y fraude

Es imposible comprender el problema de Morales Santé con Estados Unidos sin tener en cuenta otros dos problemas mayores que lo enmarcan: el bloqueo económico a la isla y el fraude del Medicare. Pero antes hay que conocer a Morales Santé. Procedente de una de las familias más ricas de Cuba durante la época de Batista, los padres de Jorge fueron la primera generación que tuvo que empezar de cero, como todos, tras el pronunciamiento de Fidel Castro y la posterior nacionalización de casi todos sus bienes. Yoyo, como le llaman sus amigos, fue un buen alumno que estudió en Moscú Física y Matemáticas para posteriormente especializarse en Física Nuclear a finales de los años ochenta. A su regreso a Cuba se convirtió en uno de los primeros nacionales, si no el primero, en estudiar un máster de negocios en Holanda, lo que le sirvió para hacer dinero como consultor de las multinacionales que llegaban a la isla, atraídas por el aperturismo comercial del Periodo Especial. También consiguió que el banco holandés ING le pusiese al frente de un negocio relacionado con las remesas familiares en Cuba, sostienen fuentes conocedoras de la situación.

placeholder Documento de la creación de Caribbean Transfers en Panamá.
Documento de la creación de Caribbean Transfers en Panamá.

El negocio, que cristalizó en la mercantil Caribbean Transfers, con sede primero en Islas Vírgenes Británicas y después en Panamá, nació al calor del impuesto del 10% con el que Cuba gravó las remesas a la isla de dólares en efectivo en 2004. Se trató de una maniobra de Castro para reconducir los envíos de dinero al cauce bancario tras la proliferación de locutorios, que se valían de 'mulas' (personas que pasan la frontera con el dinero en efectivo) para pagar más rápido y barato que los bancos norteamericanos, que además estaban sujetos a las limitaciones impuestas por el embargo, como los límites de cantidad y la necesidad de probar que el destinatario era familiar directo del emisor.

La política de las remesas

Las remesas siempre han sido un tira y afloja entre Estados Unidos y Cuba. El país caribeño siempre ha dependido de ellas, antes de remesas estatales de socios como la Unión Soviética o Venezuela, y últimamente de remesas familiares procedentes de su peor enemigo, Estados Unidos. Solo el año pasado se enviaron 3.400 millones de dólares desde Estados Unidos a los cubanos, la mayor parte desde el millón de exiliados del castrismo en Florida. A comienzos de siglo, Estados Unidos licenció cientos de locutorios sin cuenta bancaria para el envío de remesas a Cuba, ya que era una forma eficaz de hacer que el dinero llegase directamente a la población sin pasar por los bancos cubanos, controlados por el Estado, y evitar así convertir sus dólares en una vía de financiación para Castro.

El tira y afloja entre Estados Unidos y Cuba se ha evidenciado a menudo en la política sobre remesas

Hasta aquí todas las partes están de acuerdo, pero a partir de este punto las versiones de la Fiscalía y de Morales Santé se separan definitivamente. Según el entorno del empresario, cuando los locutorios abandonaron el efectivo y buscaron un banco para sortear el impuesto a las remesas, Caribbean Transfers surgió con mejores tarifas que Moneygram o Western Union. "La empresa recibía transferencias trianguladas a través de México y Canadá y ejecutaba los pagos en Cuba a través de cuentas bancarias", dicen conocidos de Morales Santé. El dinero les llegaba procedente de terceros países, afirman, para circunvalar el bloqueo de Estados Unidos. No hicieron más preguntas sobre su procedencia, según su versión, confiando en la labor de investigación que previamente debieron realizar los bancos norteamericanos, emisores de las remesas. "Caribbean Transfer está en Panamá, no se somete a las leyes norteamericanas, por lo tanto no tiene por qué cumplir con el bloqueo. Ahora bien, ¿qué pasa cuando el Bank of America acepta una transferencia 20.000 dólares a México desde una farmacia pequeñita? ¿Nadie hace preguntas sobre el origen de ese dinero? Si Bank of America no cumple con la ley norteamericana, y está radicado allí, ¿por qué iba a hacerlo una empresa panameña?", argumentan fuentes cercanas al empresario.

Resultó que gran parte de ese dinero —que salía de Miami, rebotaba en paraísos fiscales y terminaba en Cuba a través de Caribbean Transfers—, 238 millones según Estados Unidos, procedía del fraude al Medicare. Desde que el Gobierno federal comenzó las investigaciones hasta ahora, el agujero del fraude al sistema de salud no ha hecho más que crecer: más de 100 profesionales de la salud han sido imputados en todo el país, además de otras 400 personas que ejercían distintas funciones en la red. El FBI considera que al menos otros 200 individuos han logrado escapar de las autoridades y se encuentran ya fuera de sus fronteras. No existe una estimación real de pérdidas, pero dan por seguro que se expresará en decenas de miles de millones. El grueso procede de facturas falsas cargadas al sistema de salud, tanto en tratamientos y pruebas diagnósticas no ejecutadas como en la compra de material sanitario inexistente, y tiene una especial incidencia dentro de la comunidad cubana en Florida. Una parte de ese dinero acababa en Cuba pasando por las manos de Morales Santé, que lo enviaba a través del Republic Bank de Trinidad y Tobago.

placeholder Principales focos de fraude al Medicare. (Departamento de Sanidad, EEUU)
Principales focos de fraude al Medicare. (Departamento de Sanidad, EEUU)


La traición del hermano

Según la Fiscalía de Miami, Caribbean Transfers actuaba en connivencia con los estafadores del Medicare en Florida y era parte indispensable a la hora de sacar el dinero de Estados Unidos a través de empresas también controladas por Morales Santé en México o Canadá. Y tiene un as en la manga: fue el hermanastro de Jorge quien admitió públicamente las acusaciones del fiscal a cambio de una reducción de condena. Eduardo Pérez de Morales, 25 años menor que el empresario y hermano solo por la rama paterna, se declaró culpable de los cargos que le imputaba la corte en noviembre de 2015. Declaró por escrito (PDF) que llegó joven a Miami y que, mientras trabajaba en un restaurante, su hermano le propuso trabajar con uno de sus amigos en algo más lucrativo. "Esta oferta le arruinó la vida al señor Pérez [Eduardo]", dijo su abogado ante el juez.

placeholder Eduardo Pérez de Morales.
Eduardo Pérez de Morales.

Según el relato del hermano pequeño, quien consideraba a Jorge "una figura paterna", estuvo realizando entregas de dinero irregulares durante un periodo y, cuando se dio cuenta de que pertenecía a un esquema de estafa, se vio demasiado implicado como para denunciar la situación. Su relato, además, sirvió para escalar la cantidad de dinero estafado hasta los 238 millones, una cifra que coincide con el volumen del negocio de Caribbean Transfer con Cuba durante el tiempo que estuvo activa. Eduardo Pérez de Morales, que tiene la nacionalidad estadounidense, fue condenado a tres años y medio de cárcel y acaba de obtener la libertad condicional. Como Eduardo, otros implicados señalaron a Morales Santé como principal responsable de la trama a cambio de reducciones de pena. Morales Santé no ha querido hacer comentarios sobre estas acusaciones ni sobre cualquier otra al encontrarse en pleno proceso legal.

Aunque el relato oficial se apoya en acusaciones concretas a partir de las versiones de los implicados, pocos niegan el trasfondo político de este caso, que se enreda aún más con las frías relaciones entre los países implicados. "El fraude al Medicare es concebido por la opinión pública de Estados Unidos como un fraude cubano. Entonces, cuando las autoridades detectan que ese dinero se está yendo a Cuba, es lógico que busquen, como principal implicado, a un cubano cercano a Castro", detalla a este periódico un investigador privado con sede en Florida que participó en las diligencias del caso. "Yo no sé si es culpable, lo que es claro es que da el perfil", concluye. Incluso el fiscal federal Ron Davidson ha expresado públicamente que considera a Morales Santé "un intermediario" y que "cientos de millones se han perdido tras las fronteras de un país comunista", dejando a las claras quién considera que es el beneficiado principal en este fraude.

Rechazo de la opinión pública

Desde que Morales Santé fuera imputado, la prensa anticastrista se ha centrado en apoyar esta versión. Desde distintos medios y blogs editados en Miami se ha señalado sistemáticamente al cubano como un agente de Castro que habría sido recompensado con una casa de lujo en el distrito de Santa Fe, en La Habana, muy cerca del mar y a pocos metros del actor Jorge Perugorría y de alguno de los generales de la revolución cubana. Según su versión, Santa Fe es un residencial "congelado" en el que solo se pueden obtener casas con permiso estatal, y una muestra de ello sería la presencia del protagonista de 'Fresa y chocolate', que en los últimos años ha limado las asperezas con el castrismo que mostró al comienzo de su carrera. Desde el entorno de Santé niegan la mayor: afirman que el empresario no tiene posesiones en Cuba y que la casa, "la herencia de una tía", está a nombre de sus hijos. La relación con Perugorría, continúan estas fuentes, habría surgido de la simple vecindad.

Pese a lo que se ha trasladado desde la opinión pública de Miami, Santé nunca ha sido un prófugo

Sin embargo, ni Cuba ha hecho comentarios oficiales sobre este caso ni Morales Santé se ha refugiado allí tras conocer la acusación. Llegó a España en 2011, junto a Perugorría, y montó una productora de cine en Bilbao, San Fe Pictures, en teoría para obtener financiación del instituto de cine cubano, que siempre trabaja en coproducciones internacionales. Con ella filmó la independiente 'La pared de las palabras', cuya promoción se detuvo por la imputación de Santé. La película, disponible en YouTube, narra la vida de un parapléjico cubano, interpretado por Perugorría, incapacitado físicamente para expresar sus sentimientos, algo que muchos han interpretado como una crítica a la represión castrista. Con todo, y siempre acorde a la versión de su entorno, lo que convenció a Morales Santé para quedarse en España fue su sistema educativo. "Quería que los niños se educasen en un colegio español", dicen.

El panorama que se le presenta a Morales Santé en España no es halagüeño. Tanto la Audiencia Nacional como el consejo de ministros son celosos a la hora de extraditar nacionales, pero lo son mucho menos cuando se trata de extranjeros residentes en España. El mes pasado, sin ir más lejos, el consejo de ministros aprobó la extradición a Estados Unidos de Peter Yurievuch Levashov, un 'hacker' ruso que vivía en Barcelona y no había pisado Estados Unidos. En estos momentos, Morales Santé aguarda a que la embajada norteamericana curse una orden de extradición ante el juez Pedraz. Si se aprueba, el cubano se enfrenta a una condena que podría ser vitalicia. Si no, pedirá ser juzgado en España para limpiar su nombre. Mientras, espera a su destino firmando todas las semanas en Chamartín.

Hace cinco años, Jorge Pérez de Morales Santé (1964, La Habana) se instaló con su familia en Chamartín, un barrio del norte de Madrid, y desde entonces no ha dado un problema. Básicamente porque no hay forma de distinguirle de la fauna local: Santé es un hombre de polo, vaqueros y ese peinado con raya y flequillo que identificamos con el madrileño de recursos. Habla español, inglés y ruso, es amante de la economía y el arte e incluso ha producido una película en Bilbao, 'La pared de las palabras', protagonizada por su amigo Jorge Perugorría, que no ha podido estrenar en España por miedo a contaminar el prestigio del actor. Porque, como les sucede a tantos otros pobladores de 'barrio bien', Jorge tiene que firmar todas las semanas en los juzgados de plaza de Castilla.

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