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España abandona Congo por los recortes pese a la urgencia humanitaria
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RADIOGRAFÍA A LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL

España abandona Congo por los recortes pese a la urgencia humanitaria

La falta de fondos obliga a la cooperación española a irse de 28 países, incluido el más grande de África. Allí hemos estado tan solo tres años

Beatrize deja al pequeño Joseph, el último en llegar al orfanato, en la cuna que será su casa. Tiene seis horas de vida y la mala suerte de haber nacido en uno de los lugares más pobres del mundo: República Democrática del Congo. Su destino torcido, el de una madre que lo abandona en una letrina de un campo de refugiados, da un giro porque alguien lo recoge y lo deja en la puerta del centro de acogida Don Bosco, en la ciudad de Goma, al este del país. Legendario por su labor de ayuda durante varias guerras que aún siguen encendidas en la zona, este centro salesiano se alimenta, en parte, del dinero de la cooperación española: desde 2007 ha recibido al menos un millón y medio de euros. Gracias a esta ayuda, este niño que disfruta de su primer sueño podrá vivir, estudiar, comer a diario y formarse como un profesional en una ciudad en la que la esperanza de vida es de 45 años, según Save the Children.

El centro de Don Bosco de Goma, capital de Kivu Norte, es el más grande de los cuatro que las misiones salesianas tienen en el país. Acoge en sus aulas a 4.000 niños y jóvenes cada año. Entre ellos Aline, Augustine y Chance. Hoy son cocinera, mecánico y carpintero. Han aprendido un oficio en las clases de formación profesional pagadas con dinero español.


Foto: Raquel VillaécijaEsta región es el epicentro de una larga sucesión de guerras que ha movilizado las mayores operaciones humanitarias de la historia. La ofensiva más reciente terminó hace un mes. Desde el genocidio ruandés de 1994, que provocó un éxodo de un millón de personas alrededor de Goma, miles de ONG han participado en un despliegue que aún continúa y del que España ha formado parte. "Esta ayuda fue casi siempre humanitaria y difícilmente programable”, explica Jorge Peralta, responsable de la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) para los programas de África subsahariana: "Allí no hay una concepción de programas cerrados, respondemos al día a día".

Hasta el pasado año, RD Congo ha sido un país preferente para la cooperación española. Según Peralta, "siempre han existido vínculos, sobre todo gracias al trabajo de organizaciones religiosas". Por eso, en 2009, "por una ambición de despliegue y esperando que la guerra se estabilizara” se abrió la Oficina Técnica de Cooperación (OTC) en Kinshasa, capital del país. "Pretendíamos que se convirtiera en una oficina de referencia regional, pero no lo conseguimos", confiesa. Desde 2009 a 2012 la ayuda directa (bilateral) al país ha caído casi un 60%. El año pasado recibió casi 13 millones de euros.

Cierre de la oficina

Foto: Raquel VillaécijaEstos recortes obligaron a la AECID a anunciar el cierre de la oficina en octubre de 2012. Es una de las 28 que tendrá que cerrar de aquí a 2016. "En algunos casos la situación económica nos ha obligado a desatender compromisos", reconoce Peralta. ¿Por qué la cooperación española abandona RD Congo pero se mantiene en países como Guinea Ecuatorial? "Hay una vinculación política como antigua colonia española, es absurdo negarlo, pero eso no significa que Guinea no tenga necesidades", dice Peralta.

RD Congo es el país del mundo con peores cifras en el índice de desarrollo humano. Save the Children calcula que un 80% de la población sobrevive con 15 céntimos de euro al día, lo que la hace muy dependiente de la ayuda. El conflicto, iniciado a mediados de los 90, va dejando heridas profundas: un sistema de salud y educativo en ruinas, los niveles de violencia sexual más altos del planeta y cinco millones de muertos, la contienda más mortífera desde la Segunda Guerra Mundial.

También es el paradigma de la burbuja de la ayuda oficial al desarrollo española, que aumentó exponencialmente con el anterior Gobierno socialista y sufre un tremendo descenso con el Ejecutivo actual. Como reveló este domingo El Confidencial, desde 2012 el Ministerio de Hacienda es quien tiene el control de la cooperación internacional, que ha sufrido más recortes que en otros países en crisis como Grecia o Irlanda.

Conchín Fernández, la antigua responsable de la ya extinguida OTC en Kinshasa, cree que "es una pena que se haya cerrado y dejado sin continuidad muchos proyectos interesantes". Entre los más relevantes que ya no contarán con fondos españoles están los de Cáritas y el de Formación por la Promoción Social de la Cultura, ambos en la capital, y el centro Don Bosco en Goma.

¿Llega la ayuda?

El Confidencial ha visitado este último proyecto para comprobar si ha llegado el dinero. Esta misión salesiana recibe fondos de diferentes países, pero ellos no los gestionan. Tienen un departamento de contabilidad independiente que los administra para evitar la corrupción.
 Como señala la responsable de las cuentas, la italiana Mónica Cornai, la mejor manera de comprobar que la ayuda llega no es ver las facturas, sino entrar en las aulas, tocar las pizarras y sentarse en los bancos donde los niños estudian. Y están ahí.

Foto: Raquel Villaécija"Si aquí llega un dólar, hacemos lo posible para multiplicarlo, que sea un dólar y medio. Si hay que poner seis baldosas, intentamos con ese dinero poner 10", dice Cornai. Con dinero español se construyó hace tres años una escuela de formación profesional y secundaria en la que se matriculan 450 jóvenes cada año con un ambicioso programa de becas. Además, se levantó una escuela primaria y una sala especial para tratar a los niños malnutridos, que en Goma son legión. Cada mujer congoleña tiene una media de 6 hijos.

Los problemas de verificación

Verificar todos los proyectos de cooperación en el país más grande de África, con una selva impenetrable y sin infraestructuras básicas como carreteras, es una misión casi imposible. No siempre los agentes donantes tienen medios para comprobar que la ayuda se está gestionando bien, aunque la AECID sí exige auditorías de los proyectos en los que invierte.

El hecho de que RD Congo sea un país opaco y conflictivo dificulta seguir el rastro de las subvenciones. A veces existen duplicidades. Según relatan fuentes humanitarias sobre el terreno, se ha dado algún caso en que una ONG solicite fondos para un proyecto a dos países donantes. "Existen algunos proyectos que han sido pagados dos veces", señalan estas fuentes. Jorge Peralta, de la AECID, reconoce ciertos problemas de verificación, ejecución, plazos y transporte, "aunque no son muy diferentes de otros que nos hemos encontrado en otros países africanos".

Foto: Raquel VillaécijaLola Ramón, trabajadora de la misión de paz de Naciones Unidas en el país, reconoce que a veces sí pueden producirse excesos y que se pierde dinero por el camino. Esta española se dedica a visitar proyectos, muchos de ellos en lugares casi inaccesibles: "Por una persona productiva hay 50 alrededor para logística, seguridad, consultoras… cuando sólo una persona es la que se encarga del proyecto".

Ramón ha verificado que hay escuelas perdidas en la selva pagadas con dinero de entidades locales españolas. "Son proyectos que han encajado muy bien, sobre todo cuando los lleva gente que vive a largo plazo, como los religiosos, que viven mucho tiempo en un sitio y conocen bien la zona y las necesidades de la población. Por eso son los que mejor funcionan", asegura. Ella verificó, por ejemplo, unas escuelas financiadas con 69.000 euros del Gobierno de Aragón en 2012 y 2013 para instalaciones, profesorado y cursos en la localidad de Bandungu, un área remota.

Ayudas sin Marca España

La AECID no es la única que da ayudas a RD Congo. También lo hacen las comunidades autónomas, diputaciones, universidades y ayuntamientos, como el de Bilbao, Gijón o Cartagena. Esta es una de las señas de identidad de la cooperación española: la cooperación descentralizada. En 2012 supuso casi un 13 por ciento de toda la ayuda oficial al desarrollo desembolsada. Destaca la presencia de País Vasco y Navarra, con proyectos en áreas muy diferentes, como Bunia (en el norte) o Lubumbashi (en el sur).

Foto: Raquel VillaécijaNoemí de la Fuente, responsable de proyectos de la Agencia Vasca de Cooperación, explica esos vínculos: "La presencia de misioneros jesuitas en la zona es una tradición vasca, por eso nosotros queremos continuarla en aquellos lugares en los que ellos estuvieron, aunque hoy se canalice a través de las ONG". La Agencia Vasca de Cooperación es de las pocas que, a pesar de la crisis, no ha recortado fondos ni ha cambiado sus criterios.

Los vascos seguirán, pero tras el cierre de la oficina de la AECID, se va la Marca España. Sin embargo, nuestro país seguirá aportando fondos de manera indirecta, a través de las organizaciones internacionales como la ONU o la Unión Europea. El compromiso adquirido cuando entramos en la UE se ha convertido en el salvavidas de la cooperación para algunos países como RD Congo. Según los cálculos de El Confidencial, uno de cada cinco euros dados a este país en 2011 se canalizó a través de Bruselas, diluyendo así la influencia de España como país donante. De hecho, ahora la cooperación española da la mitad de la ayuda oficial al desarrollo a través de estas vías indirectas.

Desde la AECID Peralta admite "que no se puede hablar precisamente de éxito" en aquella apuesta relámpago en RD Congo. Pero en el centro Don Bosco de Goma no quieren ni oír hablar de recortes, de qué ocurriría si dejaran de recibir fondos. Ellos tienen garantizada financiación pública española hasta octubre de 2014 gracias a un convenio firmado en 2010 con la Fundación CODESPA. "Sería impensable que siguiéramos en pie sin estas aportaciones", señala el misionero Honorato Alonso, cofundador del centro. "Sin ayuda, tendríamos que cerrar".

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Este artículo, en el que también ha participado la periodista Mar Cabra, forma parte de una serie de reportajes que muestran los resultados de cuatro meses de investigación para radiografiar la situación actual de la Ayuda Oficial al Desarrollo Española. El resto de trabajos se podrá leer a lo largo del mes de diciembre de 2013.

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Beatrize deja al pequeño Joseph, el último en llegar al orfanato, en la cuna que será su casa. Tiene seis horas de vida y la mala suerte de haber nacido en uno de los lugares más pobres del mundo: República Democrática del Congo. Su destino torcido, el de una madre que lo abandona en una letrina de un campo de refugiados, da un giro porque alguien lo recoge y lo deja en la puerta del centro de acogida Don Bosco, en la ciudad de Goma, al este del país. Legendario por su labor de ayuda durante varias guerras que aún siguen encendidas en la zona, este centro salesiano se alimenta, en parte, del dinero de la cooperación española: desde 2007 ha recibido al menos un millón y medio de euros. Gracias a esta ayuda, este niño que disfruta de su primer sueño podrá vivir, estudiar, comer a diario y formarse como un profesional en una ciudad en la que la esperanza de vida es de 45 años, según Save the Children.

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