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Un ex del PP ‘revienta’ el reencuentro político de Zaplana y Rubalcaba en el S. XXI
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EL LÍDER DEL PSOE SE ENFRENTA A UN EXDIPUTADO

Un ex del PP ‘revienta’ el reencuentro político de Zaplana y Rubalcaba en el S. XXI

¿Quién le iba a decir al exportavoz parlamentario del PP que algún día acabaría cediéndole, con gusto, la tribuna a su principal adversario político de entonces?

Foto: Alfredo Pérez Rubalcaba (c) y los exministros Eduardo Zaplana (d) y José Bono, en el Club Siglo XXI . (EFE)
Alfredo Pérez Rubalcaba (c) y los exministros Eduardo Zaplana (d) y José Bono, en el Club Siglo XXI . (EFE)

¿Quién le iba a decir al exportavoz parlamentario del PP, Eduardo Zaplana, que algún día acabaría cediéndole, con gusto, la tribuna a su principal adversario político? El exministro de Aznar, renovado anfitrión del histórico Club Siglo XXI de Madrid, se hizo ayer esa misma pregunta al dar paso a Alfredo Pérez Rubalcaba, quien fue durante años su contrincante en la sesión de control de cada martes durante aquella primera legislatura de Rodríguez Zapatero que pasó a la historia como la de la crispación. Zaplana, que en privado siempre ha mantenido una estrecha amistad con el de Solares, se deshizo en elogios hacia el actual secretario general del PSOE. Un hombre del que, dijo, se puede confiar, es “cumplidor”, “discreto” y que es “probablemente, el político con mayor experiencia del arco parlamentario”.

Así ha sido siempre entre ellos, por más que sus rifirrafes en público, de tribuna a tribuna, abochornasen al expresidente de la Cámara, Manuel Marín, que sabía bien del buen ambiente que imperaba entre ellos fuera de las cámaras. Rubalcaba, por su parte, recogió el guante y reconoció que era “exactamente verdad” lo que había dicho Zaplana. “Refleja la opinión que tiene de mí y yo de él. Tuvimos una relación leal, a veces discrepamos, y se notó, y a veces pactamos y lo hicimos notar”, explicó al comienzo de su intervención. En primera fila, seguía sus palabras José Bono, amigo personal de ambos y que, durante los últimos meses, ha tratado sin éxito de poner en marcha, junto a Zaplana, una fundación de exministros en defensa de la Constitución de 1978.

Un exdiputado revienta la conferencia

Juan Carlos Guerra ZunzuneguiPero de aquellos polvos de enorme tensión, al menos en lo aparente, todavía quedan algunos lodos. Como que mucha gente aún crea en la teoría de la conspiración en torno al 11-M o que todavía quede un buen poso de aquella denominada crispación. Poso que, por otro lado, se coló sin ser invitado en el almuerzo que ayer protagonizó el líder del PSOE y que, por cierto, casi estuvo al borde de ser reventado por un exdiputado del PP, Juan Carlos Guerra Zunzunegui, quien, con el micrófono en la mano, pasó de la cortesía parlamentaria a un tono bronco para reprochar a Rubalcaba un sinfín de cosas en un largo toma y daca que monopolizó buena parte de la intervención del líder de la oposición.

Es más, la tensión se elevó por momentos hasta un punto en el que, desde su mesa, el citado Guerra Zunzunegui acusó, a gritos, a Rubalcaba, de demagogo. Todo a cuenta de la versión de uno y otro sobre la última reforma educativa promovida por José Ignacio Wert. Rubalcaba argumentaba que los problemas de fracaso escolar no tienen que ver con la ley educativa del PSOE, que ofrece diferentes tasas de fracaso y de éxito muy acentuadas entre unas comunidades y otras, y responsabilizó del mal de la educación a la salida que, durante años, ha empujado a muchos jóvenes hacia la construcción.

— “Yo creo, y mi partido cree -razonó Rubalcaba-, que cuando un chaval tiene problemas, lo que tiene que hacer la escuela es ayudarlo a superarse. Y tú, lo que defiendes de toda la vida, es que el que va mal, lo mejor es que se aparte porque así no molesta a los demás.

—Eso no es verdad. ¡¡No es verdad!!

— Esta es la diferencia. Por eso queréis bajar la edad en la que se segregan a los alumnos, por eso queréis poner reválidas, por eso ponéis todo tipo de suertes y vayas y, de paso, si le echáis una mano a la escuela privada, y le dais unos cuantos solares..

No es verdad. No es verdad. No hagas demagogia, por Dios.

— Oye, ¿pero quieres leer la ley? Parece que sólo lees lo que te interesa. Te importaría leer el proyecto de ley que ha aprobado el Senado de las manos de tu Gobierno y leer la disposición adicional donde se dice que los ayuntamientos podrán dar solares públicos gratis a los centros privados concertados. ¿La quieres leer?

Bono le mandó callar

Bono, que guarda buenas habilidades como árbitro de su etapa como presidente de la Cámara Baja, acabó perdiendo la paciencia y exclamando: “Da la conferencia tú. Cuando te inviten, que no es el caso”. El exdiputado, empecinado, le replicó que así lo haría, acto seguido.

El enfrentamiento, por inesperado y sorprendente, movió a la risa a buena parte de la sala que escuchaba a Rubalcaba. Un auditorio al que el líder de la oposición llevó a su sobrina y a algunos miembros destacados del PSOE como Rafael Simancas o como los exministros Valeriano Gómez, Javier Moscoso o José Blanco. Pero eran minoría entre un público claramente orientado hacia la derecha.

Y es que, cuando no se habían apagado aún los fuegos del choque dialéctico, la segunda pregunta de la tarde volvió a caldear el ambiente por parte de otro desconocido asistente que calificó a los anteriores nombres de “guardia vieja o eterna” del PSOE y que, por si eso fuera poco, sacó a colación los estudios universitarios de Susana Díaz, presidenta de la Junta andaluza. “¿Creen que esta burbuja del susanismo es mérito de Susana, que tardó diez años en terminar Derecho o es un demérito del propio liderazgo del partido?”, inquirió a bocajarro.

Rubalcaba, que otra cosa no, pero hábil de dialéctica es un rato, ni se inmutó apenas en la respuesta. “He notado en tu pregunta, como diría yo (RISAS), un cierto retintín. Mira, verás, yo entiendo que haya gente que esté preocupada por la aparición de una persona con la personalidad que tiene Susana en Andalucía. Lo entiendo. Nosotros, al contrario, estamos encantados”, explicó. “Para el secretario general del PSOE, que el relevo de la dirección del PSOE andaluz se haga como se ha hecho, lo que hace es tranquilizarme y alegrarme. Ya entiendo que haya gente que le intranquilice, pero es así. Estoy encantado con Susana”.

Rubalcaba explicó que detesta acudir a los desayunos informativos y a los almuerzos del mismo estilo porque nunca sabe si puede comer o no y porque considera que el propio hecho de hacerlo es algo que se debe dejar para la intimidad del hogar y no para que pueda ser retratado por un fotógrafo malicioso. Después del trance de ayer, queda por ver si Rubalcaba estará por la labor de someterse a una de estas. Aunque, entre tanta pregunta crispada, una fan pidió el micrófono para declararle su admiración total. Por si acaso, Rubalcaba aclaró que aquella otra espontánea no era su sobrina.

¿Quién le iba a decir al exportavoz parlamentario del PP, Eduardo Zaplana, que algún día acabaría cediéndole, con gusto, la tribuna a su principal adversario político? El exministro de Aznar, renovado anfitrión del histórico Club Siglo XXI de Madrid, se hizo ayer esa misma pregunta al dar paso a Alfredo Pérez Rubalcaba, quien fue durante años su contrincante en la sesión de control de cada martes durante aquella primera legislatura de Rodríguez Zapatero que pasó a la historia como la de la crispación. Zaplana, que en privado siempre ha mantenido una estrecha amistad con el de Solares, se deshizo en elogios hacia el actual secretario general del PSOE. Un hombre del que, dijo, se puede confiar, es “cumplidor”, “discreto” y que es “probablemente, el político con mayor experiencia del arco parlamentario”.

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