Madrid ‘entierra’ 10 millones en un programa informático que no funciona

Era el sistema informático llamado a unificar toda la gestión tributaria que se tramita en el Ayuntamiento de Madrid. Sin embargo, después de seis años de desarrollo, dos contratos con empresas tecnológicas y diez millones de euros de inversión, el programa que en 2006 anunció a bombo y platillo el entonces alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, ha quedado en agua de borrajas.

El representante municipal de UPyD, David Ortega, sacó a relucir en la comisión municipal del miércoles el fiasco de la aplicación informática que pretendía unificar la gestión tributaria y evitar duplicidades a la hora de gestionar gravámenes y tasas para reducir el coste. El responsable del organismo autónomo de Informática del Ayuntamiento de Madrid, José Miguel González, le contestó que el sistema no se puede poner en marcha “de la noche a la mañana” y que el avance debe ser seguro para garantizar la operatividad.

De momento, los resultados son prácticamente nulos para lo que se esperaba de este gran proyecto, cuya puesta en marcha estaba prevista para 2008. El nuevo sistema de gestión de tributos municipales, el proyecto Mástil, pretende ofrecer una cobertura integral de la gestión de impuestos y tasas sustituyendo al sistema actual, lo que permitiría un nuevo sistema tributario más económico que evitaría los costes de mantenimiento. Con este sistema, los madrileños podrían también fraccionar los pagos de los impuestos. 

El sistema informático de ingresos municipales debe englobar los datos históricos de unos cinco millones de madrileños y los actuales datos de unos siete millones de usuarios que pagan algún tipo de tasa anual al Consistorio, hoy bajo las órdenes de Ana Botella. Gallardón encargó el proyecto a la empresa pública Informática del Ayuntamiento de Madrid (IAM), que a su vez subcontrató a dos privadas, T-Systems y TAO, para desarrollar el plan. El Consistorio esperó hasta 2009 para romper el contrato laboral ante el fracaso de la puesta en marcha. En 2010 traspasó la idea a Indra, una compañía que tres años después únicamente ha sido capaz de implantar un impuesto minoritario, el de ejecución sustitutoria. Un traspaso ridículo si se tiene en cuenta que hasta que no cedan todos los tributos del viejo, el nuevo no puede utilizarse. De momento, el Consistorio ya le ha desembolsado cuatro millones de euros a la compañía tecnológica.  

Lanzamiento

Según la versión oficial del Ayuntamiento, hay entre 50 y 60 personas que trabajan en el lanzamiento del proyecto. En marzo del año pasado se intentó una implantación definitiva para la migración de datos, pero el plan se abortó porque, según la versión de algún trabajador, la base antigua y la nueva son incompatibles. Además, el equipo realizó intentos de migracion de datos personales sin tener resuelto el problema de la normalización de los mismos.

El responsable municipal reconoce que cada ciclo de prueba lleva un mes de trabajo, en el que se depuran una serie de particulares que se van encontrando. “Son casi mil millones de registros. No queremos perder ni un solo dato de la información histórica”, explicó González Aguilera a Ortega. Una vez que el sistema esté a pleno rendimiento, "el retorno de la inversión será rápido". Sin embargo, el gerente asume el retraso como inevitable y no menciona que Indra se comprometió a tener el IBI incluido en el nuevo proyecto este año ni si será sancionada por incumplir el contrato firmado. De momento, nadie puede garantizar cuándo se producirá definitivamente la mutación de datos y cuánto dinero más se destinará de las arcas públicas al proyecto.