Rajoy, Merkel, Hollande y Monti citan a Obama el lunes para analizar los resultados

Para cerrar otra semana negra de los mercados y la escalada de la prima de riesgo, Mariano Rajoy se reúne esta mañana con el problema añadido que, según el PP, es el comisario Joaquín Almunia y prepara una cita ante lo que pueda ocurrir en las elecciones del domingo en Grecia. El presidente del Gobierno ya ha quedado en verse el lunes en Los Cabos (México), donde se reúne el G-20, con Angela Merkel, François Hollande y Mario Monti.

Los cuatro mandatarios, con el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, quieren analizar juntos las consecuencias de unos comicios fundamentales para el futuro del euro. Si Grecia se confirma ingobernable, la crisis se agravará con un inevitable "efecto dominó". Según fuentes gubernamentales, también es posible que se sume a la reunión el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama.

Rajoy empieza su periplo internacional (México, Brasil, Roma y Bruselas) de este mes para salvar a España de la intervención auténtica y total y una vez que se abre camino su guión sobre la magnitud del problema, que ya no es sólo el de la Banca española sino toda la zona euro. El comisario Joaquín Almunia se convertido desde el lunes en la principal fuente de declaraciones contrarias a las posiciones del Gobierno español y de los peores presagios sobre las entidades españolas (incluidos los cierres de bancos).

Al mismo tiempodicen en el PP, Alfredo Pérez Rubalcaba difunde en persona los rumores más negativos sobre los posibles detalles y compensaciones de la vía de crédito o rescate acordado en el Eurogrupo para socorrer a la banca española. Ven una descarada coordinación entre ambos dirigentes del PSOE que se plasma y amplifica inmediatamente en los medios de comunicación nacionales, en especial en RTVE, donde Rubalcaba insiste en demostrar su control hasta el último día, siempre según los ‘populares’.

Desde el Grupo Popular ya han pedido a Almunia que dimita de su cargo ya que insiste en  hacer oposición al Gobierno español desde una posición que no tiene nada que ver con la política nacional. Y le quedan dos años de mandato en Bruselas. Pero en fuentes gubernamentales descartan que Rajoy le vaya a pedir hoy que deje el puesto. Otra cosa es que el jefe del Ejecutivo le pueda reclamar un mínimo de objetividad y mesura en sus declaraciones contra los intereses nacionales.

Al Gobierno le preocupan ahora más las elecciones en Grecia del domingo que la prima de riesgo disparado. El próximo lunes empieza otra semana todavía más fundamental para el futuro de toda la zona euro y Rajoy insiste en que la solución al problema de España está en las instituciones europeas. Se prepara para predicar en la reunión del G-20, en las citas con los mandatarios europeos del lunes y después del viernes en Roma, el contenido de su carta a Barroso y Van Rompuy previa al rescate bancario: es urgente diseñar ya un plan, un calendario y unas condiciones para conseguir la unión fiscal y bancaria europea y el Banco Central Europeo tiene que intervenir para estabilizar los mercados financieros y reducir las primas de riesgo.

Un revés de las posiciones 'proeuro' el domingo puede meter a la UE en un callejón de difícil salida y con España en el punto de mira. Rajoy reaccionará el lunes desde México a esas malas o buenas noticias con los presidentes o primeros ministros de Alemania, Francia e Italia. Ya lo consideran un primer paso positivo en medios de La Moncloa.

Rajoy se tiene que desplazar después a Brasil para asistir a la "cumbre sobre el desarrollo" Río+20, un viaje que ha preferido mantener pese a que le puede coincidir, nada más llegar a Sao Paulo, con la publicación de los informes de los evaluadores privados sobre la banca española. Es el paso que el Gobierno espera para fijar y negociar la cuantía y las condiciones de la vía de crédito.

En fuentes gubernamentales comentan que Rajoy no podía renunciar a una visita a la primera potencia económica de Iberoamérica, donde España tiene tantos intereses comerciales. Además, aducen que el jefe del Ejecutivo puede estar pendiente de todo los que ocurra en España, que para eso están los sistemas de comunicación del siglo XXI.

Cuando el presidente del Gobierno regrese el viernes a Madrid se limitará a cambiar de avión para volar a Roma, donde le esperará Mario Monti y, de nuevo, Merkel y Hollande. El objetivo de la cita es debatir sobre políticas "de crecimiento" para la zona euro. Para entonces el Gobierno espera tener cerradas las condiciones de la vía de crédito para la banca.