Génova impone a Alberto Fabra como el sucesor

A rey muerto, rey puesto. Alberto Fabra, alcalde de Castellón, presidirá la Comunidad Valenciana tras la dimisión de Francisco Camps. A pesar de que el ex presidente quería un relevo ‘natural’ y que su renuncia pasara por que Paula Sánchez de León, vicepresidenta de la Generalitat, ocupara su puesto, el PPCV ha nombrado a Fabra como su sucesor tras la imposición desde Génova.

Minutos después de que Francisco Camps anunciase su retirada como presidente de la Generalitat Valenciana, los focos del debate se han derivado en el nombre del sucesor del ya ex presidente de la Comunidad valenciana. Sin embargo, desde Génova ni siquiera han cedido a la última petición de Camps e impuso al comité del PPCV, que se reunió una hora después de la comparecencia de Camps, el nombre de su sucesor. Alberto Fabra, el alcalde de Castellón, es el hombre fuerte de la comunidad que Mariano Rajoy quiere para tapar la sombra del caso Gürtel de cara a las próximas elecciones generales. Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, era la opción de consenso si la Dirección Nacional del Partido y el PPCV no hubieran llegado a un acuerdo final.

Sánchez de León ratificó esta mañana, cuando todos creían que Camps iba a autoinculparse, el apoyo “unánime e inquebrantable” de todos los miembros del Consell a su presidente “en cualquiera de las decisiones que adopte”. Pese a estar ahí hasta el último momento, la número dos de Camps deberá conformarse con ser presidenta en funciones hasta que la Junta Directiva Regional proponga y elija al actual alcalde de Castellón para suceder a Camps. El alcalde de Castellón es el coordinador general del PPCV y es diputado en las Cortes Valencianas, lo que le da vía libre para ser nombrado como el próximo presidente de la Generalitat.

Fabra, de 47 años, se convirtió en uno de los hombres fuertes del equipo de Camps desde 2005, cuando ocupó la alcaldía de Castellón tras la renuncia del anterior alcalde del PP, José Luis Gimeno, con quien estuvo como concejal desde su primer mandato en 1991. Públicamente, Fabra nunca se había visto como el sucesor de su presidente en ninguno de los escenarios posibles. Unas pretensiones que no descartaba Barberá, la baronesa popular más apreciada por Rajoy junto con María Dolores de Cospedal.