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Zapatero da todo el poder a Rubalcaba para que le gane las próximas elecciones
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Zapatero da todo el poder a Rubalcaba para que le gane las próximas elecciones

Renovarse o morir. José Luis Rodríguez Zapatero ha aprovechado la anunciada salida de Celestino Corbacho del Ministerio de Trabajo para poner patas arriba el Gobierno, del

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Zapatero da todo el poder a Rubalcaba para que le gane las próximas elecciones

Renovarse o morir. José Luis Rodríguez Zapatero ha aprovechado la anunciada salida de Celestino Corbacho del Ministerio de Trabajo para poner patas arriba el Gobierno, del que sale una quemada María Teresa Fernández de la Vega y se coloca sus galones de vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, que conserva la cartera de Interior, será también el portavoz y se convierte en el nuevo hombre fuerte, muy fuerte, del Ejecutivo.

Zapatero ha engañado a todos. Había repetido hasta la saciedad que ahora no habría crisis de Gobierno porque tanto él como todos sus ministros debían concentrarse en la recuperación económica, y que la única cartera que remodelaría sería la de Trabajo debido al forzado relevo de Corbacho. La última vez que repitió ese mantra fue el pasado domingo en Ponferrada (León).

Pero ese señuelo de la minicrisis de Gobierno ha saltado por los aires esta misma mañana. El bombazo lo soltaba a primera hora La Moncloa en forma de filtración con cuentagotas: no se trataba de una simple remodelación del Ejecutivo, sino de una auténtica revolución en el Consejo de Ministros y en el andamiaje gubernamental.

A partir de ahora, los únicos superviviente del primer Gobierno de Zapatero, en 2004, serán él mismo y Elena Salgado: De la Vega abandona la vicepresidencia primera y el Ministerio de la Presidencia; Miguel Ángel Moratinos deja la cartera de Asuntos Exteriores, y Elena Espinosa la de Medio Ambiente.

El presidente del Gobierno ha concentrado casi todo el poder en Pérez Rubalcaba, a quien parece haber encargado una misión casi imposible: ganar las eleciones generales de 2012. Su ascenso puede interpretarse también en clave sucesoria, ya que el ministro de Interior -que nunca ha ocultado sus aspiraciones- es el miembro del Gobierno mejor valorado en las encuestas, por encima del propio Zapatero.

Pero la revolución no se queda en Rubalcaba. Zapatero también premia a su fiel Trinidad Jiménez, que se sacrificó a petición suya en las primarias de Madrid, con un ministerio de gran calado político: el de Asuntos Exteriores. Y saca de la Secretaría de Organización del PSOE a Leire Pajín, muy enfrentada al número dos socialista, José Blanco, para relevar a aquélla en Sanidad. Pajín, además, asumirá las competencias de Igualdad, que desaparece definitivamente -y con ella Bibiana Aído- del organigrama gubernamental.

Los nuevos rostros del Ejecutivo

Las otras grandes novedades serían el nombramiento de Valeriano Gómez como ministro de Trabajo, Ramón Jáuregui pasaría a ocupar la cartera de Presidencia, mientras Rosa Aguilar, consejera de Obras Públicas en Andalucía, aterrizaría en el Ministerio de Medio Ambiente. La cartera de Vivienda desaparece para pasar a integrarse a Fomento, que sigue en manos de José Blanco. Rubalcaba conservará la titularidad del Ministerio del Interior.

El gran vencedor de este cambio sería Rubalcaba, mientras que los perdedores habría que encontrarlos en De la Vega, ya muy distanciada del presidente, y en Miguel Angel Moratinos, cuestionado por su papel en los conflictos con Venezuela y Marruecos. Zapatero ha confirmado que el nuevo destino de la hasta hoy vicepresidenta primera del Gobierno será el Consejo de Estado.

Por su parte, Leire Pajín deja la Secretaría de Organización en manos de Marcelino Iglesias, actual presidente del Gobierno de Aragón. Iglesias se encargará de la organización del partido. Sin embargo, las competencias electorales recaerán en José Blanco.

Se trata de un Gobierno de fuerte peso político, y no tanto de gestión, con vistas a las próximas citas electorales que van a acontecer en los próximos meses. Con esta crisis de Gobierno, además,el presidente trataría de compensar algunos sectores de su partido desagraviados. Con Jáuregui se querría mandar un guiño a los socialistas vascos de Patxi López y con el nombramiento de Valeriano Gómez, un hombre de UGT, hacer lo propio con los sindicatos.

Renovarse o morir. José Luis Rodríguez Zapatero ha aprovechado la anunciada salida de Celestino Corbacho del Ministerio de Trabajo para poner patas arriba el Gobierno, del que sale una quemada María Teresa Fernández de la Vega y se coloca sus galones de vicepresidente Alfredo Pérez Rubalcaba, que conserva la cartera de Interior, será también el portavoz y se convierte en el nuevo hombre fuerte, muy fuerte, del Ejecutivo.

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