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Golf La Moraleja, el club de Rato y Ana Obregón
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CRISIS EN EL CLUB DE GOLF DE LOS RICOS

Golf La Moraleja, el club de Rato y Ana Obregón

La guerra se ha desatado en el seno de una de las sociedades privadas más elitistas y exclusivas de la capital de España, centro privilegiado de

Foto: Golf La Moraleja, el club de Rato y Ana Obregón
Golf La Moraleja, el club de Rato y Ana Obregón

La guerra se ha desatado en el seno de una de las sociedades privadas más elitistas y exclusivas de la capital de España, centro privilegiado de recreo y esparcimiento del pequeño Madrid del poder. Aristócratas, empresarios, políticos, deportistas y gente de renombre anda estos días enfrentada a cuenta de la gestión económica del Club de Golf de la Moraleja, en crisis por el despilfarro que ha marcado su actividad durante los últimos años. Un gasto desmedido revelado ahora por una auditoría externa que ha sumido al Club en un montón de  interrogantes sobre su pasado y su futuro.

Fundado en 1973 por Eladio Pérez Díez, el Club de Golf La Moraleja se asienta sobre los terrenos que en su día cedió el Conde de los Gaitanes, el patriarca de la familia Ussía. Sus instalaciones, su situación y el perfil de sus socios han hecho de él una de las sociedades deportivas de mayor valor patrimonial y prestigio de España. Un privilegiado estatus que, sin embargo, se encuentra en entredicho por las irregularidades detectadas en la auditoría de Ernst & Young y que ha dada lugar a esta guerra de ricos y a este cruce de acusaciones sobre “mangoneos” varios. “Es un club de lujo gobernado por gente que no es de lujo”, resume, en pocas palabras, uno de sus socios.

Según el informe, los últimos gestores del Club no han parado de gastar desde el año 2004. La sociedad hizo entonces un buen negocio vendiendo unos terrenos en el campo II por los que ingresó algo más de 115 millones de euros que se han evaporado a un ritmo escandaloso. A mayo de 2010, de todo aquello solo quedan 28 millones, con los que La Moraleja a duras penas podrá abonar sus cuentas pendientes. Unos 13 millones a Hacienda y otros 30 a la empresa que construye las obras de la ampliación. Dos nuevos campos ubicados en Soto de Mozanaque y diseñados por Jack Nicklaus, el mejor golfista de la historia, y que se prevén inaugurar en 2012. 


El Club de los influyentes

La polémica, mientras tanto, ensombrece la historia de un Club ligado de forma inseparable al poder. Porque nombres que engrandezcan su fama no le faltan. Entre sus 6.000 socios se aglutina lo más granado y poderoso de la alta sociedad. Algo que queda suficientemente de manifiesto cuando se comprueba que casi la totalidad de los vecinos de La Moraleja acuden a un Club provisto de todo lo que pueden necesitar: cafeterías, restaurante, SPA, gimnasio, peluquería, fisioterapeuta, zona infantil, pistas de squash

El Club reúne así a una buena fauna de personajes influyentes con otros más propios de la farándula. Están casi todos los grandes banqueros a excepción de Emilio Botín. Y en sus instalaciones se pueden cruzar, fácilmente, Francisco González, del BBVA, y Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, socios ambos desde hace años. Al igual que buena parte de la derecha patria, como Juan Mato, hermano de Ana Mato, la vicesecretaria de Organización Electoral del PP, que a punto estuvo de alcanzar la presidencia de la entidad. Se quedó a escasos 20 votos. Antonio Basagoiti, líder del PP en el País Vasco, también se cuenta entre sus ilustres asiduos.

Como muchos deportistas de élite del primer equipo del Real Madrid. Fue socio, en su día, el ex entrador blanco, Bernd Schuster, como también lo es Guti. Y no faltan tampoco nombres como los de Ana García Obregón y periodistas de prestigio como el ex locutor de la COPE José María García o el presentador de Antena 3 Noticias, Matías Prats, entre muchos otros.


Sospechas de corrupción 

Extraña mezcla de personajes que conforman una larga lista de nombres en la que, de momento, solo una activa minoría, muy crítica con la actual directiva, está dispuesta a dar la batalla para que esclarezca el negocio perpetrado por unos pocos. Precisamente, tras la compra de los terrenos del Soto de Mozanaque se basan buena parte de las sospechas de los socios, incapaces de comprender por qué se ha pagado por ellos hasta tres veces más por hectárea de lo que vale ese mismo suelo en las tierras colindantes. En total, 49.879.727 euros. 

Aunque la suma de despropósitos no se queda ahí. La auditoría, hecha pública por La Tribuna de la Moraleja, revela falta de control interno sobre contrataciones y aprobación de inversiones, contratación de forma recurrente o mediante empresas de personas vinculadas al Club…

Pero lo peor de todo, según explican varios socios consultados por este diario, es que una vez que la auditoría ha revelado las supuestas irregularidades, el Club y su actual presidente, Ricardo Pradas, ha decidido no depurar responsabilidades para con las anteriores cúpulas directivas. Es más, en la última junta de accionistas, muy tensa por los reproches de la mayor parte de los socios presentes, Prada logró aprobar las cuentas del ejercicio anterior gracias a las delegaciones de votos en blanco de socios que no estaban presentes. Una práctica, ésta última, que al parecer, es lo habitual entre los gestores de la Casa y que ha terminado por colmar la paciencia de los críticos. En respuesta, muchos de ellos han presentado una denuncia en el juzgado de Alcobendas contra las últimas directivas. 

Pradas, que accedió al cargo hace un año después de que Gumersindo Santamaría, directivo del Real Madrid dimitiera de forma inesperada, se justifica señalando que él ha promovido la transparencia en el Club encargando la citada auditoría. “Me duele ver”, explica en un comunicado, “cómo un grupo reducido de socios movidos únicamente por intereses particulares están realizando un daño tan grave sobre la imagen y el prestigio no solo de los que gestionamos la sociedad, sino del propio club, atentando con ello contra el valor patrimonial de todos los socios de Golf la Moraleja”. Para ello, añade, “están aireando de forma descontextualizada, imprecisa y tergiversada el informe de auditoría de gestión que nosotros mismos encargamos con el objetivo de fomentar la transparencia y la información a los miembros del club”.

Una pelea de ricos a palos y no, precisamente, de golf que incluye también historias truculentas de secuestro de publicaciones y de diarios críticos como el Marca o la Tribuna de la Moraleja. Una guerra abierta que, de momento, ha acabado en los juzgados.

La guerra se ha desatado en el seno de una de las sociedades privadas más elitistas y exclusivas de la capital de España, centro privilegiado de recreo y esparcimiento del pequeño Madrid del poder. Aristócratas, empresarios, políticos, deportistas y gente de renombre anda estos días enfrentada a cuenta de la gestión económica del Club de Golf de la Moraleja, en crisis por el despilfarro que ha marcado su actividad durante los últimos años. Un gasto desmedido revelado ahora por una auditoría externa que ha sumido al Club en un montón de  interrogantes sobre su pasado y su futuro.