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Duran frustra el intento de Rajoy de ‘tumbar’ a Zapatero
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EL PP DESPRECIA LA ENÉSIMA OFERTA DE DIÁLOGO DEL PRESIDENTE

Duran frustra el intento de Rajoy de ‘tumbar’ a Zapatero

Todo parecía estar atado y bien atado: un discurso implacable, una crítica fundamentada, el señalamiento de un culpable, una oferta de acuerdo sobre la base de

Foto: Duran frustra el intento de Rajoy de ‘tumbar’ a Zapatero
Duran frustra el intento de Rajoy de ‘tumbar’ a Zapatero

Todo parecía estar atado y bien atado: un discurso implacable, una crítica fundamentada, el señalamiento de un culpable, una oferta de acuerdo sobre la base de la rectificación y el descargo de la responsabilidad sobre los hombros de quienes apoyan a Zapatero. Es decir, una intervención de censura al presidente tal y como estaba previsto y este periódico así había contado. Pero como siempre ocurre, existen imponderables, y en este caso fue CiU.

 

El pasado fin de semana el presidente del Gobierno mantuvo una charla telefónica con el portavoz de los convergentes, Josep Antoni Duran i Lleida, y le pidió ayuda, aunque no se sabe a cambio de qué. El caso es que tras esa conversación y el encuentro que Duran sostuvo el martes con el portavoz del PSOE, José Antonio Alonso, su discurso en la tribuna, hasta ahora contundente en la crítica a Zapatero, cambió sustancialmente, y eso era lo que necesitaba el presidente para evitar perder el debate por KO.

De hecho, aunque casi nadie dudaba ayer en los pasillos del Congreso de que la victoria del debate había sido para Mariano Rajoy, también es cierto que se había despertado mucha expectación sobre hasta que punto saldría el presidente del Gobierno tocado del encuentro, y una vez más logró esquivar una derrota completa gracias al salvavidas de Duran i Lleida, que dio carta de naturaleza a la enésima oferta de diálogo de Rodríguez Zapatero.

Duras críticas de PNV y ERC

Para el PP la actitud de CiU era esencial porque es el referente, el espejo en el que se mira, el fiel que inclina la balanza al lado del PP o del PSOE, y aunque ayer la contundencia de Rajoy mantuvo el plato inclinado del lado de los populares, el portavoz de CiU sirvió de contrapeso, incluso más, que el discurso del propio Zapatero. Ni siquiera las críticas del resto de los portavoces, a veces incluso más duras que las de Rajoy, como en el caso del PNV o de ERC –socio del PSC en el tripartito-, hicieron variar la impresión de que Zapatero se había librado, aunque fuera por los pelos.

La clave, como no podía ser de otra manera y así se venía trabajando por parte del Gobierno desde la semana pasada, era el Pacto de Estado que ayer, sin embargo, quedó rebajado a una simple comisión en la que se van a tratar algunos asuntos como la reforma laboral o el plan de austeridad, y ese parece ser que fue el acuerdo al que llegaron Duran y Zapatero. Se trataba, en cualquier caso, de intentar llevar al PP a una zona de peligro en la que no tuviera más remedio que claudicar.

Pero Rajoy consiguió ayer mantener firme la posición de su partido con un argumento trabajado: la credibilidad o, mejor dicho, la ausencia de credibilidad de un presidente que ya pactó en octubre de 2008 la creación de una mesa de trabajo sobre las reformas sectoriales con el PP de la que nunca más se supo… Y con el recuerdo de las seis veces que el propio Rajoy le ofreció pactar a Zapatero y las otras tantas que éste rechazó hacerlo.

Aguirre, orgullosa de Rajoy

Pero, sobre todo, y a decir de las opiniones de sus diputados en los pasillos –muy contentos y satisfechos, hasta el punto de que una Esperanza Aguirre que acudió como espectadora afirmó sentirse “orgullosa” de su jefe de filas-, fue el argumento de que el Gobierno lo que tiene que hacer es gobernar, y que el PP no quiere ser corresponsable de la política del Gobierno porque “eso sería irresponsable” –Rajoy dixit-, lo que actuó como verdadero catalizador del ánimo de los populares.

La sensación en las filas populares era la de que Zapatero se había sacado de la manga una nueva carta marcada con su enésima oferta de diálogo sin contenido “y únicamente dirigido a que todos suscribamos su política sin hacer rectificación alguna”, decían los diputados. González Pons calificaba en los pasillos la comisión anunciada por el presidente como una “crisis encubierta de Gobierno” al dejar fuera a Corbacho y a Chaves.

El PP, según pudo desprenderse ayer de las opiniones de dirigentes de este partido en los pasillos, incluido el propio Rajoy, no tiene ninguna intención de dar a esa comisión la importancia que el presidente parece querer darle, hasta el punto de que los populares dudan incluso de que llegue a convocarse. Por si acaso, lo que parece claro es que, de hacerse, el PP rebajara todo lo posible su presencia en la misma.

Todo parecía estar atado y bien atado: un discurso implacable, una crítica fundamentada, el señalamiento de un culpable, una oferta de acuerdo sobre la base de la rectificación y el descargo de la responsabilidad sobre los hombros de quienes apoyan a Zapatero. Es decir, una intervención de censura al presidente tal y como estaba previsto y este periódico así había contado. Pero como siempre ocurre, existen imponderables, y en este caso fue CiU.

Debate Estado de la Nación Mariano Rajoy