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El escándalo del Palau salpica a Convergència
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LOS SOCIALISTAS PIDEN A ARTUR MAS QUE “DÉ LA CARA”

El escándalo del Palau salpica a Convergència

El escándalo del Palau de la Música ha llegado ya al terreno político. Era cuestión de tiempo. Tras el cese del secretario de la entidad, Raimon

Foto: El escándalo del Palau salpica a Convergència
El escándalo del Palau salpica a Convergència

El escándalo del Palau de la Música ha llegado ya al terreno político. Era cuestión de tiempo. Tras el cese del secretario de la entidad, Raimon Bergós, y de las declaraciones de éste sobre el intento de falsificar un convenio para eludir a los inspectores de Hacienda, el tema se ha agravado. Y todo porque la entidad a la que habían recurrido para falsificar el convenio por 150.000 euros con el fin de justificar este agujero era la Fundació Espai Catalunya, que impulsaba Àngel Colom, en aquel entonces recién afiliado a Convergència.

 

Así consta en una carta que Begós dirigió al director administrativo del Palau, Jordi Montull, en el año 2005. Montull y el ex presidente, Fèlix Millet, son los principales implicados en el affaire. En Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) han saltado todas las alarmas. Tanto, que el partido y el propio Àngel Colom han desestimado hacer declaraciones públicas, aunque Bergós afirma en un comunicado que remitió al diario El País que se realizaron pagos entre 1998 y 2001 a la Fundación citada, aunque su presentación oficial no tuvo lugar hasta principios del año 2000. Según manifestó Colom al citado diario, la Fundación sólo tuvo como relación con el Palau la presentación pública que se hizo en esta institución, aunque no pasó de ser un proyecto ya que, formalmente, no llegó a constituirse.

 

Pero no es sólo este episodio el que ha puesto los pelos de punta a los nacionalistas catalanes. El síndico mayor de la Sindicatura de Cuentas, Joan Colom, reconoció ayer que ya se habían detectado irregularidades en el año 2002, cuando fue fiscalizado el ejercicio del año 2000. Estas irregularidades fueron ya desveladas por El Confidencial el pasado mes de julio. Según dicho informe, se habían localizado partidas “sospechosas” por valor de 193.000 euros y pedía que el patronato analizase el motivo de este agujero. También subrayaba que “las cuentas anuales no se acompañan de una memoria explicativa sobre los principios contables aplicados ni los criterios de valoración empleados para que sea posible la interpretación del balance y de la cuenta de resultados”. Por último, afirmaba el texto que el comité ejecutivo tomaba decisiones “sobre la gestión y el funcionamiento del consorcio del Palau de la Música que estatutariamente no le corresponde tomar”. Y ello se debía a la multiplicidad de cargos que tenía Millet en todas las instituciones que dependían del Palau, lo que llevaba a los fiscalizadores a concluir que “la situación de separación de funciones prevista en los estatutos no se cumple”. Una vez se le hicieron saber las salvedades a Fèlix Millet, éste no presentó documentación alguna sobre las recomendaciones que hacían los síndicos y se limitó a enviar a la Sindicatura una escueta nota en la que decía que “tomo nota de las observaciones realizadas y las solventaremos con la mayor brevedad posible. Sin embargo, ya le puedo adelantar que algunas de ellas, en estos momentos, ya están realizadas”.

 

Las disculpas de Vilajoana

 

Para más abundamiento, Colom subrayó que la copia de los informes, como es habitual, fue enviada a los consejeros de Economía y Cultura, Francesc Homs y Jordi Vilajoana respectivamente. Este último se apresuró a salir al paso de las acusaciones y en declaraciones a Catalunya Ràdio justificó la falta de control de las subvenciones públicas que recibía el Palau.

 

Según el ex consejero de Cultura, dicho control no se realizaba porque los resultados económicos del Palau de la Música eran muy positivos. Vilajoana señaló que habría que entender que “desde una Consejería en la que teníamos dificultades para llegar a todos los lados, hombre... teniendo un organismo que nos daba la tranquilidad que salía airoso, pues, evidentemente, la guardia estaba más baja”.

 

Pero desde el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) no se ha perdido comba para reclamar a CiU que explique lo que había. Fue el secretario de Organización, José Zaragoza, quien ayer pidió al líder convergente, Artur Mas, (entonces ocupaba el cargo de conseller primer, es decir, el número 2 del Gobierno)  que “dé la cara” y explique el informe de la Sindicatura de Cuentas. El único convergente que aludió públicamente a este informe fue Josep Antoni Duran Lleida, que realizó una rueda de prensa tras el comité ejecutivo de CiU. Duran se mostró extrañado por el hecho de que Joan Colom aludiese ahora a un informe de estas características y afirmó que no le constaba este informe. Pero lo cierto es que se puede consultar en la propia web de la Sindicatura y, por si fuera poco, fue enviado al Parlamento autonómico una vez estuvo redactado. Lo extraño, en tal caso, es que un político no sepa qué informes ha fiscalizado la Sindicatura, en especial cuando hacen referencia a un tema de la trascendencia del Palau de la Música.

 

Sin embargo, el líder democristiano sí tiene razón al pedir que también den explicaciones los sucesivos gobiernos que ha habido desde que el 2003 CiU perdió el poder. En esto, coincide con José Zaragoza, que ha exigido, paralelamente, que el actual Gobierno ofrezca todas las explicaciones sobre la gestión que se ha venido realizando en la institución.

 

El mundo artístico, contra Millet

 

Al margen de política, sin embargo, los principales responsables de instituciones culturales de Cataluña se posicionaron ayer en contra de Fèlix Millet en un comunicado conjunto que pretende ser una réplica a la carta de confesión que había enviado el juez hace escasos días. La misiva está firmada por Joan Francesc Marco, director general del Liceu; Alfred Fort, administrador general del Teatre Nacional de Catalunya; Bartomeu Marí, director del Museu d’Art Contemporani de Barcelona (Macba); MaiteOcaña, directora del Museu Nacional d’Art de Catalunya (Mnac); Joan Oller, director general del Auditori; Cesc Casadesús, director del Mercat de les Flors; César Compte, director del Centre d’Arts Escèniques de Reus; y Pep Pla, director artístico del Centre d’Arts Escèniques de Terrassa (CAET).

 

Ante las justificaciones expuestas por Millet de que retiraba grandes cantidades de dinero en billetes de 500 euros para pagar en negro a orquestas y grandes cantantes, los demás directivos de instituciones similares señalan que en ninguna de ellas “se hacen pagos sin la correspondiente factura, ni a artistas ni a agentes ni a nadie. Desmentimos con rotundidad la afirmación del señor Millet de que sea una práctica habitual en el sector pagar en negro a intérpretes o intermediarios. Todas nuestras instituciones gestionan estos pagos sin ninguna irregularidad”.

 

Al margen, sus hasta ahora compañeros subrayan que sus remuneraciones como directivos “son aprobadas por los respectivos órganos de gobierno y son cifras razonables por debajo de las remuneraciones habituales por este tipo de responsabilidad en el ámbito de la empresa privada”. En resumen, lo que quieren dejar claro es su “indignación” por las afirmaciones de Millet, “ya que señala como habituales unas prácticas que, además de ser ilegales y deshonrosas, todos los firmantes confirmamos no haber llevado nunca a cabo en ninguna ocasión”. Con esta puntilla, Millet se ha quedado definitivamente solo a los pies de los caballos: el mundo político huye de él; el mundo económico no quiere verlo ni en pintura; y el mundo artístico reniega de quien hasta hace poco era el patrón indiscutido de los círculos artísticos catalanes.

El escándalo del Palau de la Música ha llegado ya al terreno político. Era cuestión de tiempo. Tras el cese del secretario de la entidad, Raimon Bergós, y de las declaraciones de éste sobre el intento de falsificar un convenio para eludir a los inspectores de Hacienda, el tema se ha agravado. Y todo porque la entidad a la que habían recurrido para falsificar el convenio por 150.000 euros con el fin de justificar este agujero era la Fundació Espai Catalunya, que impulsaba Àngel Colom, en aquel entonces recién afiliado a Convergència.

Fèlix Millet Artur Mas