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Zapatero quiere la cabeza del coronel del CNI que filtró las corruptelas de Saiz
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Zapatero quiere la cabeza del coronel del CNI que filtró las corruptelas de Saiz

José Luis Rodríguez Zapatero ha encargado una misión endiablada al general Félix Sanz, el nuevo responsable del Centro Nacional de Inteligencia (CNI): rebajar las tensiones internas que precipitaron

Foto: Zapatero quiere la cabeza del coronel del CNI que filtró las corruptelas de Saiz
Zapatero quiere la cabeza del coronel del CNI que filtró las corruptelas de Saiz

José Luis Rodríguez Zapatero ha encargado una misión endiablada al general Félix Sanz, el nuevo responsable del Centro Nacional de Inteligencia (CNI): rebajar las tensiones internas que precipitaron la caída del destituido Alberto Saiz y, al mismo tiempo, cortar las cabezas de quienes filtraron a los medios de comunicación, de forma anónima, las presuntas corruptelas cometidas por el ya ex director de los servicios secretos, entre ellas la financiación de lujosas jornadas de caza y pesca con cargo a los fondos del centro.

La primera cabeza en rodar será, muy probablemente, la del coronel Agustín Cassinello, ex jefe de la Dirección de Inteligencia de los servicios de espionaje, que fue destituido por Saiz en noviembre de 2008, apenas cuatro meses después de su nombramiento. Fuentes de La Moncloa consultadas por El Confidencial se muestran convencidas de que Cassinello es el principal promotor de la rebelión interna contra Saiz y el autor de la mayor parte de las filtraciones sobre las supuestas irregularidades atribuidas al ex director del CNI.

Cassinello, hijo del teniente general retirado Andrés Cassinello -ex jefe del Servicio de Información de la Guardia Civil durante el golpe de Estado del 23-F-, fue nombrado por Saiz en julio del pasado año máximo responsable de la Dirección de Inteligencia del CNI, de la que depende la lucha contra ETA. Pero sus profundas desavenencias con Saiz y su rivalidad con el también coronel Francisco Montes, jefe de la Dirección de Operaciones y mano derecha de aquél, provocaron su caída en noviembre de 2008.

Cinco meses más tarde, después de que Saiz recibiera el aval de Zapatero y de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega para seguir en el cargo, tres subordinados de Cassinello y hombres de su máxima confianza -con categoría de jefe de división, de departamento y de área, respectivamente- presentaron la dimisión en solidaridad con su superior jerárquico. La ministra de Defensa, Carme Chacón, que se opuso firmemente a la continuidad de Saiz -llegando a enfrentarse a De la Vega-, ni siquiera fue informada por aquél de la cadena de dimisiones y destituciones en un área tan sensible como la de la lucha contra ETA, a pesar de que el CNI depende orgánicamente del Ministerio de Defensa.

En diciembre de 2008, un mes después de la destitución de su hijo, el teniente general Cassinello, según revelaba ayer el diario El País, pidió al jefe de Gabinete de Zapatero, José Enrique Serrano, y al entonces número dos del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso, Ramón Jáuregui, que impidiesen la renovación de Saiz como director del CNI. El teniente general retirado adelantó a sus interlocutores algunas de las corruptelas supuestamente cometidas por Saiz que más tarde serían aireadas en el diario El Mundo

Indisciplina y deslealtad

El general Sanz, que hoy tomará posesión de su cargo de director del CNI en sustitución de Saiz, ha recibido una orden tajante de Zapatero: impedir nuevos brotes de indisciplina y deslealtad como los presuntamente protagonizados por el coronel Cassinello, según las fuentes gubernamentales consultadas por este periódico.

"Saiz tiene carta blanca para depurar responsabilidades e imponer medidas disciplinarias contra los que han contribuido a desestabilizar el CNI", aseguran esas fuentes. "Si no hay un castigo ejemplar que sirva de escarmiento", añaden, "las rivalidades internas, el resentimiento o las fobias personales podrían provocar en el futuro nuevos episodios como el que ha acabado con Saiz, y eso haría ingobernable al CNI".

El coronel Cassinello, que tras su destitución como jefe de la Dirección de Inteligencia sigue destinado en la sede central del CNI, no será el único en ser depurado, según las mismas fuentes. Pero la lista negra en ningún caso incluirá el medio centenar largo de nombres que Saiz presentó a Zapatero y Chacón, antes de ser destituido, para pacificar a su manera el servicio de espionaje. El presidente del Gobierno y la ministra de Defensa rechazaron las pretensiones de Saiz, y esa desautorización precipitó su caída.

José Luis Rodríguez Zapatero ha encargado una misión endiablada al general Félix Sanz, el nuevo responsable del Centro Nacional de Inteligencia (CNI): rebajar las tensiones internas que precipitaron la caída del destituido Alberto Saiz y, al mismo tiempo, cortar las cabezas de quienes filtraron a los medios de comunicación, de forma anónima, las presuntas corruptelas cometidas por el ya ex director de los servicios secretos, entre ellas la financiación de lujosas jornadas de caza y pesca con cargo a los fondos del centro.