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El anti-candidato que jubiló al clan de la boina
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PERFIL DE ALBERTO NÚÑEZ FEIJÓO

El anti-candidato que jubiló al clan de la boina

Tiene todo lo que no debería ser un candidato de libro de la derecha popular. Y aun así, este joven abogado ha logrado lo que hace

Foto: El anti-candidato que jubiló al clan de la boina
El anti-candidato que jubiló al clan de la boina

Tiene todo lo que no debería ser un candidato de libro de la derecha popular. Y aun así, este joven abogado ha logrado lo que hace solo unas semanas parecía una gesta titánica: desplazar al bipartito de Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana y sumar un escaño más, el 39, a la mayoría absoluta. Ha vuelto a poner la bandera de la gaviota en un torreón en el que Fraga gobernó durante 16 años y aspira, con todo derecho, a formar parte de las baronías del PP, ahora que Esperanza Aguirre y Francisco Camps, están tocados por la Operación Gürtel y otras andanzas.

Admite que votó a Felipe González en 1982. Muchos lo consideran un excelente gestor, pero un tecnócrata al que le cuesta conectar con la gente de la calle. No descarta el entendimiento con los nacionalistas del Bloque o gobernar incluso algún día con ellos si necesitase su apoyo. Un candidato poco genuino que ha contado siempre, eso sí, con el beneplácito de Génova 13 y de su actual presidente, su paisano Mariano Rajoy, para quien Feijóo reúne todos los ingredientes de lo que él quiere que sea el PP: un partido abierto, liberal y con principios. Para colmo, está soltero y piensa abiertamente que el matrimonio “es una institución muy poco democrática”. Lo cual tampoco quiere decir que la rechace.

 

Feijóo, sin embargo, está dispuesto ahora, a sus 47 años, a casarse con Galicia. Un compromiso aceptado a regañadientes por su madre, a quien le gustaría que su hijo optase ya por darle descendencia. “Alberto está casado con Galicia y Galicia, encima, no me puede dar nietos”.

Aunque todo puede cambiar una vez que el nuevo presidente se instale definitivamente en el palacio de Monte Pío, la suntuosa residencia oficial de los mandatarios gallegos. Feijóo tiene novia, Carmen Gámir, Chinny, corresponsal en Madrid de un periódico orensano, La Región. No se ha dejado apenas ver con ella en público. Una relación mantenida en un discreto segundo plano que ahora salta a las páginas rosas de la prensa nacional. Ella se pidió una excedencia para acompañarle durante toda la campaña y, aun así, siempre ha permanecido en la retaguardia de las cámaras, sentada en cada mitin junto a su suegra y su cuñada. Ellas dos han sido, precisamente, las que han humanizado el perfil de Feijóo en estas elecciones participando incluso en un vídeo sobre él. “¿Cuál será su política para incrementar la natalidad?”, le preguntaron recientemente en un foro de Vigo. El hombre reservado, deja abiertas todas las posibilidades: “En la próxima legislatura, yo espero que ocurran cosas importantes en mi vida personal, además de ser presidente de la Xunta”.

Núñez Feijóo comparte con Rajoy el gusto por el deporte. Le gusta el ciclismo, como a su presidente, pero también salir a correr los fines de semana, tal y como le pudimos ver en la jornada de reflexión. Con Rajoy también comparte su paso por los Marianistas de León, el mismo colegio en el que también se formó al hoy presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Y a Rajoy debe, al fin y al cabo, el origen de toda una historia que culmina ahora en la presidencia de Galicia. Ha llegado a confesar incluso que nunca se habría presentado si Rajoy no fuese presidente del PP.

Adiós al ‘clan de la boina’

Y es que Feijóo se ha ganado una excelente fama como gestor que le ha llevado a ocupar diferentes cargos de responsabilidad en la administración gallega y estatal. En Madrid estaba hasta que un día la catástrofe del Prestige se cruzó en su vida. Fue entonces cuando Rajoy recomendó su nombre a Manuel Fraga. Ocuparía primero el cargo de conselleiro de Política Territorial en sustitución del siempre considerado delfín político de Fraga, Xosé Cuiña. Fue su primera victoria como ‘birrete’, representante del sector urbano del partido. Después pasaría a la vicepresidencia y, tras el colapso de la era Fraga, asumiría las riendas del partido después de llevarse por delante a lo que se llamaba el ‘clan de la boina’, con la excepción de Xosé Luis Baltar que prefirió unirse a su enemigo.

Hace unos días, en una entrevista a El País decía que “en mi Gobierno habrá muy poco de la Xunta de Fraga”. Y así parece que va a ser: un Gobierno con muchas caras nuevas y más de un independiente, y muy volcado en la gestión más que en el escaparate.

Es el punto final a un proceso de renovación interna en el que se ha producido un revolucionario cambio generacional, que no ideológico. Tras 16 años del presidente fundador, Feijóo creo un equipo a su medida, una corte de jóvenes casi desconocidos  con los que se lanzó a reconquistar el poder perdido. Integró también a algunos de los hombres de Baltar, representante del sector rural de los ‘birretes’, entre sus 22 vocales electos y a él mismo entre los miembros natos en su condición de presidente provincial y de la diputación de Orense.

Cesa a su número uno por Orense… y después al Audi de Touriño

Para las últimas listas prescindió de hasta nueve ex conselleiros de Fraga. Aunque tampoco le tembló el pulso para destituir ipso facto a uno de los suyos, al cabeza de lista por Orense, Luis Carrera, que cobró 240.000 euros de un paraíso fiscal de las islas Caimán. Su próximo objetivo: austeridad y solo diez consellerías para gobernar Galicia sin gastar un euro de más. Y también sustituir el lujoso Audi A8 de Touriño y encargar, en su lugar, un Citroen C6 que, finalmente, no se construye en Galicia, sino en Francia.

Su principal defecto, su lejanía o su obsesión por el trabajo minucioso que le hace aparecer como un tecnócrata distante. Un gestor eficaz que demostró a su paso por el Insalud, primero, y como máximo responsable de Correos entre 2000 y 2003. El habla, sin embargo, de ser un líder “tímido, leal y ordenado” o “con menos ideología y más inteligencia”. Él mismo ha contado varias veces una anécdota que vivió con la fallecida Loyola de Palacio en el Congreso en el que fue elegido sucesor de Fraga con el 96% de los votos. La ex comisario le advirtió entonces de que su seguridad le daba un tono un poco arrogante: "Cuando hablas, pareces un poco chulo", le espetó.

Un ‘chulo’ solterón que ha logrado, además de mantener unido al partido en tiempos de crisis, lograr el ansiado escaño 39 que lo convertirá en el futuro presidente de la Xunta. Y quien sabe lo que le depara el futuro. Por ahora, Mariano Rajoy respira tranquilo. 

Tiene todo lo que no debería ser un candidato de libro de la derecha popular. Y aun así, este joven abogado ha logrado lo que hace solo unas semanas parecía una gesta titánica: desplazar al bipartito de Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana y sumar un escaño más, el 39, a la mayoría absoluta. Ha vuelto a poner la bandera de la gaviota en un torreón en el que Fraga gobernó durante 16 años y aspira, con todo derecho, a formar parte de las baronías del PP, ahora que Esperanza Aguirre y Francisco Camps, están tocados por la Operación Gürtel y otras andanzas.

Alberto Núñez Feijóo