Zapatero 'suspende' en aritmética: la suma de todos los votos de izquierda no le da la mayoría

La mayoría de los partidos de izquierda que se sientan en el Congreso -todos menos el BNG y Nafarroa Bai- ofrecieron ayer su respaldo al PSOE para evitar un "giro a la derecha" del Gobierno, que está dispuesto a negociar el apoyo de los 10 diputados de CiU -una formación conservadora- para romper su soledad parlamentaria. Pero ni siquiera los votos de toda la izquierda garantizarían a José Luis Rodríguez Zapatero los 176 necesarios para sacar adelante sus planes contra la crisis y las reformas legislativas pendientes.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Izquierda Unida (IU) e Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V) sólo suman cinco diputados, insuficientes para darle al PSOE (169 escaños) la estabilidad parlamentaria que necesita tras la ruptura de facto con el PNV, que ha anunciado la retirada de su apoyo a los socialistas en el Congreso si Patxi López es investido lehendakari.

Pese a esta evidencia, el portavoz de IC-V, Joan Herrera, aseguró ayer que "una mayoría progresista es posible", y añadió que si el PSOE busca la estabilidad parlamentaria en "fuerzas conservadoras", en alusión a CiU, "será porque quiere". En parecidos términos se expresaron Gaspar Llamazares (IU) y Joan Ridao (ERC), que advirtieron a los socialistas de que "tendrán que abrirse a otras fuerzas políticas" si pierden el apoyo de sus dos principales aliados en este primer tramo de la legislatura: el PNV y el BNG.

Pero la aritmética parlamentaria es tozuda. Los 169 diputados del Grupo Parlamentario Socialista, sumados a los cinco del grupo que forman ERC, IU e IC-V, se quedarían a dos votos de lograr la mayoría absoluta. Y ni siquiera añadiendo el escaño que ocupa Uxue Barkos, la única representante de Nafarroa Bai, se alcanzaría esa meta. Tampoco podría el PSOE rebañar algún apoyo extra en el resto del Grupo Mixto: Coalición Canaria, Unión del Pueblo Navarro y la UPyD de Rosa Díez.

Es cierto que los dos diputados del BNG podrían completar el puzzle de izquierdas que necesitaría Zapatero para acabar con su debilidad parlamentaria. Pero los nacionalistas gallegos, tras la derrota del bipartito a manos del PP y las tensiones surgidas entre Emilio Pérez Touriño y Anxo Quintana durante la campaña electoral, también han marcado distancias con el PSOE.

"Geometría variable"

El portavoz socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, aseguró ayer que su partido seguirá recurriendo a la "geometría variable" para sacar adelante la legislatura. Es decir, que aplicará la fórmula de negociar con todos los grupos parlamentarios, salvo el del PP, para ir salvando, uno a uno, los proyectos y reformas legislativas que el Gobierno remita a la Cámara Baja. "Ya lo venimos haciendo día a día, semana a semana y mes a mes, con esfuerzo y muchísimo trabajo", añadió Alonso.

Pero el reguero de deserciones que Zapatero ha ido provocando en las filas de sus aliados parlamentarios desde que llegó al poder -primero ERC, más tarde CiU y ahora el PNV-, y sobre todo la extrema gravedad de la situación económica, van a complicar extraordinariamente al PSOE los tres años que restan de legislatura.

El líder de CiU, Artur Mas, ya ha advertido a Zapatero de que su partido no será "el salvavidas del PSOE". Y el portavoz de ERC también se expresó ayer con claridad: "En el contexto actual de crisis, es difícil que alguien se abrace impunemente a Zapatero", dijo Ridao. En otras palabras: que cualquier eventual aliado se lo pensará dos veces antes de ir de la mano del Gobierno para no correr el riesgo de que la crisis también le pase luego factura en las urnas.

"Zapatero está más solo cada día", aseguraba ayer a El Confidencial un miembro de la dirección del Grupo Parlamentario Popular. "Intentará agotar la legislatura confiando en que la crisis remonte en algún momento, porque sabe que si convoca elecciones anticipadas las perderá".