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Robar para comer
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LA CRISIS INCREMENTA LOS HURTOS EN SUPERMERCADOS

Robar para comer

Es la crónica negra de la crisis. La depresión económica está generando una creciente sensación de inseguridad en la sociedad española, que observa cómo han regresado

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Robar para comer

Es la crónica negra de la crisis. La depresión económica está generando una creciente sensación de inseguridad en la sociedad española, que observa cómo han regresado algunos delitos superados en los últimos años de bonanza. Los conocidos como hurtos famélicos, robos cometidos en supermercados por personas desesperadas que no habían delinquido antes, han vuelto a detectarse en grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia.

Como explicaron a este diario fuentes del Sindicato Unificado de Policía (SUP) y de la Confederación Española de Policía (CEP), las fuerzas de seguridad han detectado un incremento en los hurtos de comida y artículos de subsistencia en los comercios, así como la creación de puestos ambulantes de reventa con estos productos. “Es gente que roba para comer o para vender en la calle garbanzos, por ejemplo, y utiliza ese dinero para sobrevivir”, indicaron desde la CEP.

Estas fuentes policiales coinciden en que la relación entre crisis económica y aumento de la delincuencia esta constatada por diversos estudios, tanto en España como en la Unión Europea. En concreto, los tipos de delitos que experimentan un mayor incremento son los que atentan contra la propiedad como los hurtos, robos y asaltos a locales comerciales, garajes o viviendas. Precisamente aquellos que mayor sensación de riesgo transmiten a la ciudadanía.

Los sindicatos policiales señalaron que para combatir esta amenaza es necesaria una mayor presencia de patrullas en las calles que funcione de forma preventiva, ya que la investigación posterior de los delitos suele ser especialmente complicada con las bandas organizadas que actúan de forma itinerante por todo el país. Es el caso del grupo de rumanos, desarticulado ayer por la Policía Nacional, que se dedicaba al robo en viviendas de lujo por toda España. Por ello, tanto el SUP como la CEP reclamaron al Ministerio del Interior un mayor número de efectivos y mejores sueldos para los funcionarios.

La delegada del Gobierno en Madrid, Soledad Mestre, también reconoció recientemente que 2009 será “un año difícil para la seguridad ciudadana”, dado el aumento del desempleo y el agravamiento de la crisis económica. Sin embargo, obtener datos fiables sobre criminalidad en España es prácticamente imposible, ya que las últimas cifras que proporciona Interior corresponden a 2007. Ese año, la tasa de delitos contra el patrimonio fue de 16,8 por cada 1.000 habitantes, la misma que en 2006 e inferior a las del periodo 2000-20005.

Violencia y conflictividad social

El aumento de la conflictividad social en diversos países europeos, así como los brotes xenófobos de trabajadores nacionales frente a extranjeros, son otros de los fenómenos que podrían contagiar a la sociedad española. No obstante, tanto José Antonio Moreno, de Comisiones Obreras, como Carlos Prieto, profesor de Sociología de la Universidad Complutense, indicaron a este diario que es poco probable que la xenofobia llegue a los trabajadores españoles. Prieto recordó que en España, a diferencia de en otros países, las protestas en el ámbito laboral siempre están lideradas por las centrales sindicales, que se oponen tajantemente a criminalizar a la inmigración. En este sentido, Moreno afirmó que los trabajadores extranjeros no son el problema, aunque es posible que los españoles entren en competencia con los inmigrantes por nichos del mercado de trabajo que antes desdeñaban.

También existen dudas acerca de si la crisis económica conllevará un mayor número de violencia de género. Desde la CEP, se apuntó a que los problemas económicos y el desempleo, que a su vez inciden en problemas como el alcoholismo, pueden provocar un mayor grado de maltrato, aunque no se traduzca en muertes. Sin embargo, Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género, matizó que la crisis solo afectará a quienes ya sean violentos, y que puede tanto aumentar la agresividad, como abrumar al maltratador de modo que disminuya su virulencia.   

Es la crónica negra de la crisis. La depresión económica está generando una creciente sensación de inseguridad en la sociedad española, que observa cómo han regresado algunos delitos superados en los últimos años de bonanza. Los conocidos como hurtos famélicos, robos cometidos en supermercados por personas desesperadas que no habían delinquido antes, han vuelto a detectarse en grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia.