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Zapatero no tiene ningún ‘Favs’ que le escriba los discursos
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A DIFERENCIA DE BARACK OBAMA

Zapatero no tiene ningún ‘Favs’ que le escriba los discursos

La toma de posesión de Barack Obama ha vuelto a dejar patente que la política estadounidense poco tiene que ver con la española. La gran importancia

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Zapatero no tiene ningún ‘Favs’ que le escriba los discursos

La toma de posesión de Barack Obama ha vuelto a dejar patente que la política estadounidense poco tiene que ver con la española. La gran importancia que han adquirido los discursos del nuevo inquilino de la Casa Blanca contrasta con el valor que se otorga en España a los de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero la forma en que ambos líderes preparan sus intervenciones también es muy diferente. Detrás de las palabras de Obama está un joven de 27 años llamado Jon Favreau (Favs para los amigos) por quien el entonces senador demócrata apostó fuerte en 2004; mientras que en el círculo de Zapatero es imposible encontrar una figura comparable a Favs.

El presidente español confía sus discursos a los miembros del Gabinete de Presidencia y de su Oficina Económica, pero siempre se reserva su aportación personal guiado por las numerosas consultas que realiza, vía teléfono móvil, a cualquiera de sus consejeros no oficiales. “Zapatero hace muchas llamadas, le gusta poner su pluma y aportar su visión de los temas”, aseguraron fuentes de Moncloa.

Pero, pese a las ideas que Zapatero obtiene de sus diferentes asesores informales, los responsables del contenido de sus alocuciones son pequeño Ejecutivo en la sombra: José Enrique Serrano, director del Gabinete de Presidencia; Bernardino León, secretario general de la Presidencia; su primo José Miguel Vidal, director adjunto de gabinete; y Javier Vallés, responsable de la Oficina Económica. A estos nombres se suman los de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y su entorno, como su directora de Comunicación, Ángeles Puerta.

Estos departamentos se turnan el protagonismo según la temática del discurso, ya sea política económica, nacional o internacional, o el tipo de audiencia al que ha de enfrentarse el presidente. Sin embargo, fuentes cercanas a al presidente del Gobierno señalaron que cuando se trata de un mitin de partido, Zapatero suele prescindir de textos precisos, porque “lleva en la cabeza lo que quiere transmitir en ese momento”.

Lo cierto es que Obama acertó cuando prestó atención al joven que se atrevió a interrumpir el ensayo de su discurso para la Convención Demócrata de 2004, previa a la derrota de John Kerry en las elecciones. Obama comenzó entonces su fulgurante carrera a la Casa Blanca y no tardó en contratar al “chaval” que acostumbraba a sentarse a escribir en un Starbucks. Favs interiorizó el estilo de Obama y lo proyectó al mundo convirtiéndolo en el fundamento de su éxito. La oratoria del nuevo presidente estadounidense ha sido comparada con la de Martin Luther King o John F. Kennedy, pero un breve repaso a los discursos de Zapatero deja luces y sombras.

De Iraq a la crisis

Como líder de la oposición supo alimentar su discurso con el descontento social por cuestiones como la guerra de Iraq y, en la campaña electoral de 2004, con las encuestas en contra, se empleó a fondo en la retórica para movilizar a la izquierda. Entonces contaba con la inspiración del sociólogo José Andrés Torres Mora y el respaldo de nombres como Jordi Sevilla o Jesús Caldera. De esta época datan sus apelaciones al “socialismo libertario” o al “republicanismo cívico”.

Una vez presidente, Zapatero no tardó en pronunciar uno de sus discursos más trascendentales: el anuncio de la retirada de las tropas de Iraq. Un pronunciamiento conciso que poco tendría en común con su defensa del matrimonio homosexual. El presidente se adornó en el Congreso con frases como “estamos construyendo un país más decente, porque una sociedad decente es aquella que no humilla a  sus miembros” y “hoy demostramos con esta Ley que las sociedades pueden hacerse mejores a sí mismas y que pueden ensanchar las fronteras de la tolerancia y hacer retroceder el espacio de la humillación y la infelicidad”.

No obstante, su aportación personal le ha reportado también sonados resbalones. “Tengo la convicción de que  dentro de un año estaremos mejor”, aseguró Zapatero en diciembre de 2006 sobre el llamado proceso de paz con ETA, apenas un día antes de que la banda terrorista volara la T4 de Barajas. Los discursos sobre la crisis, que ha terminado por ocupar buena parte de las intervenciones de Zapatero, pese a su inicial resistencia a reconocerla, también cuentan con frases desafortunadas. En su comparecencia del pasado septiembre en el Congreso, la primera para explicar su estrategia ante la depresión económica,  el presidente del Gobierno defraudó. “Que nadie espere una nueva batería de anuncios o propuestas; no tiene sentido improvisar todos los días nuevas iniciativas”, sentenció. Una frase que Favs nunca le hubiera permitido pronunciar.

La toma de posesión de Barack Obama ha vuelto a dejar patente que la política estadounidense poco tiene que ver con la española. La gran importancia que han adquirido los discursos del nuevo inquilino de la Casa Blanca contrasta con el valor que se otorga en España a los de José Luis Rodríguez Zapatero. Pero la forma en que ambos líderes preparan sus intervenciones también es muy diferente. Detrás de las palabras de Obama está un joven de 27 años llamado Jon Favreau (Favs para los amigos) por quien el entonces senador demócrata apostó fuerte en 2004; mientras que en el círculo de Zapatero es imposible encontrar una figura comparable a Favs.

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