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Antonio Barrientos, el 'niño relimpio' de Estepona
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Antonio Barrientos, el 'niño relimpio' de Estepona

Carmen F. destapó la caja de los truenos a finales de los 90 cuando denunció a su médico, Antonio Barrientos, por colgarse el título de alergólogo

Foto: Antonio Barrientos, el 'niño relimpio' de Estepona
Antonio Barrientos, el 'niño relimpio' de Estepona

Carmen F. destapó la caja de los truenos a finales de los 90 cuando denunció a su médico, Antonio Barrientos, por colgarse el título de alergólogo sin serlo. La especialidad médica de la que alardeaba el alcalde esteponero, incluso en los programas de televisión, era un fiasco. Todo quedó al descubierto cuando su paciente, afectada por un tratamiento de corticoides que le causó daños físicos, tuvo que ser tratada por otro facultativo doctorado en la especialidad de alergología en una consulta medica malagueña. Este último sí era alergólogo… Barrientos, no.

Según ha sabido El Confidencial por el Colegio de Médicos de Málaga, “la única inscripción que nos consta del señor Antonio Barrientos González es la de colegiado en el año 1991 como médico general que desempeñaba su trabajo en la calle Adolfo Suárez número 6, piso 1ª derecha. La especialidad de alergología no figura en nuestra ficha del Colegio Médico”.

La irrupción en política de Barrientos se produjo al poco tiempo de la denuncia que Carme F. interpuso en Málaga “al considerarse estafada por el facultativo”. Era la época en que la Alergología era una especialidad médica de moda. En el año 1986, 'el pollito' se licenció en Medicina por la Universidad de Granada. Tras pasar por diferentes centros de salud públicos de la zona de Almería, decidió establecerse en Estepona. Hasta 1999, su carrera iba por el camino recto: cobraba alrededor de las doscientas mil pesetas al mes como médico del geriátrico Virgen del Carmen. Pero su afán por la higiene y unos cuantos documentales de alergología, le llevaron a montar una consulta privada donde atendía a los pacientes como alergólogo. La denuncia de Carmen desvelando su fiasco le obligó a descolgar el cartel que tan bien lucía en la puerta de su consulta.

Obsesión por la higiene

Estaba tan obsesionado con el tema de la higiene que a sus amigos les decía: “Mira, tengo la escoba de oro que me dieron por tener a Estepona como la ciudad más limpia de España”. Esta escoba la recibió en 2006, pero ya en el 2005 había recogido la réplica del trofeo en plata y se jactaba de que, en el próximo concurso de escobas, a celebrar en 2010, el máximo galardón de esta competición impulsada por la UE para premiar a las ciudades más limpias, sería también para él. Entonces no contaba con que su propio partido le barrería a el.

En las arengas de Barrientos, uno de los latiguillos que más se repetían era el de “pulcritud, higiene, saneo, desinfectar”. Solía decir, “voy a dejar las calles y las playas de la ciudad más limpias que una patena”. Si visitaba una guardería era obligado un paseo por los sanitarios “porque los alérgenos de los wáteres son los más peligrosos para el sistema inmunitario de los niños”, y aconsejaba a las pedagogas que usaran desinfectante, “que él como alergólogo sabía de esos temas”. Su madre, doña María González, ya les comentaba a las vecinas que su hijo era muy escrupuloso, “que tenía un niño muy relimpio”. Sus comadres dicen que esta “obsesión por la limpieza llegó a tal extremo que Antoñito llegó a inventarse lo de alergólogo por ser tan tiquismiquis”.

Su chalet demótico

El chalet de Barrientos no es como la Finca la Caridad de Roca, llena de elementos “ostentosos y chabacanos”. El regidor esteponero es más ‘hot’ y no gastaba su ‘caja b’ en artilugios estrafalarios como los horteras marbellíes. El era muy ‘domótico’ y gastaba su dinero en “tecnología de diseño inteligente”. En la urbanización Bahía Azul, cerca del puerto deportivo, Barrientos tiene dos chalés, valorados en 600.000 y 450.000 euros, respectivamente, que están equipados a la última con todo tipo de adelantos domóticos: servicios de gestión energética, medio de redes interiores y exteriores de comunicación, cableado inalámbrico… etc, etc.

En el Registro de la Propiedad sólo aparecen a su nombre estas dos viviendas y unas pequeñas parcelas en Extremadura que le dejó de herencia Francisco Barrientos, su progenitor, del que según cuentan los esteponeros murió prácticamente en la indigencia.

Barrientos pasó a ser el sexto alcalde mejor pagado de España: 90.000 euros anuales. De sexto de la lista en el 2001 pasó a número 1 en 2003. En el tema de coches, cambió el viejo que tenia por un todoterreno Montero para su ocio, pero habitualmente iba en el coche oficial: un Audi A6 “que siempre va oliendo a flores y reluciente”.

El Reinaldo y la Milonga

La cercanía de su vivienda al puerto deportivo de Estepona le hizo un asiduo de la zona. Por donde más se le veía era por El Reinaldo, un bar que hace esquina en el puerto y que está muy de moda en la ciudad. Ahí es donde ‘El pollito’ se toma los primeros cubatas de Bacardí con cocacola. Eso sí, “no sin antes examinar el vaso minuciosamente para comprobar que está limpio”, hecho que les hace suma gracia a los camareros.

Luego en el Milonga, una disco de bailes de salsa de última hora regentada por Oscar Rull, le servía a Barrientos para despilfarrar los últimos ahorrillos de la noche alardeando delante de sus amigos famosos: Javier Rojo, José Bono, José Ramón de la Morena, José Tomás, Ramón Calderón, Fonsi Nieto...

Siempre que finalizaba un evento cultural, a los que acudían estos personajes, Barrientos, haciendo gala de su hospitalidad, les daba un paseíto por el Puerto Deportivo. Hubo una escena curiosa en el último Festival de cine de Estepona. Al actor Fernando Tejero le habían salido unos sarpullidos en la piel (tal vez la picadura de algún mosquito). Barrientos enseguida se percató y faltó tiempo para decirle: “No te preocupes, si esto va a más estás en buenas manos. Yo soy médico alergólogo”. Entonces nadie se rio.

Barrientos era feliz y lo tenía casi todo. Lo único que le faltó a Antonio era un romance con alguna famosa. Soltero y sin hijos, pero siempre con una obsesión: “La de encontrar una mujer, eso sí, que fuera muy limpia, muy limpia, como decía su madre”. La pareja era una de sus fijaciones. Este deseo le condujo a un programa de televisión de Telecinco para encontrar su media naranja. Allí se presentó de nuevo como alergólogo, su palabra favorita. Aunque Eros no le hizo ni caso.

Carmen F. destapó la caja de los truenos a finales de los 90 cuando denunció a su médico, Antonio Barrientos, por colgarse el título de alergólogo sin serlo. La especialidad médica de la que alardeaba el alcalde esteponero, incluso en los programas de televisión, era un fiasco. Todo quedó al descubierto cuando su paciente, afectada por un tratamiento de corticoides que le causó daños físicos, tuvo que ser tratada por otro facultativo doctorado en la especialidad de alergología en una consulta medica malagueña. Este último sí era alergólogo… Barrientos, no.