Torres se despide hoy como juez de Marbella tras procesar a 86 personas por el ‘Caso Malaya’

Ayudado por sus colaboradores, metió en cajas varios informes, alguna fotografía y vació el disco duro de su ordenador. El juez Miguel Ángel Torres acababa así ayer su etapa en el juzgado de instrucción número 5 de Marbella. Se traslada rumbo a Granada, quién sabe si como paso previo a un destino superior.

Torres ha instruido los casos Ballena Blanca y Malaya. En sus cuatro años y medio en Marbella ha resistido presiones de todo tipo y ha logrado procesar a 86 personas en el caso Malaya. El juez, de 36 años, siempre entraba en los juzgados de Marbella con gesto serio, concentrado. Solía llevar un maletín negro en su mano izquierda, lucía trajes bien planchados y gafas de vista metálicas que le daban un toque intelectual en su mirada.

Torres, al igual que la implacable juez Jeanne Charmant Killman que interpreta Isabel Huppert en la película Borrachera de poder de Claude Chabrol, tenía largas e intensas jornadas de trabajo. Algunos días empleaba 10 e incluso 12 horas en los interrogatorios a los principales procesados (Juan Antonio Roca, Julián Muñoz, Marisol Yägue, Isabel García Marcos), comía rápido en la mesa del despacho y se llevaba el trabajo a casa.

Aunque la rutina laboral del juez Torres en Marbella ha sido muy exhaustiva e incluso alabada (recibió una medalla de la gestora que rigió el Ayuntamiento de Marbella antes de las pasadas elecciones municipales), se marcha a Granada sin haber resuelto una de las grandes incógnitas de la investigación: la probable implicación de la Junta de Andalucía en el caso Malaya.

La declaración de Juan Antonio Roca apunta a una posible X del Gobierno andaluz (como también ha insinuado machaconamente Javier Arenas, presidente del PP de Andalucía), pero el magistrado no ha procesado a ningún político que no tuviera responsabilidad directa en la gestión municipal de Marbella.

La consejera de Justicia y Administración Pública, María José López, volvió ayer a echar flores al juez Torres. Le calificó de “profesional increíble” y destacó que había trabajado “intensamente durante este tiempo" en una situación que calificó como "no precisamente fácil".

Miguel Ángel Torres termina su etapa rumbo a Granada, sede del TSJA (Tribunal Superior de Justicia de Andalucía). Quizá su paso por la ciudad costasoleña sea sólo el primer paso de una carrera en la judicatura nacional. Marbella puede haber sido su gran trampolín. Nada volverá a ser como antes para el nuevo juez estrella.