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Jaime Jiménez, de instalador de aire acondicionado a atracador ‘solitario’
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Jaime Jiménez, de instalador de aire acondicionado a atracador ‘solitario’

Ya tiene nombres, apellidos… y una historia detrás. El delincuente más buscado por la Policía española, el atracador conocido por el sobrenombre de El Solitario, ha

Foto: Jaime Jiménez, de instalador de aire acondicionado a atracador ‘solitario’
Jaime Jiménez, de instalador de aire acondicionado a atracador ‘solitario’

Ya tiene nombres, apellidos… y una historia detrás. El delincuente más buscado por la Policía española, el atracador conocido por el sobrenombre de El Solitario, ha resultado ser Jaime Jiménez Arbe, un madrileño cincuentón que hace tiempo se dedicó a la instalación de aparatos de aire acondicionado y que desde hace años vivía en un chalé de la localidad madrileña de Las Rozas de los botines de los atracos que cometía a lo ancho y largo de la geografía española. Trece años de correrías que acabaron ayer, sobre la una de la tarde, cuando se disponía a cometer un nuevo robo, en esta ocasión en una sucursal bancaria de la ciudad costera de Figueira da Foz (Portugal). Sin embargo, ayer la Policía se adelantó y lo detuvo.

Su fin se comenzó a fraguar el pasado 1 de junio, cuando un vecino de Las Rozas llamó a un comisario de la Brigada de Policía Judicial de Madrid para decirle que él conocía a aquel personaje que usaba barba postiza y del que acababan de decir en televisión que era un peligroso atracador. Era la tercera vez que la Guardia Civil pedía la colaboración ciudadana por la pequeña pantalla para capturar al que había bautizado como El Solitario, y lo hacía porque éste había vuelto a actuar en Toro (Zamora). Aquel vecino lo vio y llamó a la Policía para asegurarle que el célebre atracador se llamaba Jaime y que vivía en el número 29 de la calle Galeno, en un chalé de tres plantas de la Urbanización Monte Alto, de Las Rozas.

La Policía comenzó a indagar sobre aquel personaje, que resultó ser Jaime Jiménez Arbe, nacido en Madrid el 12 de enero de 1956, hijo de Jaime y Soledad, y del que nadie sabía a qué se dedicaba, aunque algunos aseguraban que hace tiempo trabajaba en la instalación de aires acondicionados. Sus vecinos le retrataban como alguien conflictivo, capaz de enfrentarse a sus vecinos e, incluso, de amenazarles de muerte. Los investigadores también intentaron averiguar si había sido militar, o ex policía, ya que el uso que hacía de las armas era la de un buen tirador, la de alguien acostumbrado al manejo de pistolas. Su sorpresa fue grande cuando supieron que ni siquiera había hecho el servicio militar, ya que sufría de paranoia, una enfermedad psiquiátrica que le hacía inútil para el Ejército. Durante aquellos días, los agentes descubrieron también que ocasionalmente acudía a una nave industrial en un polígono industrial de la localidad de Pinto, al Sur de Madrid. Allí no radicaba ninguna empresa ni se le conocía actividad, pero el sospechoso iba y venía, se supone que a preparar sus golpes.

Finalmente, el 29 de junio, la Policía pidió al Juzgado de Instrucción número 22 de Madrid autorización para intervenir los teléfonos del ahora detenido y, poco después, convencidos de que esta vez sí habían dado con El Solitario, los máximos responsables de la Brigada Provincial de Madrid mantenían una reunión con mandos de la Guardia Civil para unificar los esfuerzos entorno al sospechoso. El cerco dio frutos muy pronto: la semana pasada, los agentes observaron como Jiménez Arbe se desplazaba a Portugal, a la localidad costera de Figueira da Foz a explorar la zona, aunque volvió a Madrid. Finalmente, ayer tomó la furgoneta Renault Kangoo blanca, el mismo modelo y color en el que, según algunos testigos, había huido en sus últimos golpes y volvió a la ciudad lusa.

Ya tiene nombres, apellidos… y una historia detrás. El delincuente más buscado por la Policía española, el atracador conocido por el sobrenombre de El Solitario, ha resultado ser Jaime Jiménez Arbe, un madrileño cincuentón que hace tiempo se dedicó a la instalación de aparatos de aire acondicionado y que desde hace años vivía en un chalé de la localidad madrileña de Las Rozas de los botines de los atracos que cometía a lo ancho y largo de la geografía española. Trece años de correrías que acabaron ayer, sobre la una de la tarde, cuando se disponía a cometer un nuevo robo, en esta ocasión en una sucursal bancaria de la ciudad costera de Figueira da Foz (Portugal). Sin embargo, ayer la Policía se adelantó y lo detuvo.