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Oslo envió un observador a la última reunión Gobierno-ETA para intentar salvar el proceso de paz
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Oslo envió un observador a la última reunión Gobierno-ETA para intentar salvar el proceso de paz

El Gobierno noruego se ha implicado hasta el final en el diálogo entre el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y ETA. Oslo envió a un

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Oslo envió un observador a la última reunión Gobierno-ETA para intentar salvar el proceso de paz

El Gobierno noruego se ha implicado hasta el final en el diálogo entre el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y ETA. Oslo envió a un destacado representante al último encuentro entre emisarios de Moncloa y dirigentes de la banda armada, celebrado entre los días 14 y el 21 de mayo, con el objetivo de salvar el entonces ya agonizante proceso de paz, según aseguran a El Confidencial fuentes conocedoras de los detalles de dicha cita.

Estas fuentes, sin embargo, no quisieron concretar si dicho observador noruego era el propio ministro de Asuntos Exteriores del país escandinavo, Jonas Gahr Stoere, quien ya había asistido a al menos dos encuentros Gobierno-ETA antes del anuncio de la tregua de marzo de 2006, como adelantó en exclusiva este diario el pasado 12 de febrero (ver noticia).

El diario Gara ya desvelaba en su edición de ayer domingo que, además de representantes de la organización terrorista, del Gobierno español y del Centro Henri Dunant -la ONG suiza que ha realizado labores de mediación durante las negociaciones- aquellos días se sentaron a la mesa “cinco caras nuevas”. El periódico abertzale los calificaba de “observadores” y destacaba que cuatro de ellos “componían dos delegaciones distintas con valiosa experiencia en resolución de conflictos políticos”.

Según algunos medios, una de ellas estaba formada por miembros del Sinn Fein, el brazo político del IRA. El quinto representante -añadía Gara- “procedía del país que ha sido anfitrión de los contactos iniciales”. Éste era, según las fuentes consultadas por El Confidencial, el enviado del Ejecutivo noruego.

Según el diario abertzale, estas cinco caras nuevas “no intervinieron en las reuniones, pero tampoco se limitaron únicamente a escuchar, sino que se reunieron por separado con las dos partes y emprendieron algunas iniciativas destinadas a tratar de facilitar el éxito de las negociaciones. Por ejemplo, contactar con el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero”.

Siempre según Gara, los cinco comprobaron que en aquella reunión de varios días no era posible alcanzar “el esperado acuerdo político que hubiera desbloqueado todo el proceso”, aunque también “pudieron escuchar que ninguna de las dos partes cerraba la opción del mantenimiento de los contactos, aunque se admitiera que su continuidad resulta lógicamente más peliaguda en un contexto de enfrentamiento reabierto”.

La colaboración noruega

La primera intervención del Ejecutivo noruego en el diálogo Gobierno-ETA se produjo en noviembre de 2005. Entonces, entre los días 3 y 12 de ese mes, facilitó a los interlocutores de ambas partes una residencia a las afueras de Oslo para que continuaran las conversaciones directas que se habían iniciado en junio de ese mismo año en la localidad suiza de Ginebra.

A aquel encuentro, en el que se acordó poner el calificativo “permanente” a la tregua que ETA anunciaría meses después, asistieron el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, y el número 1 de la banda, José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera, y en ella participaron también dos representantes del Centro Henri Dunant.

La implicación del Gobierno del país escandinavo fue tal, que no sólo sus servicios secretos se encargaron de la seguridad de todos los participantes en la misma, sino que el propio ministro de Asuntos Exteriores estuvo presente al inicio de la misma.

El Gobierno noruego se ha implicado hasta el final en el diálogo entre el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y ETA. Oslo envió a un destacado representante al último encuentro entre emisarios de Moncloa y dirigentes de la banda armada, celebrado entre los días 14 y el 21 de mayo, con el objetivo de salvar el entonces ya agonizante proceso de paz, según aseguran a El Confidencial fuentes conocedoras de los detalles de dicha cita.