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‘Espantá’ del Gobierno, mientras Aguirre se da un baño de multitudes
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‘Espantá’ del Gobierno, mientras Aguirre se da un baño de multitudes

El alejamiento del Gobierno socialista del poder económico comienza a ser clamoroso. Ayer se comprobó con toda nitidez durante la asamblea general de la Ceim, la

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‘Espantá’ del Gobierno, mientras Aguirre se da un baño de multitudes

El alejamiento del Gobierno socialista del poder económico comienza a ser clamoroso. Ayer se comprobó con toda nitidez durante la asamblea general de la Ceim, la patronal madrileña. Al acto estaban invitados algunos miembros del Ejecutivo, entre ellos los ministros de Trabajo, Jesús Caldera, e Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, pero ninguno de ellos dio señales de vida. Caldera, al menos, justificó un viaje a Bruselas para excusarse, pero se le olvidó enviar a alguno de sus subordinados al cónclave anual de los empresarios madrileños, que conforman la primera organización patronal de España.

La ausencia de miembros del Ejecutivo socialista fue compensada, hasta la saciedad, por la plana mayor del Partido Popular en Madrid, que aprovechó la ocasión para volcarse en el acto y darse un baño de multitudes entre los empresarios de la región tras los resultados electorales del 27 de mayo. Un baño de multitudes con una invitada de excepción. Esperanza Aguirre, que en un discurso autoproclamado como liberal, anunciando nuevas rebajas de impuestos y menor peso del sector público en la actividad económica, se ganó al auditorio de calle. Claramente por encima del otro gran triunfador de la jornada electoral, el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, recibido con aplausos por los empresarios, pero más distantes que los de Aguirre.

La apuesta del PP por estar presente en la gala anual de la patronal madrileña se puso de relieve con la presencia de medio Gobierno regional y de la nueva presidenta de la Asamblea, la ex ministra Elvira Rodríguez. Hasta el ex ministro Federico Trillo se pasó por allí, como el derrotado Rafael Simancas, con cara de resignación durante todo el acto. A su lado, los secretarios generales de UGT, José Ricardo Martínez, y de CCOO, Javier López, pero ni un solo miembro del Ejecutivo central. Incluso se vio entre los presentes a Valeriano Gómez, anterior secretario general de Empleo, pero a su sucesor nadie lo vio.

La ausencia de representantes del Gobierno era más evidente si se tiene en cuenta que no se trataba de una asamblea más de la patronal, toda vez que en el cónclave de ayer se despedía el empresario Gerardo Díaz Ferrán como presidente de la patronal madrileña.

Su sustituto es el hostelero Arturo Fernández, propietario de la cadena Arturo, cuyo nombramiento rompe el perfil de los anteriores presientes de CEIM –Max Mazim, José Antonio Segurado y Fernando Fernández Tapias, con un perfil más político que estrictamente empresarial, como es el caso de Fernández.

Comunión entre PP y empresarios

El acto de ayer pone de relieve la comunión ideológica y hasta la confluencia de intereses entre los empresarios de Madrid y los dirigentes del Partido Popular, algo que puede parecer coherente y hasta lógico. Pero en ese caladero casi siempre ha intentado ‘pescar’ algo el Partido Socialista, que históricamente siempre ha acudido con alguna delegación a la asamblea de la patronal madrileña.

El año pasado, sin ir más lejos, acudió el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al igual que antes lo había hecho el ex presidente Felipe González, en unos momentos en los que los socialistas intentaban ganarse a los empresarios, al menos como compañeros de viaje para la modernización del país. Fue González quien, precisamente, durante un discurso ante los empresarios madrileños dijo aquello de que ‘por ahora, el sistema capitalista es el que me parece menos malo de los conocidos. Es el que mejor funciona’. Desde luego, eran otros tiempos de mayor acción política y de mayor contacto con la realidad económica.

El alejamiento del Gobierno socialista del poder económico comienza a ser clamoroso. Ayer se comprobó con toda nitidez durante la asamblea general de la Ceim, la patronal madrileña. Al acto estaban invitados algunos miembros del Ejecutivo, entre ellos los ministros de Trabajo, Jesús Caldera, e Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, pero ninguno de ellos dio señales de vida. Caldera, al menos, justificó un viaje a Bruselas para excusarse, pero se le olvidó enviar a alguno de sus subordinados al cónclave anual de los empresarios madrileños, que conforman la primera organización patronal de España.

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