Intelectuales de la órbita socialista suscriben un manifiesto contra la crispación

Más de mil intelectuales han secundado un manifiesto a favor de la convivencia y contra la crispación política. Entre los firmantes se encuentran numerosas personalidades de la órbita del PSOE, independientes, pero también algunos intelectuales que no han contribuido precisamente a aminorar dicha crispación. Son los casos de Almudena Grandes, Manuel Rivas o Rosa Regàs. Por ejemplo, la primera llegó a decir recientemente que cada mañana fusilaría a dos o tres voces que le sacan de quicio.

El texto, que ha sido presentado hoy en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, no cita al PP pero sostiene que "toda la carga opositora se ha concentrado en unos supuestos peligros para la unidad de España y en una no menos supuesta rendición del Estado ante los terroristas", y concluye que "tamaña desmesura no tiene nada que ver con la realidad". Además, cree que se ha manipulado la prisión atenuada concedida al etarra Ignacio de Juana Chaos y denuncia la “apropiación partidaria” de símbolos.

Este manifiesto, titulado ‘Por la convivencia, contra la crispación’ (ver texto), circulaba entre correos electrónicos y blog. La acogida ha sorprendido incluso a los promotores de esta idea, surgida entre un grupo de amigos que se suele reunir en el Círculo de Bellas Artes. El grupo está encabezado por Nicolás Sartorius, diputado del PCE durante varias legislaturas, miembro de Nueva Izquierda, corriente crítica del PSOE y vicepresidente del think tank Fundación Alternativas. También está Juan Miguel Hernández León, arquitecto y presidente del Círculo, y Fernando Schwartz, escritor y comunicador televisivo. A este grupo se sumó el rector de la Universidad Autónoma de Madrid, Ángel Gabilondo, la directora de cine Azucena Rodríguez, el poeta Antonio Gamoneda, el productor de cine Elías Querejeta y el psiquiatra y académico Carlos Castilla del Pino, entre otros.

La paja en el ojo ajeno

Algunos de los firmantes ven la paja –o la viga, según se mire- en el ojo ajeno, pero no en el propio. El nombre de Grandes está asociado a unas recientes palabras suyas en las que la escritora declaró que cada mañana "fusilaría" a dos o tres voces que le "sacan de quicio", ya que "estamos en un país en el que la derecha española recuerda más a la de la II República que a la del franquismo", donde se vuelve a reclamar el derecho a gobernar "por gracia divina".

Otro que ha fomentado la crispación es el escritor Manuel Rivas. Llegó a señalar al PP, sin citarlo, como responsable de la escalada de incendios producidos en Galicia el pasado verano. Algo que resultó ser falso. Entonces dijo que los incendios pudieron haber sido provocados por "gente que ha vivido con rencor el cambio" político en esta comunidad autónoma. Es más, aseguró que "basta ver el mapa" de los incendios para saber que detrás había "una estrategia bélica" para crear "pánico" y "colapsar Galicia".

También está Rosa Regàs. Cuando dirigía la Biblioteca Nacional pretendió retirar la estatua de Marcelino Menéndez Pelayo del vestíbulo de dicha institución que dirigió entre 1898 y 1912. Al final, dio marcha atrás con el argumento de que la piedra con la que estaba hecha la estatua era frágil y no podía ser trasladada al jardín de la Biblioteca, como era su intención inicial.