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Los mandos piden más protección en Afganistán, pero el Gobierno insiste en que sólo es una misión humanitaria
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Los mandos piden más protección en Afganistán, pero el Gobierno insiste en que sólo es una misión humanitaria

La sensación de riesgo y precariedad es cada día mayor entre los soldados españoles en Afganistán. Los mandos no ocultan la necesidad de incrementar los medios

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Los mandos piden más protección en Afganistán, pero el Gobierno insiste en que sólo es una misión humanitaria

La sensación de riesgo y precariedad es cada día mayor entre los soldados españoles en Afganistán. Los mandos no ocultan la necesidad de incrementar los medios materiales y el contingente. Pero el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, siguen manteniendo su política de bajo perfil, estrictamente humanitario, para una misión que, a la vista está, adquiere cada día una mayor dimensión bélica y de apoyo a la retaguardia de las fuerzas británicas, francesas y estadounidenses que luchan contra los talibanes en el sur del país.

Sobre el terreno, los militares españoles en la base de Herat disponen de unos precarios refugios antiaéreos contra ataques de mortero. Se trata de unos bloques de hormigón agujereados que están alineados sobre el terreno de la base, junto a los contenedores y tiendas de campaña que forman lo que se llama ‘zona de vida’. En caso de ataque, los militares deben correr a refugiarse en los agujeros de esos bloques de cemento y esperar a que pase el peligro. Aunque no es probable que los talibanes ataquen la base, rodeada de taludes y sacos terreros, la falta de refugios desde los que repeler una agresión con armamento pesado es reveladora de la precariedad.

Los mandos consultados coinciden en que el mayor riesgo se da en las misiones de patrulla que realizan los españoles con el doble fin de impedir que se cuelen talibanes de los combates del sur y de respaldar la retaguardia aliada. En ambos casos, así como en las evacuaciones sanitarias y transporte de tropas, se trata de operaciones de guerra. En Kala-i-Naw, el objetivo se circunscribe a la vigilancia y protección de la misión humanitaria y de las obras de reconstrucción que realiza Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI).

Personas próximas al jefe de operaciones en el exterior, teniente general Bernardo Álvarez del Manzano, no ocultan la conveniencia de dotar de mayores medios materiales y humanos a la misión y de estudiar la reformulación de la misma. El Gobierno rechazó hace un año la posibilidad de hacerse cargo del mando del contingente de la Fuerza Internacional de Asistencia y Seguridad (ISAF) y optó por una misión estrictamente humanitaria y de bajo perfil en una zona supuestamente segura. Pero el creciente aumento de los ataques de los talibanes obliga, según estas fuentes, a reforzar la misión.

Como si no hubiera fallecido en acto de guerra

El ataque del pasado miércoles en el que murió la soldado Idoia Rodríguez y resultaron heridos los militares César Muñoz y Jorge Laiño revela que los talibanes cuentan cada vez con mayor apoyo entre la población pastún de la zona. El del martes fue el decimosexto ataque desde el comienzo de año. El escenario de inestabilidad sigue creciendo. Los mandos militares eran conscientes de la creciente inestabilidad y piden que se acelere la ampliación del contingente y la dotación de mayores medios de seguridad.

El Estado Mayor de la Defensa estudia la ampliación de los recursos humanos y económicos para inteligencia militar y el reforzamiento de las medidas de seguridad. Según las fuentes consultadas, la ampliación del contingente no superará el centenar de militares y no se descarta el envío de dos nuevos helicópteros. También se estudia la posibilidad de utilizar aviones espía, sin tripulante, en la zona, para realizar inspecciones sobre el terreno y evaluaciones de inteligencia. Esa medida fue apuntada fechas atrás por el ministro Alonso, pero su puesta en marcha requiere comprar antes esos aviones a Francia, Reino Unido o Estados Unidos, que son los únicos países que disponen de dicha tecnología.

La sensación de riesgo y precariedad es cada día mayor entre los soldados españoles en Afganistán. Los mandos no ocultan la necesidad de incrementar los medios materiales y el contingente. Pero el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, siguen manteniendo su política de bajo perfil, estrictamente humanitario, para una misión que, a la vista está, adquiere cada día una mayor dimensión bélica y de apoyo a la retaguardia de las fuerzas británicas, francesas y estadounidenses que luchan contra los talibanes en el sur del país.