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No se deja fotografiar, ni va al fútbol como otros empresarios del ‘ladrillo’. A Portillo, propietario del grupo Expo-An y consejero de Metrovacesa, sólo le gusta el campo, su barco y su trabajo. Ayer formalizó su OPA sobre Inmocaral y sus allegados dice
  1. España

No se deja fotografiar, ni va al fútbol como otros empresarios del ‘ladrillo’. A Portillo, propietario del grupo Expo-An y consejero de Metrovacesa, sólo le gusta el campo, su barco y su trabajo. Ayer formalizó su OPA sobre Inmocaral y sus allegados dice

Hasta que su nombre no comenzó a aparecer ligado al de Metrovacesa, Luis Portillo era un completo desconocido. Ahora, en cambio, es el constructor de moda,

Hasta que su nombre no comenzó a aparecer ligado al de Metrovacesa, Luis Portillo era un completo desconocido. Ahora, en cambio, es el constructor de moda, alguien que nada más terminar el bachillerato comenzó a trabajar de peón albañil en la compañía de su padre en Dos Hermanas y que, décadas después, está a un paso de hacer realidad su sueño: estar en Bolsa y formar parte del Olimpo de la Construcción donde reinan los Florentinos, Riveros, Koplowitz, Entrecanales y Cía. Ayer, el empresario sevillano, propietario del grupo Expo-An, presentó formalmente la Oferta Pública de Adquisición (OPA) sobre el 100% de Inmocaral, grupo que cotiza en el mercado continuo.

“Su principal objetivo era que su empresa cotizara en Bolsa y con la compra de Inmocaral eso está hecho. El siguiente paso es meter a otros inversores y hacer de Expo-An una compañía grande. ¿Vender la participación que tiene en Metrovacesa? No creo. Ni es incompatible con su nuevo proyecto ni creo que Luis necesite vender este paquete para afrontar la OPA”, explican los próximos al empresario sevillano. Portillo es consejero de Metrovacesa y tiene un 5,66% de esta inmobiliaria.

De Portillo poco se conoce. Ni se deja fotografiar, ni aparece en los actos públicos, y su figura guarda cierto paralelismo con la de otros empresarios del sector de la construcción. A saber: su grupo tiene un marcado carácter familiar (como los Jove de Fadesa) y su actividad está muy ligada a su localidad de origen, Sevilla. “Luis es muy llano, le gusta el campo, navegar en su barco, pero no es de lo que acuden a los eventos sociales, ni va al fútbol, como otros empresarios de la construcción, ni le gusta la feria y ni siquiera está en la Confederación de empresarios andaluces”, comentan sus allegados.

Luis Portillo nació en Sevilla y a los 12 años se trasladó a Dos Hermanas, donde su padre comenzó a levantar Expo-An, una compañía que, por aquel entonces, era una simple subcontrata. A los 18 años, empezó a trabajar en ella como peón albañil. En 1983, la empresa familiar se metió de lleno en el sector de la construcción. Cuatro años después, reorientaron su estrategia y se dedicaron a construir viviendas sociales en Dos Hermanas, Sevilla y Málaga, anticipando la crisis inmobiliaria que se avecinaba a principios de la década de los 90. Las VPO daban menos beneficios... pero eran más seguras.

Bolsa de suelo para 20.000 viviendas

La compañía crecía sin parar. Si en el 1987 apenas habían construido 50 viviendas, en 1991 su número ascendía a cerca de 1.000. Tres cuartes partes de lo mismo sucedía con la plantilla, que se iba multiplicando por momentos: en 1989 contaban con 100 trabajadores y hoy día tienen más de 1.700. Así, conforme transcurrían los años y ya bajo la mano de Luis Portillo, Expo-An iba creciendo y diversificando su actividad, entrando en sectores como el turístico (hoteles), transportes (autobuses), alimentación, energía eólica... pero sin olvidar nunca el sector inmobiliario, que era el que mejor y más pingües beneficios daba a las arcas familiares.

Viendo que el suelo era un bien escaso y anticipando las increíbles posibilidades de revalorización del mismo, Portillo se dedicó a comprar terrenos en Madrid, Sevilla y Cádiz a finales de la década pasada. Gracias a ello, Expo-An tiene hoy día bolsas de suelo para construir 20.000 viviendas, cuenta con unos fondos propios de 192,6 millones de euros y factura 137 millones, cifras que se quedarán pequeñas tras la adquisición de Inmocaral, una empresa que está participada por la familia Carrascosa (72,34%), así como por otros célebres nombres del sector del ladrillo: Alicia Koplowitz (7,25%) y Rafael del Pino (5,21%).

Hasta que su nombre no comenzó a aparecer ligado al de Metrovacesa, Luis Portillo era un completo desconocido. Ahora, en cambio, es el constructor de moda, alguien que nada más terminar el bachillerato comenzó a trabajar de peón albañil en la compañía de su padre en Dos Hermanas y que, décadas después, está a un paso de hacer realidad su sueño: estar en Bolsa y formar parte del Olimpo de la Construcción donde reinan los Florentinos, Riveros, Koplowitz, Entrecanales y Cía. Ayer, el empresario sevillano, propietario del grupo Expo-An, presentó formalmente la Oferta Pública de Adquisición (OPA) sobre el 100% de Inmocaral, grupo que cotiza en el mercado continuo.