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Emilio Cuatrecasas, una jugada maestra bursátil que sale mal, pero con salvavidas de ladrillo
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Emilio Cuatrecasas, una jugada maestra bursátil que sale mal, pero con salvavidas de ladrillo

Emilio Cuatrecasas ha tropezado en bolsa. Su inversión en acciones de la francesa Elior lastran sus cuentas, pero aún le quedan los ingresos de un potente patrimonio inmobiliario

Foto: Emilio Cuatrecasas. (Wikimedia)
Emilio Cuatrecasas. (Wikimedia)
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Emilio Cuatrecasas ha sido uno de esos prohombres de la burguesía catalana que han marcado una era. Como abogado, colocó el bufete Cuatrecasas donde su padre, Pedro Cuatrecasas, nunca hubiese soñado. Una referencia legal para toda España. Pero como hombre de negocios de escala europea, su jugada maestra con Elior, la multinacional francesa de la restauración y el cátering, no ha sido sostenible en el tiempo. Lo que parecía un chollo en el 2015, se ha convertido en una trampa de liquidez, por la falta de ella, lo que está mermando su patrimonio. Y el gran hombre de negocios se ha quedado en gestor de activos inmobiliario. Con activos por valor de casi 100 millones, que no está mal, pero que pueden saber a poco, habiendo tenido tanto.

Emilio Cuatrecasas canjeó hace nueve años su paquete del 48,5% en la empresa de restauración para autopistas Áreas por 196 millones. De ellos, 46 millones en metálico y el resto en más del 5% del grupo de servicios franceses Elior, que con esta operación integraba Áreas. Ese pago en acciones se ha convertido en letal, tal y como reflejan la cuentas de Emesa, la patrimonial de la familia. En ese momento la acción de Elior valía 16 euros. Hoy cotiza a 2,6 euros. Entonces la compañía valía 2.830 millones de euros en bolsa. Hoy, teniendo en cuenta el cierre de ayer, no llega 650 millones. El 5% de la compañía en 2015 valía 140 millones. Ese mismo paquete cotiza ahora en 35 millones.

En las cuentas de Emesa del año 2022 se registra una pérdida patrimonial de 109 millones en comparación con el valor inicial del activo. Hay que dejar claro, en cualquier caso, que esto son solo pérdidas latentes. Las pérdidas, con una inversión de este tipo, solo se convierten en tales cuando se vende la participación. Y Emilio Cuatrecasas todavía controla el 5% de Elior. De hecho, sigue muy vinculado a la compañía, aunque en 2018 su hombre de confianza, el banquero Pedro Fontana, dejó sus responsabilidades ejecutivas en el grupo francés.

En este momento, la hija de Emilio Cuatrecasas, Inés Cuatrecasas, ocupa el puesto de consejera en el gigante de servicios francés. Y es también la vicepresidenta ejecutiva de Emesa. Es decir, la familia Cuatrecasas no ha tirado la toalla. Las acciones han bajado, pero todavía podrían subir y mitigar en parte la actual situación de debacle.

Acciones vendidas

Otras acciones de Elior sí que se han vendido. En concreto, títulos por valor de 7,8 millones de euros que habían sido adquiridos con derechos de crédito de la patrimonial de los Cuatrecasas. Esa cantidad ha servido para repartir un dividendo de 14,1 millones, que se ha hecho con cargo a reservas, porque 2022 se cerró con unos números rojos de 27,7 millones.

Las pérdidas se imputan a deterioros por activos y ventas de instrumentos financieros de 29,17 millones, que son los que han lastrado el resultado, en su mayor parte fruto de las operaciones con acciones de Elior. Porque un año después de haber recibido un 5% de acciones de Elior por su paquete en Áreas, la patrimonial de la familia compró a crédito 4 millones de acciones más de Elior cuando la cotización estaba en 18 euros.

Cuatrecasas de deshizo de 4 millones de acciones del grupo francés Elior en 2021

Así lo explican en las cuentas: "La Sociedad adquirió en diciembre de 2016 un paquete accionarial de 4.000.000 acciones de la sociedad Elior, S.A. Para esta adquisición la Sociedad obtuvo financiación por importe de 75 millones de euros (cuyo coste amortizado a 31 de diciembre de 2020 ascendía a 75,4 millones de euros)". Y en otro punto se añade que "la Sociedad tenía cedidos a la entidad bancaria que financió la operación (ver nota 11) parte de los dividendos que se perciben por las acciones adquiridas".

En 2021 esta operación se deshace, aunque en 2022 todavía quedaba un resto contable por un producto derivado, y ese paquete de títulos de Elior comprado a crédito acabó en manos de la banca.

Ibuprofeno de rentas inmobiliarias

El ibuprofeno para esta resaca financiera son los activos inmobiliarios que todavía aportan a la familia Cuatrecasas un fluido y estable ritmo de rentas. Se trata de inmuebles valorados en las cuentas de Emesa en 97,9 millones. Entre ellos destaca la antigua sede de Majorica en la esquina de Diagonal con Passeig de Gràcia, la sede del Deutsche Bank en el número 632 de la Diagonal, el Hotel Terraverda de la Costa Brava y oficinas en el recinto Mas Blau, de El Prat de Llobregat. También el campo de golf Empordà Golf Club. Es lo que queda tras la aventura bursátil en París. Ser rico como los ricos de antes.

Emilio Cuatrecasas ha sido uno de esos prohombres de la burguesía catalana que han marcado una era. Como abogado, colocó el bufete Cuatrecasas donde su padre, Pedro Cuatrecasas, nunca hubiese soñado. Una referencia legal para toda España. Pero como hombre de negocios de escala europea, su jugada maestra con Elior, la multinacional francesa de la restauración y el cátering, no ha sido sostenible en el tiempo. Lo que parecía un chollo en el 2015, se ha convertido en una trampa de liquidez, por la falta de ella, lo que está mermando su patrimonio. Y el gran hombre de negocios se ha quedado en gestor de activos inmobiliario. Con activos por valor de casi 100 millones, que no está mal, pero que pueden saber a poco, habiendo tenido tanto.

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