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Los dueños de El Paraguas y Amazónico se hacen con el palacete discoteca Fortuny
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IMPERIO INMOBILIARIO

Los dueños de El Paraguas y Amazónico se hacen con el palacete discoteca Fortuny

Sandro Silva y Marta Seco compraron en subasta el edificio casi centenario que ha sido uno de los locales de moda de la clase empresarial española durante décadas

Foto: Restaurante Aarde, en Madrid. (Cortesía)
Restaurante Aarde, en Madrid. (Cortesía)
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Sandro Silva y Marta Seco, dueños de Grupo Paraguas, propietarios de los restaurantes Ultramarinos Quintín, Ten con Ten o Aarde, algunos de los locales con más éxito de la milla de oro de Madrid, han ampliado su imperio inmobiliario. Según han reconocido los jóvenes empresarios, que ultiman la apertura de un hotel de lujo en plena esquina entre las calles de Alcalá y Gran Vía, de la capital de España, se han hecho con el número 34 de la calle Fortuny, edificio donde está la mítica discoteca que durante varias décadas era el lugar preferido de la jet set financiera.

En realidad, Fortuny, cuyo anterior dueño era el conocido empresario Javier Merino, es suyo desde el año pasado, cuando el administrador concursal aprobó la oferta de compra que presentaron en la subasta. Una puja forzada por Glencar ICAV, el acreedor al que Merino, con graves problemas financieros, adeudaba algo más de 16,75 millones de euros. Aunque el proceso de recepción de ofertas se abrió en mayo de 2021, la operación no se cerró hasta 2022 por una cantidad similar a la que el prestamista reclamaba al exmarido de Mar Flores.

Foto: Restaurante Origen.

En la subasta solo hubo una oferta, de 16,46 millones, alejada de los 23 millones en que había sido tasado el edificio. Pero en ningún momento se desveló el nombre de los postores. Sandro Silva y Marta Seco no se identificaron por sus nombres, pero el año pasado hicieron una aportación de 23,79 millones a una de las sociedades instrumentales a través de las cuales gestionan su cada vez mayor portfolio inmobiliario. Una cartera que incluye varios áticos en Madrid, chalés en Chiclana de la Frontera (Cádiz), mansión en Roche (Conil de la Frontera, Cádiz), inmuebles en París y Campeche (México), así como numerosas plazas de garaje, locales comerciales y naves industriales.

Parte de esos casi 24 millones sirvió para comprar Fortuny, que, no obstante, tiene un problema añadido. La discoteca tiene un contrato de alquiler con el operador actual, el propio Merino, por cinco años más, por lo que los dueños también de Amazónico, Numa Pompilio y The Jungle Jazz tienen que negociar el cambio de uso o esperar a que venza la concesión. De momento, Sandro y Marta han bautizado el palacete, construido en 1930, hace casi 100 años, como Casa Hotel Fortuny 34.

La sala Fortuny fue inaugurada en mayo de 1997. Cuenta con una superficie construida de 1.178 metros cuadrados, sobre un solar de 917 metros. El edificio consta de tres plantas, divididas en un restaurante en el ático, dos plantas reservadas a las copas y la discoteca y un jardín que en verano alberga otro restaurante. Según el certificado de cargas, está libre de arrendatarios, mientras que el activo está inscrito a favor de la sociedad Palacete Fortuny, compañía ya extinguida, según el Registro Mercantil, una sociedad de Javier Merino y su hermana Raquel.

Crecimiento de lujo

Esta sociedad adquirió el edificio el 26 de noviembre de 1996 y cuenta con varias cargas. La primera de ellas, una hipoteca a favor de Banco Espirito Santo —ahora Novo Banco—, concedida a la sociedad Multipromotur de 15 millones de euros, que expiraba en 2014, con un periodo de carencia inicial de dos años, durante el cual solamente se liquidarían y pagarían intereses cada tres meses. Dicha hipoteca venció el 30 de octubre de 2019, tras haber sido ampliado el capital de la hipoteca en dos millones de euros. Pero, asimismo, figuran varias cargas más, a favor también de Novo Banco y Bankia.

Fuentes financieras indican que el patrimonio que Sandro y Marta han destinado al ladrillo en los últimos años se acerca a los 50 millones. Un dinero que tiene su origen en la Navidad de 2016, cuando los dos jóvenes empresarios vendieron el 40% de Grupo Paraguas a un multimillonario turco. El inversor otomano pagó 70 millones por el holding de restauración, valorado en 175 millones. En aquel momento, tan solo contaban con tres restaurantes, El Paraguas, Ten con Ten y Ultramarinos Quintín. Hoy cuentan con 10 locales y presencia en Londres y Dubái.

Fuentes financieras indican que el grupo tiene un ebitda anual o beneficio de explotación próximo a los 30 millones, por lo que su tasación oscila entre los 300 y los 350 millones. Todo un caso de éxito que Sandro y Marta quieren ampliar con la apertura de más restaurantes en nuevas plazas de postín, como Montecarlo, cuya inauguración está prevista para abril de 2024, y Miami.

Sandro Silva y Marta Seco, dueños de Grupo Paraguas, propietarios de los restaurantes Ultramarinos Quintín, Ten con Ten o Aarde, algunos de los locales con más éxito de la milla de oro de Madrid, han ampliado su imperio inmobiliario. Según han reconocido los jóvenes empresarios, que ultiman la apertura de un hotel de lujo en plena esquina entre las calles de Alcalá y Gran Vía, de la capital de España, se han hecho con el número 34 de la calle Fortuny, edificio donde está la mítica discoteca que durante varias décadas era el lugar preferido de la jet set financiera.

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