Las empresas aceleran la amortización de deuda antes de la digestión de los ICO

Las empresas españolas quieren llegar con menos lastre al temido momento de la digestión de las líneas ICO (Instituto de Crédito Oficial), cuyo principal tendrán que empezar a devolver a partir de esta primavera. Así se refleja en las últimas cifras del Banco de España, que muestran que las compañías redujeron su saldo crediticio en 8.232 millones durante el mes de enero, un 1,7% menos de lo que tenían a finales de 2021.

Se trata del mayor desapalancamiento en casi cuatro años —desde agosto de 2018— y una de las mayores caídas mensuales del saldo de la financiación empresarial en la última década. Las empresas solo registraron cifras mayores de desendeudamiento en 2012 y 2013, en plena salida de la crisis inmobiliaria.

A esto se suma que las empresas siguieron pidiendo financiación durante el mes de enero, concretamente 23.114 millones, un 13% más que en el mismo periodo de 2021, lo que refleja que el nivel de amortizaciones se situó en unos 31.000 millones.

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Los expertos consultados enmarcan estos números en la necesidad de las empresas de cuadrar sus balances antes de que llegue la primavera y se dispare el volumen de amortizaciones. "Todo lo que puedan adelantar ahora ayudará a las empresas a no tener problemas puntuales de liquidez y evitar impagos en la segunda parte del año", sostiene un director financiero consultado por este medio.

Retirada récord de depósitos

Estas amortizaciones coinciden con la mayor retirada de depósitos de empresas desde que hay registros del Banco de España. El volumen de saldo en cuenta de las compañías se redujo en 17.000 millones durante el mes de enero, lo que refuerza la idea de que los empresarios decidieron recurrir a la liquidez que tenían en caja para desapalancarse.

Desde que se propagó la pandemia, las entidades españolas han concedido casi 122.000 millones en líneas ICO/covid. De estos volúmenes, casi la mitad de los clientes empezaron a devolver el principal el año pasado, sin excesiva morosidad. La incógnita es el otro 50%, que pidió más plazo y un año más de carencia, y que puede que sean las empresas más tocadas por la crisis.

Hasta hace unas semanas, en el sector financiero había relativa confianza en que el repunte de la morosidad sería contenido y no harían falta nuevas provisiones adicionales de las que ya se cargaron contra las cuentas de 2020 y 2021.

Sin embargo, la gran incógnita es si la invasión de Ucrania puede hacer saltar por los aires estas previsiones, ante el impacto indirecto para las empresas que van a suponer el encarecimiento de las materias primas y los potenciales cortes de suministro.

Otra incertidumbre es si los bancos seguirán con el grifo del crédito abierto tras el estallido de la guerra. Las cifras de enero muestran una buena evolución en todos los frentes: hipotecas, consumo y empresas. Pero para entonces el conflicto de Ucrania era solo una amenaza, que se materializó semanas después.