Un total de 1,5 millones son las personas que
siguen la cuenta de Instagram de Pdpaola.
Esta red social puede considerarse como su cuna, ya que allá por 2015, cuando nació esta marca de joyería
como tal, “no como el ‘hobby’ de la estudiante de arquitectura que era entonces, esta plataforma lo fue todo
para darnos a conocer y crear comunidad”, explica Paola Sasplugas, su cofundadora y
CEO. No es un caso aislado: marcas hoy consolidadas como la de gafas Hawkers o la de mobiliario y decoración
Kenay Home —por no hablar de la mayoría de ‘influencers’, que son, en sí mismas, marcas— también se gestaron
y dieron sus primeros pasos en la red de las fotos con filtros.
“Pero no solo somos Instagram, somos una marca 360 grados”, recalca Paola, que pone en valor
estar cerca del cliente, también en el plano físico. Por eso en octubre abrieron su primera —gran— ‘flagship store’, que bien podría pasar por un salón de hotel por su diseño, con una
zona donde sentarse a descansar, esperar o leer. La tienda, que tiene 230 metros cuadrados y una máquina
para personalizar joyas al momento, además de una parte dedicada a la línea de alta
joyería que lanzaron en agosto, está ubicada en una de las zonas más exclusivas de la capital catalana, en
la Avenida Diagonal. Allí el alquiler medio del metro cuadrado es de 47 euros, según Fincas
Forcadell.
“Cuando pienso en cómo empecé a diseñar las primeras joyas, de manera muy artesanal, sentada
en la cama de mi habitación, oyendo los consejos de mi madre; aún no me creo que hayamos llegado hasta
aquí”, reflexiona. Entonces, tenía 26 años y le pidió a su padre 200 euros para
hacer una página web y fotos del producto. Poco después, Humbert, su hermano tres años mayor que ella que
había estudiado Administración y Dirección de Empresas y trabajado en el sector bancario, le alentó para
convertirse en marca, para hacerse grandes.
“Cuando pienso en cómo empecé a diseñar las primeras joyas, sentada en la
cama de mi habitación, aún no me creo que hayamos llegado hasta aquí”
Tras los primeros ‘showrooms’ para familia y amigos, y después los pequeños puntos de
venta en centros comerciales, Pdpaola ha pasado a tener más de 600 tiendas en diez mercados extranjeros,
como Francia, Reino Unido, Bélgica, Austria o Portugal, y ofrece sus productos a más de 200 territorios
a través de su plataforma digital. Desde 2019 ha crecido a un ritmo anual del
200%; en 2021 superó los 30 millones de facturación; y de aquel binomio de hermanos, han
pasado a 85 personas en plantilla.
En dos años prevén abrir 40 tiendas más
¿Cuál es el secreto de su éxito? “Creer, ser fiel a uno mismo y confiar en el equipo, que
este año también crecerá. Además, hay que ofrecer un producto que se diferencie del resto”. Para lograrlo,
la marca —con precios desde los 50 euros aproximadamente— se centra en destacar valores femeninos como
“la fuerza, la independencia y el dinamismo”. Esto da lugar “a unas joyas elegantes
pero sin esfuerzo, para el día a día, pero con estilo”. Sus colecciones se inspiran en formas
arquitectónicas, en la simplicidad aparente de unas argollas transformables o en elementos de la naturaleza
y el cosmos, como flores, escarabajos o las constelaciones; todo con el minimalismo como bandera.
Mientras Humbert se dedica a seguir proyectando la marca al mundo,
entre otras tareas, Paola supervisa el diseño: “Me encanta trabajar con mi hermano, cada uno se dedica a su
especialidad y lo hacemos confiando mucho el uno en el otro”. Para este 2022, sus palancas de crecimiento
son las nuevas aperturas de tiendas físicas y el aumento de la presencia ‘ecommerce’ internacional. Antes de
que acabe 2024 tienen previsto abrir 40 tiendas.
“Que nadie piense que emprender es un camino de rosas; hay complicaciones, planes que tienes
que cambiar de un día para otro. Hay que tener capacidad para ser camaleónico y
adaptarse”, algo que no es sencillo y que requiere también de apoyos. “Por ejemplo, gracias a Banco
Santander hemos podido abordar la operativa del día a día y esto nos ha dado más tranquilidad y confianza
ante cualquier nuevo reto”, concluye Paola, que confiesa: “Aún no le he devuelto los 200 euros a mi padre.
¡Prometo que te los devolveré, papá!”.