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Bioplásticos, combustible sostenible de aviación…
Una segunda vida para los neumáticos después de la carretera

Hacia un futuro mejor

por Jaime López

Con una inversión de 30 millones de euros, la planta de Life for Tyres en Puertollano (Ciudad Real) prevé reciclar unas 27.000 toneladas al año, el 9% de los neumáticos usados anualmente en España

Con una vida útil media de entre 40.000 y 50.000 kilómetros, el neumático de los vehículos es uno de los productos de consumo que más desafíos plantea para reintroducirlo en las cadenas de la economía circular. Desde la entrada en vigor en 2005 del Real Decreto que gestiona los neumáticos gastados para poner fin a los vertederos incontrolados, el Sistema Integrado de Gestión de Neumáticos Usados (SIGNUS) y el Tratamiento de Neumáticos Usados (TNU) retira cada año 300.000 toneladas de ruedas en España mediante el pago de una tasa a los conductores que varía en función del vehículo: desde 1,22 euros por unidad en los turismos hasta los 11,5 euros por cada uno de los 18 neumáticos de un camión.

Una vez fuera del mercado, los neumáticos usados pueden servir para rellenar campos de césped artificial, pistas de atletismo, mezclas bituminosas para el reasfaltado de carreteras, suelas de zapatos, etcétera. Pero la demanda de este tipo de productos secundarios es limitada frente a la cantidad de neumáticos que se desechan en España. "Hasta ahora y en el mejor de los casos, los neumáticos acababan, en su mayor parte, incinerados en las cementeras por su aporte energético", dice Tilen Milicevic, consejero de Life for Tyres, una empresa especializada en el reciclaje y reutilización de Neumáticos Fuera de Uso (NFU).

La idea surgió en 2008 con capital privado internacional —italiano, esloveno y español— y con ayuda de la Unión Europea. En este tiempo, han sucedido hitos importantes: primero desarrollaron la tecnología, y junto a varios grupos de investigación universitarios, completaron las pruebas pertinentes. Después, abrieron una planta piloto en Italia. Ahora, tras más de 23 años de camino, ultiman los detalles para abrir su primera planta industrial: será en España, en concreto, en el Polígono La Nava de Puertollano (Ciudad Real).

Su apuesta por nuestro país se debe a que "disponemos de un sistema integrado de gestión, que por normativa tiene obligación de recoger todos los neumáticos al final de su vida útil, lo que le convierte en un mercado muy maduro para la obtención de las materias primas que necesita la planta", explica Milicevic, que cuenta además que Puertollano tiene un ecosistema industrial del sector químico que proporciona las infraestructuras materiales y de recursos humanos adecuados para las instalaciones.

"Conseguimos materias primas secundarias, como el negro de carbón regenerado de alta calidad, biocombustible avanzado o aceite de despolimerización y chatarra de acero de alta aleación”

Con una inversión de 30 millones de euros, empezará a funcionar en el primer trimestre de 2022, con capacidad para reciclar unas 27.000 toneladas de neumáticos al año, el 9% de todas las ruedas utilizadas anualmente en España. "Cuando la planta esté operativa, se evitará la emisión de más de 52.000 toneladas de CO2 al año gracias a este proceso".

Creará, además, 38 puestos de trabajo directos y 250 indirectos, ocupando un área de 3,2 hectáreas. Ha sido construida junto a la empresa de ingeniería IDOM, consta de cuatro reactores cilíndricos, alineados y sincronizados, con una capacidad para procesar más de tres toneladas de neumáticos por hora. "La clave de nuestro proceso y su valor añadido es que conseguimos un 100% de valorización material mediante la obtención de materias primas secundarias, como el negro de carbón regenerado de alta calidad (rCB), biocombustible avanzado o aceite de despolimerización y chatarra de acero de alta aleación", apunta.

"Nuestro proceso de valorización nos permitirá obtener 10.000 toneladas al año de biocombustibles, 8.500 toneladas de negro de carbono y 3.500 de chatarra de acero anuales”

Según datos de la compañía, el negro de carbón obtenido es equivalente al carbono negro (virgen) N772, que se emplea en la industria del caucho y, en general, para la producción de productos mecánicos de caucho, colores, tintas…, así como para la fabricación de nuevos neumáticos. El biocombustible avanzado o aceite de despolimerización, por su parte, cuenta con una etiqueta ‘verde-Green tag’ y se puede emplear como materia prima para las biorefinerías, la obtención de ‘Sustanaible Aviation Fuel’ (combustible sostenible de aviación) o en las industrias para la producción de neumáticos y bioplásticos, además de materia prima para la fabricación de otros productos de las refinerías.

"Nuestro proceso de valorización nos permitirá obtener 10.000 toneladas al año de biocombustibles, 8.500 toneladas de negro de carbono y 3.500 de chatarra de acero anuales. El resto se reutiliza como biogás (unas 4.000 toneladas/año) para el funcionamiento y autoconsumo de nuestras propias instalaciones", añade sobre la capacidad de la fábrica. "Somos capaces de reutilizar el 100% de los neumáticos usados gracias a un proceso industrial propio de despolimerización, con cinco patentes registradas en la Oficina de Patentes Italiana y otra patente en la Oficina Europea de Patentes", resume.

Fábricas en Ecuador, Alemania y en el norte de España

En 2022, la empresa prevé construir tres nuevas fábricas en Ecuador, Alemania y otra más en el norte de España, en Palencia. El objetivo en el medio-largo plazo es operar al menos ocho plantas en distintos países de Europa, Asia, América Latina y Estados Unidos, con una inversión conjunta de 250 millones de euros y una capacidad para reciclar al menos 220.000 toneladas de neumáticos fuera de uso en 2025.

El proyecto cuenta con múltiples apoyos públicos como, por ejemplo, una ayuda de 3,5 millones de euros a fondo perdido que ha concedido el Ministerio de Transición Ecológica, o un aporte de 6,7 millones de euros en ayudas de Incentivos Regionales provenientes de los fondos Feder (Fondo Europeo de Desarrollo Regional). Cuenta también con préstamos participativos de SEPIDES (Fondo Ingenio CLM y Fondicopyme), así como del IFCLM (Instituto de Finanzas del Gobierno de Castilla La Mancha). Otra de las patas financieras sobre las que se apoya la expansión internacional de la empresa es Banco Santander, el cual, a través de su Fondo Smart, “ha contribuido de manera primordial a configurar las claves de sostenibilidad y economía circular de este proyecto", ultima Milicevic.

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