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Mr. Wonderful lleva al Supremo la guerra por el copyright de sus frases 'cuquis'
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Y demandará a otras empresas

Mr. Wonderful lleva al Supremo la guerra por el copyright de sus frases 'cuquis'

Dcasa ganó y fue absuelta por la Audiencia Provincial por la infracción de competencia desleal. La empresa era acusada de copiar el estilo de Mr. Wonderful

Foto: Algunos de los diseños que han hecho famoso a Mr. Wonderful
Algunos de los diseños que han hecho famoso a Mr. Wonderful

"Al final todo saldrá bien y si no sale bien es que no es el final". Esta es una de las muchas frases con las que Mr. Wonderful ilustra sus productos y, a día de hoy, el mantra que su equipo de abogados repite en bucle porque el pleito contra Dcasa y su fabricante, Cial Lama, tendrá un nuevo asalto en el Tribunal Supremo. El pasado mes de junio, los creadores de Mr. Wonderful lograron una sentencia que culpaba a Dcasa de competencia desleal. El fallo, sin embargo, fue recurrido y la Audiencia Provincial de Alicante ha optado por tumbar la sentencia de primera instancia, forzando a Mr. Wonderful a continuar la batalla ante el Supremo.

La CEO de la compañía, Patricia Cabal, asegura que lamentan "el cambio de criterio entre los tribunales, pero, por supuesto, continuaremos defendiendo los derechos de nuestra compañía frente a la competencia desleal de quienes pretenden beneficiarse de la inversión que hemos realizado nosotros". Además, fuentes de la compañía aseguran que están preparando múltiples demandas a otras compañías que también estarían incurriendo en esta infracción.

Los demandados responden a esto, tal y como queda recogido en la resolución, diciendo que realmente se inspiran en el estilo 'Kawaii' de los años 60 o, directamente, en conceptos de uso común que no pueden pertenecer a nadie. El último fallo ha absuelto a Dcasa porque "no se puede demostrar que el consumidor relacione los productos" de Dcasa/Cial Lama con los de Mr. Wonderful. El motivo para sustentar esto ha sido la falta de pruebas que demuestren el vínculo, obligando a pagar en costas el proceso al demandante.

placeholder Diseño de Mr. Wonderful (izquierda) frente a uno de los productos de Dcasa
Diseño de Mr. Wonderful (izquierda) frente a uno de los productos de Dcasa

¿Cómo una sentencia judicial ha acabado incluyendo la palabra 'Kawaii'? y, sobre todo, ¿cómo el imperio del positivismo ha acabado llevando ante las más altas instancias de la justicia española a Dcasa?

¿Hay imitación?

Mr. Wonderful fue fundado en 2011 por una pareja catalana que, viendo el éxito que causaron sus diseños en las invitaciones de boda, decidieron que en esos dibujos con frases blancas, amables y positivas había una verdadera oportunidad. El resto es historia, ahora la marca Mr. Wonderful ha invadido el mundo: venden sus productos en 26 países en más de 1.200 puntos de venta y cuentan con más de 150 empleados. Y esto se traduce en una facturación de 28 millones de euros en 2018.

placeholder Ángela Cabal y Javier Aracil son los fundadores de Mr. Wonderful
Ángela Cabal y Javier Aracil son los fundadores de Mr. Wonderful

El éxito de Mr. Wonderful ha ido más allá de sus buenas cifras: han creado un estilo reconocible basado en frases naíf como "no es lo mismo soñar que tener un sueño" o "todo valdrá la pena si te hace sonreír". Ante esto, un efecto colateral: otras empresas habrían prestado atención al estilo de esta marca y, presuntamente, lo han integrado en sus propios productos.

Según la empresa, este es el caso de Dcasa, que comercializa productos con estilos y frases similares. Hay que destacar que la demanda, que entonces emprendieron también contra Cial Lama, el fabricante de esta compañía, es por competencia desleal y no por plagiar a la marca, infracción que fue desestimada ya en la primera sentencia. Esto implica que lo que copian no son diseños, sino que "usan los elementos definitorios del estilo de Mr. Wonderful para que el consumidor pueda pensar que el origen empresarial de ambos productos era el mismo". De esta forma, confundirían a los consumidores para aprovecharse de la 'fama' de la empresa.

El caso se reduce a si los productos que comercializa Dcasa encajan con esta descripción que establece la ley sobre competencia desleal: "La imitación de prestaciones de un tercero se reputará desleal cuando resulte idónea para generar la asociación por parte de los consumidores respecto a la prestación o comporte un aprovechamiento indebido de la reputación o el esfuerzo ajeno".

Foto: A la izquierda, diseño de Mr. Wonderful. A la derecha, diseño de D'casa.

Esto ha hecho que a lo largo del proceso se haya debatido acaloradamente sobre si se puede patentar el dibujo de una nube con forma humanoide o un limón diciendo "soy la pera limonera". Para lo que se han realizado peritajes para demostrar parecidos entre esta clase de productos que han acabado demostrándose insuficientes para ganar el juicio.

Por su parte, los demandados siempre han defendido que se trata de productos realizados enteramente por su equipo y, destacan, que siguen una tendencia del mercado "como se puede ver por la saturación de productos que se comercializan y siguen ese estilo" o directamente que en la mayoría de casos son elementos genéricos y de uso común que no pueden monopolizarse.

El juzgado de primera instancia dio la razón a la empresa catalana por competencia desleal y concluyó que el fabricante debería pagarle un 12% de las ventas que se habían producido. No se sabe qué cantidad era, pero la facturación anual de la empresa era de 12 millones de euros.

La clave del proceso es si el diseño se puede incluir dentro de una tendencia o si se puede atribuir a la empresa

El último episodio es que la Audiencia Provincial ha revocado esa decisión dando la razón al fabricante de Dcasa. El motivo principal es que "no es posible concluir que el consumidor asocie directamente los productos de Mr. Wonderful y el estilo incorporado en los mismos con un determinado origen empresarial".

David Gómez, abogado de la firma especialista en propiedad intelectual Baylos, explica que "la clave del proceso pasará por determinar si realmente el diseño se puede incluir dentro de una tendencia o si se puede atribuir a la empresa". Y remarca que el problema de la defensa está "que la ley de competencias tiene un ámbito territorial, por lo que remitirse a que es una tendencia de Japón en los años 60, puede tener problemas para sostenerse en este caso concreto".

Desde la compañía explican que llevarán nuevos peritajes para demostrar que son ellos los padres de ese estilo que usa Dcasa y otras empresas. En ellos se centrarán en comparar los diseños con lo que existían antes de la creación de Mr. Wonderful porque "no había entonces nada parecido". Hasta ahora se habían centrado en demostrar el parecido entre sus productos y los de sus rivales, lo que ha sido insuficiente para ganar el juicio.

Foto: Ángela Cabal y Javier Aracil son los fundadores de Mr Wonderful.

Los abogados de Cial Lama van más allá, cuentan que cuando se presentaron estos estudios por parte de sus rivales "no presentaron cosas básicas como un estudio de mercado, incluyendo afirmaciones categóricas que no se apoyaban en nada" como, por ejemplo, una encuesta demoscópica. En consecuencia, la marca ha decidido llevar el caso hasta el Tribunal Supremo para que sea este el escenario de un interesante debate sobre los límites del derecho a la propiedad intelectual. En este contexto, los Cial Lama acusa al demandante de que "pretende un monopolio" sobre "el estilo kawaii".

"Al final todo saldrá bien y si no sale bien es que no es el final". Esta es una de las muchas frases con las que Mr. Wonderful ilustra sus productos y, a día de hoy, el mantra que su equipo de abogados repite en bucle porque el pleito contra Dcasa y su fabricante, Cial Lama, tendrá un nuevo asalto en el Tribunal Supremo. El pasado mes de junio, los creadores de Mr. Wonderful lograron una sentencia que culpaba a Dcasa de competencia desleal. El fallo, sin embargo, fue recurrido y la Audiencia Provincial de Alicante ha optado por tumbar la sentencia de primera instancia, forzando a Mr. Wonderful a continuar la batalla ante el Supremo.

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