Vera: así se fraguó el ocaso de la segunda constructora más importante de Málaga
Consiguió contratos como el metro de Málaga o la urbanización del Parque Tecnológico de Andalucía. Superó en 2013 un concurso de acreedores, pero no la muerte de su presidente
Francisco Vera pilotaba la empresa con una gestión clásica. Autoridad y paso firme. Negociaba con los acreedores, con los directores de banco. Le gustaba la proyección social. Hablaba y almorzaba personalmente, sin mandos intermedios, con políticos (del PSOE, del PP). Apenas delegaba. Y la sucesión no estaba clara. Su muerte, el pasado mes de junio, a los 77 años, supondrá el fin de Construcciones Vera, un gigante de la construcción en Andalucía, la segunda constructora más importante de la provincia de Málaga tras Sando.
Esta mañana está previsto que se confirme el proceso de liquidación de la constructora, fundada en 1941 por Juan Vera, y que cuenta con una plantilla de 75 personas. El grupo, formado también por compañías como Alei Promotores Inmobiliarios o Cementos Antequera, despedirá al personal de la constructora, a través de la fórmula de un ERE, como confirmó Agustín de la Torre, secretario general de la Federación de Construcción y Servicios de Comisiones Obreras en Málaga.
Grupo Vera facturó 51,2 millones de euros en 2015. El año pasado, las ventas se redujeron a 17,3 millones. La división de construcción del grupo agrupa más de la mitad del negocio. La escasa diversificación es una de las causas de la caída. Construcciones Vera había superado en 2013 un concurso de acreedores decretado por el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Málaga. El Ayuntamiento de Benalmádena le debe un millón de euros y dos millones el Ministerio de Fomento, según informó SER Málaga.
“Su empresa nunca ha contado ni con la solvencia ni con el músculo financiero suficiente como para salir de ninguna crisis. Y de todas ha salido a empujones. En eso ha tenido mucho mérito Paco Vera. Siempre se movió muy bien políticamente, con todos los partidos, y eso le abrió mucho las puertas. Fue una persona seria, de palabra”, cuenta a El Confidencial un alto directivo de Málaga.
La tercera generación
La sucesión siempre había supuesto un gran problema para el futuro de la compañía. Las dos hijas de Vera (Rosa y Sonia) no asumieron la primera línea de responsabilidad. Juan Maldonado, esposo de Rosa Vera, era uno de los llamados a continuar con el legado empresarial de Vera. Maldonado, que no quiso hacer declaraciones a este diario, es el consejero delegado de la promotora Alei y el presidente de la escuela de negocios Esesa.
Construcciones Vera ha sufrido la excesiva dependencia de la Administración. El fracaso del proyecto que lanzó junto a la ministra Magdalena Álvarez para impulsar un aeropuerto en Antequera y la frustrada operación del centro de ensayos ferroviarios (un despilfarro de 11 millones ya invertidos), también localizado en este municipio malagueño, y que ideado por el Ministerio de Fomento, lastraron la expansión de la empresa. Y el parón en las obras de Metro Málaga se transformó en una de las ‘puntillas’ para la cuenta de resultados.
Era un gigante con pies de barro. Construcciones Vera era Paco Vera, su agenda, sus contactos
“Era un gigante con pies de barro, como me dijo una vez un aparejador que trabajó un tiempo para ellos. Construcciones Vera era Paco Vera, su agenda, sus contactos. Desgraciadamente, aquí se cumple lo de que el abuelo funda la empresa, el hijo la impulsa y desarrolla y el nieto la cierra”, explican fuentes del sector de la obra pública de Andalucía consultadas por este diario sobre Construcciones Vera, una empresa que en las mesas de contratación siempre solía aparecer en forma de UTE. Escasas veces en solitario.
La compañía ya presentó en verano de 2016 un ERE negociado con los trabajadores, que al final se suspendió por la carga de trabajo que finalmente empezó a recibir. El expediente quedó en ‘stand by’. Un año después, la situación de la empresa ya no da más de sí. “Lo que se negoció hace un año se ejecutó la semana pasada", señala el representante de Comisiones Obreras, quien abunda en que otro de los problemas de Construcciones Vera fue la “brutal competencia entre las constructoras para quedarse con los trabajos. Cada vez les cuesta más y los márgenes son más pequeños”.
Francisco Vera pilotaba la empresa con una gestión clásica. Autoridad y paso firme. Negociaba con los acreedores, con los directores de banco. Le gustaba la proyección social. Hablaba y almorzaba personalmente, sin mandos intermedios, con políticos (del PSOE, del PP). Apenas delegaba. Y la sucesión no estaba clara. Su muerte, el pasado mes de junio, a los 77 años, supondrá el fin de Construcciones Vera, un gigante de la construcción en Andalucía, la segunda constructora más importante de la provincia de Málaga tras Sando.