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Iberdrola alerta del riesgo de Trump y da por muerto el plan de renovables de Obama
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valorado en 85.000 millones de dólares

Iberdrola alerta del riesgo de Trump y da por muerto el plan de renovables de Obama

La compañía española asegura a los inversores que la nueva Administración americana no dotará los 85.000 millones para combatir el cambio climático y la producción eléctrica

Foto:  Parque eólico de Iberdrola en México
Parque eólico de Iberdrola en México

Las empresas españolas empiezan a advertir a sus accionistas e inversores del riesgo que supone para sus cuentas de resultados el desembarco de Donald Trump en la Casa Blanca. Es el caso de Iberdrola, que en el informe anual de 2016 da por hecho que el nuevo presidente de los Estados Unidos liquidará el Clean Power Plan (CPP) diseñado por Barack Obama, que suponía una inversión de 8.500 millones de dólares al año hasta 2030 para reducir en un tercio las emisiones de gases en la primera economía del mundo.

La eliminación del plan de Obama fue una de las promesas electorales de Trump, que rápidamente se ha puesto en marcha para echarlo abajo. A ello le ha ayudado una decisión de la Corte Suprema, que rechazó el CPP por cinco votos contra cuatro, aceptando la solicitud de 27 estados y varios grupos empresariales contra el ambicioso programa para reducir la contaminación. Esta sentencia es temporal, puesto que depende de un tribunal de apelaciones, pero de momento impide que la regulación se active.

Iberdrola se hace eco en su informe anual de que las compañías que están a favor del plan de Obama, favorable a la generación de electricidad por fuentes renovables (sol y viento, principalmente) frente a las fósiles (carbón y petróleo), apelarían la decisión ante la Corte Suprema. Pero la multinacional española advierte de que, incluso si se ganara el recurso y se mantuviera en marcha la iniciativa para reducir los gases invernadero, “no se espera que la Administración de Trump y el Congreso republicano financien o doten a la Environmental Protection Agency [EPA] para la implementación del CPP”.

Por tanto, la energética presidida por Ignacio Sánchez Galán da por muerto uno de los grandes proyectos de Obama y de Estados Unidos, donde Iberdrola obtiene el 31% de su beneficio operativo o ebitda. Es el segundo país en importancia en su cuenta de resultados y el que con su crecimiento del 53% —630 millones de dólares— impulso los beneficios del grupo en 2016. Unas ganancias obtenidas desde Avangrid, su filial estadounidense, que tiene una capitalización bursátil de 13.000 millones, algo mas de un tercio de lo que vale la totalidad de Iberdrola.

Debido a los anuncios de Trump durante la campaña electoral, su victoria frente a Hillary Clinton provocó una brusca caída de las acciones de Avangrid, desde los 40 hasta los 35 dólares. Sin embargo, los buenos resultados del conjunto del pasado año y la posibilidad de que la nueva Administración republicana baje los impuestos han llevado a Wall Street a cotizar en máximos históricos y a la filial de Iberdrola a alcanzar los 43 dólares por título. Por tanto, pese a todo, el primer balance del efecto del peculiar presidente de los Estados Unidos es hasta favorable.

Incentivos fiscales

Galán ha tranquilizado a los inversores, al asegurar: “Una buena parte de nuestro negocio en Estados Unidos, aparte de las renovables, donde somos el segundo productor eólico del país, es el negocio regulado de redes”. En ese terreno, y para quitar hierro a la elección de Trump, añade: “Tenemos unos planes definidos con los reguladores de los estados de Nueva York, Connecticut o Maine para los próximos tres años y ya están los planes definidos de inversión y de ejecución respecto a esos planes”. Iberdrola ha invertido 30.000 millones en Estados Unidos, donde tiene ocho millones de clientes.

Además, el presidente de Iberdrola sostiene que Trump respetará los incentivos fiscales que Obama extendió a las instalaciones de energía eólica y solar. La ampliación fue hasta 2020 para la energía promovida por el viento y hasta 2022 para la obtenida con el sol. "Esta extensión dota de mayor visibilidad a la cartera de proyectos" en Estados Unidos, afirma la compañía española, que espera que los sistemas estatales de fomento de las renovables mantengan un marco relativamente estable.

No obstante, Galán advierte de que el factor Trump no solo tendrá impacto en su apuesta por la energía nuclear y fósil frente a las renovables en Estados Unidos. Iberdrola también avisa sobre las posibles medidas políticas y económicas, tales como “la posible implantación de aranceles” y el muro para separar las fronteras. Decisiones que influirán en el crecimiento económico en México, el primer país latinoamericano para el grupo español y el segundo más relevante en el negocio de generación.

Las empresas españolas empiezan a advertir a sus accionistas e inversores del riesgo que supone para sus cuentas de resultados el desembarco de Donald Trump en la Casa Blanca. Es el caso de Iberdrola, que en el informe anual de 2016 da por hecho que el nuevo presidente de los Estados Unidos liquidará el Clean Power Plan (CPP) diseñado por Barack Obama, que suponía una inversión de 8.500 millones de dólares al año hasta 2030 para reducir en un tercio las emisiones de gases en la primera economía del mundo.

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