Es noticia
Guerra por el capital: Caja Madrid, La Caixa y Sabadell se lanzan a por el inversor
  1. Empresas
EL DECRETO DEL GOBIERNO SIEMBRA EL PÁNICO

Guerra por el capital: Caja Madrid, La Caixa y Sabadell se lanzan a por el inversor

El plan de rescate del Gobierno ha sembrado el pánico en el sector financiero y ha desatado una lucha sin cuartel por captar el escaso capital

Foto: Guerra por el capital: Caja Madrid, La Caixa y Sabadell se lanzan a por el inversor
Guerra por el capital: Caja Madrid, La Caixa y Sabadell se lanzan a por el inversor

El plan de rescate del Gobierno ha sembrado el pánico en el sector financiero y ha desatado una lucha sin cuartel por captar el escaso capital disponible para las entidades españolas antes de que se agote y no quede más remedio que aceptar la entrada del Estado. La Caixa, Caja Madrid-Bancaja y Banco Sabadell han sido las tres primeras entidades en lanzarse en pos de los inversores, y probablemente veamos más movimientos en los próximos días en una carrera en la que los últimos en llegar serán los seguros perdedores.

"Nadie quiere quedarse atrás, todo el mundo sabe que hay muy poco capital dispuesto a invertir en banca española, y menos todavía en las cajas, y nadie va a esperar a conocer el contenido final del decreto para lanzarse al mercado", señala un analista especializado en el sector.

Porque estos movimientos se están produciendo antes de que se conozcan los detalles del decreto y en medio de grandes presiones del sector para tratar de suavizarlo o de introducir fórmulas como las garantías contra pérdidas en vez de la nacionalización. De hecho, todos los presidentes de entidades eluden opinar sobre la norma con la excusa de que no conocen su contenido. Pero, mientras tanto, mantienen una actividad frenética para buscar soluciones, porque lo que está claro es que hay que captar todo el capital posible y lo antes posible.

Abrió el fuego La Caixa, la entidad española más afectada por la entrada en vigor de las normas de Basilea III, que van a restar del capital las participaciones minoritarias en empresas industriales y todas las participaciones en otras entidades financieras. Ésa es la razón por la que ha creado Caixa Bank, como adelantó El Confidencial el jueves: por un lado, le proporciona un vehículo cotizado con el que poder emitir nuevas acciones; por otro, le permite aparcar el grueso de las participaciones industriales en la antigua Caixa, de modo que no afecten al capital del nuevo banco.

Así, sólo quedan dentro de la antigua Criteria (ahora Caixa Bank) Telefónica y Repsol, donde la entidad tiene las mayores plusvalías latentes en caso de que no tenga más remedio que venderlas para llegar al ya famoso 8% de core capital exigido por el Gobierno. El resto, incluidos los desastres de Metrovacesa y Colonial, así como el 'banco malo' Servihabitat, se mantienen en la caja para no perjudicar al banco. Y aun así, la entidad tiene que colocar en su red 1.500 millones en bonos convertibles, algo para lo que aprovechará la felicidad de los miles de clientes que han dejado de perder dinero en Criteria gracias al subidón del viernes en bolsa.

Caja Madrid reacciona y Sabadell pesca en río revuelto

Ante esta obra de ingeniería que salvaba a la entidad que preside Isidre Fainé de cualquier amenaza -y de paso reduce el ascendiente de la Generalitat-, Rodrigo Rato ha reaccionado de inmediato. Este fin de semana, como también adelantó este diario, tomó la decisión de lanzarse por un camino todavía más agresivo, pero probablemente el único posible para salvar a su entidad de las garras de Zapatero: en vez de reducir las provisiones para elevar el beneficio y el capital, Caja Madrid-Bancaja ha preferido provisionar de golpe 9.200 millones a costa de dejar tiritando el capital, con la esperanza de generar la suficiente confianza en los inversores para poder salir a bolsa.

Además, el hecho de convertirse en un banco cotizado reduce su requisito de capital al 8% desde el 10% que pedirá a las cajas (esto también se aplica en el caso de La Caixa). Pese a esta menor exigencia, Rato necesita levantar unos 2.000 millones en el mercado de aquí a septiembre, una tarea ímproba pero que pocos creen que no pueda conseguir el ex vicepresidente del Gobierno con sus contactos y su experiencia.

Con la carrera ya lanzada, ayer por la tarde saltaba a la palestra Sabadell, tan sólo unos días después de presumir de que con su 8,2% de core capital iba sobrado. Las dudas sobre si el cálculo del core capital del decreto se hará con las normas actuales o con las de Basilea III (que le dejarían de nuevo por debajo del 8%) y la ventana de una bolsa que sigue subiendo pese a los acontecimientos en Egipto empujaron ayer al banco que preside Josep Oliu a realizar una ampliación de capital del 10% -con la que ha obtenido 410 millones-entre institucionales, que espera cerrar esta misma mañana. Es la ventaja que tiene ser ya un banco cotizado.

Con el dinero de esta ampliación pretende llevar a cabo una recompra de preferentes y deuda subordinada por debajo de su valor de emisión, que reforzará todavía más sus ratios gracias a las plusvalías, y que además le permitirá cambiar títulos que computan para el Tier 1 (preferentes) y Tier 2 (subordinada) por el ansiado core, que es lo único que importa ahora. Con todo ello, espera alcanzar una ratio del 8,8%, que le garantiza quedar por encima del 8% se calcule como se calcule. Y salvarse de cualquier amenaza de entrada del Estado.

Las fusiones de cajas lo tienen muy difícil

La cuestión ahora es quién será el siguiente. En la banca, las miradas están puestas en Bankinter, la entidad con un mayor déficit de capital, que tiene como únicas opciones realizar también una ampliación o vender Línea Directa, complementadas con un sale & lease back de sus oficinas. En las cajas, probablemente vendrán ahora otros SIP como el de CAM-Cajastur, Mare Nostrum o Banca Cívica.

Las que lo tienen más difícil son las cajas que se han embarcado en fusiones puras: catalanas, gallegas y castellano-leonesas. Precisamente, las entidades que escogieron la fórmula preferida por el Banco de España son las que quedan ahora en clara desventaja frente a sus competidoras, porque no cuentan con un banco que sacar a bolsa ni con instrumentos para dar entrada al capital privado. Deben conseguirlo antes de septiembre, pero se antoja muy complicado que puedan evitar la nacionalización.

El plan de rescate del Gobierno ha sembrado el pánico en el sector financiero y ha desatado una lucha sin cuartel por captar el escaso capital disponible para las entidades españolas antes de que se agote y no quede más remedio que aceptar la entrada del Estado. La Caixa, Caja Madrid-Bancaja y Banco Sabadell han sido las tres primeras entidades en lanzarse en pos de los inversores, y probablemente veamos más movimientos en los próximos días en una carrera en la que los últimos en llegar serán los seguros perdedores.

Bancos centrales Cajas de Ahorros Apollo Capital Caja Madrid