Felipe González: amigo, asesor y portamaletas del magnate mexicano

Hace tiempo que su relación es pública y conocida. No lo ha sido menos en esta ocasión. El ex presidente español Felipe González viajó el pasado jueves hasta Colombia de la mano del multimillonario Carlos Slim. Primero, encuentro con el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y, horas más tarde, con los ediles de Bogotá y Medellín. Cortesía obliga cuando está de por medio Telmex, el gigante de telefonía del mexicano, y la toma de control de la estatal colombiana Telecom.

A nadie extraña ya la liason de la cuarta mayor fortuna del mundo con el mandatario socialista o viceversa. Slim y González comparten viajes, veleros, vacaciones, mantel y gusto por los bonsáis. De ahí que las empresas de capital español con intereses en Latinoamérica ya no se asusten al encontrarse, al otro lado de la mesa de negociaciones, con el otrora presidente del Gobierno.

Nadie pone fecha concreta al inicio de esta relación de amistad, que sin duda se ha ido consolidando a lo largo de los últimos 10 años. De su etapa como primer mandatario, González trabó una estrecha relación con muchos de los países latinoamericanos. Contactos que con el tiempo le convirtieron en cabildero de lujo para asesorar en las privatizaciones de empresas públicas en Latinoamérica.

Sin duda, la apuesta de González por Slim ha resultado acertada. Lo mismo puede decir el magnate, que en su alianza con el estadista ha fraguado un emporio sin parangón de México al Estrecho de Magallanes. Lo de menos es si Slim comulga ahora con el ideario socialista o si el sevillano se ha pasado al capitalismo más virulento. Lo importante es que la amistad supera las diferencias de clase.