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Buenas noticias: el mundo no se ha partido en dos bloques en torno a EEUU y China (por ahora)
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LA NUEVA GUERRA FRÍA SE POSPONE

Buenas noticias: el mundo no se ha partido en dos bloques en torno a EEUU y China (por ahora)

El desacople de los flujos de comercio, capital, información y personas entre ambas potencias, que se inició con Donald Trump, no se ha trasladado a las relaciones entre sus aliados

Foto: Los presidentes de China y EEUU, Xi Jinping y Joe Biden. (Reuters/Kevin Lamarque)
Los presidentes de China y EEUU, Xi Jinping y Joe Biden. (Reuters/Kevin Lamarque)
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La desglobalización no será una nueva Guerra Fría. Al menos no hay síntomas de ello (por ahora). La disputa comercial entre China y Estados Unidos, iniciada durante la presidencia del republicano Donald Trump y que continúa con el demócrata Joe Biden en la Casa Blanca, no ha partido el mundo en dos bloques en torno a cada una de las superpotencias. De hecho, los principales indicadores para medir las relaciones económicas entre los países que se encuentran en la órbita del gigante asiático y los que se pueden considerar aliados de la primera potencia occidental muestran una tendencia ambigua durante el último lustro: algunos empeoran ligeramente, pero también hay otros que mejoran.

Son cifras de DHL, una de las principales compañías de logística del mundo, que tiene microdatos de cientos de miles de intercambios en todo el planeta. Su Índice de conectividad global constata que la integración de los flujos de comercio, capital e información ya estaba por encima de los niveles previos a la pandemia en 2021, y que la recuperación de los flujos de personas, mucho más retrasada por las restricciones a la movilidad, se aceleró el año pasado. La globalización no está muerta, pese a su gran elenco de enterradores, que van del coronavirus a la guerra de Ucrania, pasando por las pulsiones proteccionistas a ambos lados del Pacífico o la caricatura que en ocasiones se hace de la apuesta europea por la autonomía estratégica.

Sin embargo, esta no es la noticia más relevante que se puede extraer del informe de DHL. Ya en septiembre, su Atlas de crecimiento del comercio en 2022 arrojaba unas conclusiones semejantes, desmintiendo con datos las previsiones más catastrofistas de algunos gurús. En esta ocasión, los economistas Steven Altman y Caroline Bastian, autores del extensísimo documento, centran el resumen del mismo publicado en la Harvard Business Review en un hallazgo inesperado que pone en cuestión otro de los lugares comunes que se han repetido durante los últimos años: el desacople entre las dos superpotencias está dividiendo el mundo en dos bloques irreconciliables.

Los investigadores han medido, por un lado, 11 indicadores sobre los intercambios comerciales, de capital, de información y de personas entre la primera y la segunda economía del mundo; y, por otro, esos mismos indicadores sobre las relaciones de los aliados de un bloque con la potencia hegemónica del otro y sus países afines. Los datos no pueden ser más dispares: mientras Estados Unidos y China cada vez están más lejos, las naciones en sus respectivas órbitas siguen comerciando con relativa normalidad.

Foto: Un avión de DHL. (EFE/Jerome Favre)

Altman, profesor de la NYU Stern School of Business, se muestra concluyente en sus respuestas por correo electrónico a las preguntas de El Confidencial: "Existe una clara evidencia de un desacoplamiento parcial entre Estados Unidos y China, pero este desacoplamiento no ha llevado, al menos hasta ahora, a una división más amplia entre bloques de países rivales". El autor recuerda uno de los ejemplos del estudio: la participación de las importaciones de la primera potencia mundial provenientes de China disminuyó del 21,1% en 2016 al 16,5% en 2022, mientras que la incidencia de las importaciones de los aliados estadounidenses provenientes del gigante asiático y los países de su órbita aumentó levemente, del 14,2% al 15,6%, durante el mismo período.

Los investigadores escogieron 2016 como año de referencia para hacer las comparaciones, que coincide con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Sin embargo, la guerra comercial entre Washington y Pekín no comenzó hasta 2018. Más allá de este detalle, que ha podido distorsionar ligeramente los datos con respecto a la tendencia inaugurada entonces, lo cierto es que la brecha entre ambos procesos resulta notable, y dibuja una diferencia sustancial con la Guerra Fría: esta vez, la rivalidad entre las dos superpotencias no se está trasladando a la consolidación de dos espacios económicos monolíticos. Una buena noticia.

Como se puede apreciar en el gráfico anterior, Estados Unidos y China han desplomado su relación bilateral en casi todos los ámbitos durante los últimos seis años. El desacople ha llegado a tal punto que algunos de los indicadores se han reducido a la cuarta parte, como los anuncios de fusiones y adquisiciones de compañías locales con empresas chinas en Estados Unidos. De las 22 categorías analizadas (11 en ambos sentidos), solo cuatro han mejorado.

El profesor de la NYU Stern recuerda que ambas superpotencias continúan conectadas por el mayor flujo entre dos países no fronterizos que existe en el mundo, pero la tendencia durante los próximos años apunta a un distanciamiento cada vez mayor: "El desacoplamiento comercial entre Estados Unidos y China está generalizado en todos los sectores, y el factor más claro son los aranceles que se establecieron durante la guerra comercial. Pero si miramos más allá del comercio, también vemos un desacoplamiento en áreas no afectadas directamente por los aranceles, lo que destaca los efectos más generales de las crecientes tensiones geopolíticas. Por ejemplo, Estados Unidos y China están colaborando menos en investigación científica".

Sin embargo, este alejamiento resulta mucho menos intenso cuando se amplía la mirada al conjunto de los países afines. En ese caso, la tendencia no se antoja demasiado clara: de las 22 categorías, en 14 los aliados de una de las superpotencias disminuyeron sus relaciones con el otro bloque, mientras que en ocho las aumentaron.

Muy pronto para cantar victoria

La construcción del estudio presenta un problema. Inés Arco, investigadora del Barcelona Centre for International Affairs (Cidob) especializada en política china, considera que, en el contexto actual, no es tarea sencilla establecer de qué lado cae cada país: "¿A quién se identifica como aliado de Estados Unidos y China? No es blanco o negro". Un ejemplo: Japón o Corea del Sur, que en teoría estarían con Estados Unidos, son socios comerciales de China, ya que, dice la experta, "para sus cadenas de valor, dependen más de un vecino que es potencia asiática".

Como Arco, Enrique Feás, investigador principal del Real Instituto Elcano, considera que las cifras del estudio resultan todavía prematuras para aventurarse a cantar victoria: "¿Se refleja en los datos la polarización tecnológica y comercial entre Estados Unidos y China? La respuesta es no. ¿Se va a reflejar? La respuesta es por supuesto". Para el experto en economía internacional, cualquier proceso de desconexión entre bloques dista mucho de ser automático, ya que el coste de hacerlo es muy elevado.

Foto: Imagen de un barco carguero en el puerto de Shenzhen. (Reuters)

En el caso de la industria, por ejemplo, ante un cambio regulatorio o un arancel, las empresas intentan adaptarse a la situación. Solo cuando esta se enquista y existe una alternativa para llevarse la producción a otro sitio, deciden dar el paso de irse. Y si esto es así con los dos grandes implicados, mucho más lo es en el caso de sus teóricos aliados, que a veces tienen intereses diversos: a la Unión Europea, afín a los norteamericanos, no le interesa romper del todo con el gigante asiático, al que necesita para surtir de componentes a su industria y como socio comercial de primer orden. Las tensiones en la política alemana acerca de la relación de la locomotora europea con China constituyen una buena muestra.

¿Lograrán estas interdependencias mutuamente beneficiosas sobreponerse a los escarceos geopolíticos? Altman destila optimismo: "Creo que es muy importante no exagerar el grado de desvinculación entre Estados Unidos y China". De momento, ambas naciones se están distanciando, pero no han arrastrado al resto de las economías del planeta. La Guerra Fría, en toda su dimensión, todavía tendrá que esperar.

La desglobalización no será una nueva Guerra Fría. Al menos no hay síntomas de ello (por ahora). La disputa comercial entre China y Estados Unidos, iniciada durante la presidencia del republicano Donald Trump y que continúa con el demócrata Joe Biden en la Casa Blanca, no ha partido el mundo en dos bloques en torno a cada una de las superpotencias. De hecho, los principales indicadores para medir las relaciones económicas entre los países que se encuentran en la órbita del gigante asiático y los que se pueden considerar aliados de la primera potencia occidental muestran una tendencia ambigua durante el último lustro: algunos empeoran ligeramente, pero también hay otros que mejoran.

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