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Berlín y París pactan la hoja de ruta hacia un presupuesto para la eurozona
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Berlín y París pactan la hoja de ruta hacia un presupuesto para la eurozona

Francia y Alemania acuerdan una hoja de ruta para lograr un acuerdo sobre el presupuesto de la Eurozona, dejando la puerta abierta a una futura función de estabilización

Foto: Angela Merkel, canciller alemana, saluda a Emmanuel Macron, presidente francés. (Reuters)
Angela Merkel, canciller alemana, saluda a Emmanuel Macron, presidente francés. (Reuters)

París ha aplicado la más básica lógica europea: la UE no reacciona hasta que una crisis lo hace absolutamente indispensable. El Gobierno francés ha tenido que buscar otras fórmulas para lograr que el debate sobre el instrumento presupuestario de la Eurozona deje la puerta abierta a que en un futuro también sea un instrumento estabilizador para actuar cuando la economía de un Estado miembro se tambalee.

En un documento acordado entre París y Berlín al que ha tenido acceso El Confidencial y en el que se establecen las bases de la negociación del futuro presupuesto, no se hace mención directa a la estabilización y se centra en la convergencia y competitividad, pero el Gobierno de Macron ha buscado una alternativa para incluirlo. Así, en el texto se señala que este instrumento “tendrá un efecto estabilizador durante los malos tiempos, impidiendo un retroceso en la convergencia lograda durante la crisis”.

Foto: Pierre Moscovici, comisario de Asuntos Económicos y Financieros

Eso deja la puerta abierta a que, entendiendo el futuro presupuesto como un instrumento de convergencia, pueda llegar a plantearse que actúe como un agente estabilizador en un determinado país para evitar una divergencia entre Estados miembros durante tiempos de crisis, dando marcha atrás a los que son, precisamente, los objetivos del presupuesto.

Con una crisis lo suficientemente importante París cree que, habiendo dejado esa pequeña puerta abierta, la lógica europea haga lo demás: es en tiempos de crisis en los que la UE da los mayores pasos. Y el Gobierno de Macron confía en que cuando se acerque el momento la estabilización llegue para quedarse, como lo han hecho muchas otras medidas y organismos durante los últimos años de crisis.

Es una fórmula intermedia entre lo que Francia, España y otros países desean y lo que Alemania y los Estados nórdicos están dispuestos a aceptar. Berlín cede un poco y París tira la toalla en intentar que la función estabilizadora esté en el título del presupuesto de la zona euro con el objetivo de que el debate, que debe avanzar rápido para lograr unos primeros resultados en junio, acabe bloqueado como ha pasado siempre que el asunto se ha puesto sobre la mesa.

París cree que, habiendo dejado esa pequeña puerta abierta, la lógica europea haga lo demás: es en tiempos de crisis en los que la UE da los mayores pasos.

Países Bajos lidera la oposición a cualquier elemento de estabilización, y con él están el resto de países de la llamada Liga Hanseática. La delegación holandesa, con el apoyo de sus socios, ya bloqueó en 2018 cualquier mención a la estabilización, y pueden ahora perseguir cerrar de un portazo la pequeña puerta que París quiere dejar abierta de cara al futuro.

El documento se centra en que el presupuesto debe abordar el problema de que “el rango de opciones que los Estados miembros de la Eurozona tienen para abordar la convergencia y la competitividad son más limitadas debido a su falta de (capacidad de establecer) políticas monetarias e instrumentos para el ajuste del tipo de cambio a un nivel nacional”.

placeholder Emmanuel Macron y Angela Merkel en Aquisgrán. (Reuters)
Emmanuel Macron y Angela Merkel en Aquisgrán. (Reuters)

Bases del presupuesto

El texto acordado entre Alemania y Francia también aborda otros asuntos que se deberán negociar durante los próximos meses, como por ejemplo la gobernanza del presupuesto, y eso no será fácil: los países nórdicos plantean ahora atacarlo por ese flanco.

El documento señala que el funcionamiento se regirá por un tratado intergubernamental que firmarán los 19 países participantes, y en el que podrían participar los miembros del mecanismo de tipo de cambio (MTC II), el paso previo a la entrada en el euro. E intentando pisar sobre seguro el texto señala que la base sería el actual Semestre Europeo y las recomendaciones que la Comisión Europea hace a las economías de la zona euro.

Foto: Unión de líderes de la Unión Europea en Bruselas. (Reuters)

En base a dichas directrices de Bruselas los Estados miembros deberían diseñar planes para implementarlas, tanto con políticas de reformas como en necesidad de inversión para lograr esa convergencia. El documento establece que para los proyectos que estén cubiertos por este presupuesto el periodo de ejecución será mucho menor que en el caso de los fondos de cohesión y estructurales, que son los dos principales instrumentos con los que cuenta hoy la UE en este campo y del que se seguirán beneficiando países como Polonia y Hungría sin verse afectados negativamente por este nuevo presupuesto, según señala el texto.

El acuerdo franco-alemán no especifica qué tamaño tendría el instrumento presupuestario porque lo vincula al próximo marco financiero plurianual (MFP) que comienza a partir del año 2020 y en el que se espera un recorte ante la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

París ha aplicado la más básica lógica europea: la UE no reacciona hasta que una crisis lo hace absolutamente indispensable. El Gobierno francés ha tenido que buscar otras fórmulas para lograr que el debate sobre el instrumento presupuestario de la Eurozona deje la puerta abierta a que en un futuro también sea un instrumento estabilizador para actuar cuando la economía de un Estado miembro se tambalee.

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