La masiva impresión de dinero del Banco de Japón provoca la mayor caída del yen desde 2008

Nombre: Haruhiko Kuroda. Ocupación: desde hace tres semanas, gobernador del Banco de Japón (BdJ). Misión: sacar al país de la oscura etapa de deflación -caída general de los precios- y debilidad económica que le acompaña desde hace casi un cuarto de siglo. Medios para conseguirlo: inundar la economía de yenes para fabricar inflación y debilitar la moneda nipona para que el sector exportador se beneficie de esa ventaja competitiva. 

Esta sería la carta de presentación del nuevo mandamás del BdJ, propuesto para el cargo por el también nuevo primer ministro de Japón, Shinzo Abe, que le dejó muy claro para qué lo elegía: para resucitar el país a golpe de estímulos monetarios. Y eso se ha dedicado, arriesgando la independencia de la entidad, desde la primera reunión que ha dirigido, terminada el 4 de abril, que se ha saldado con una lluvia torrencial de yenes. El objetivo, meter en la economía entre 60 y 70 billones de yenes nuevos al año -entre 480.000 y 565.000 millones de euros al cambio actual- durante 2013 y 2014 mediante la compra de distintos tipos de activos. 

Como el mercado no esperaba una maniobra de esta magnitud, la reacción está siendo extraordinaria. El yen se deprecia un 4,1% contra el euro, hasta los 124,5 yenes, y un 3,2% contra el dólar, hasta los 96,2 yenes. Hay que remontarse hasta finales de 2008, en medio del colapso posterior a la quiebra de Lehman Brothers, para ver unas caídas superiores. Contra el resto de las principales divisas del mundo también pierde entre un 3 y un 4,2% de su valor, con lo que se confirma como la más débil de todas ellas entre las principales del mundo. 

Súbito impacto en la deuda japonesa... e internacional

La onda expansiva del sonado estreno de Kuroda se siente igualmente en la deuda japonesa. Los inversores reaccionan con fuertes compras de bonos, con el consiguiente descenso de los rendimientos, que bajan cuando el precio de los títulos sube. Así, la rentabilidad de los bonos a 10 años cae del 0,56 al 0,44%, el nivel más bajo de la historia.