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Baja la fiebre: la prima de riesgo española ya ha descendido a la mitad de sus máximos históricos
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EL RENDIMIENTO DEL BONO CAE AL 4,76%

Baja la fiebre: la prima de riesgo española ya ha descendido a la mitad de sus máximos históricos

El termómetro de la desconfianza que es la prima de riesgo refleja buenas noticias para España. Atrás quedan las altas temperaturas de julio de 2012, cuando

Foto: Baja la fiebre: la prima de riesgo española ya ha descendido a la mitad de sus máximos históricos
Baja la fiebre: la prima de riesgo española ya ha descendido a la mitad de sus máximos históricos

El termómetro de la desconfianza que es la prima de riesgo refleja buenas noticias para España. Atrás quedan las altas temperaturas de julio de 2012, cuando llegó a calentarse hasta los 650 puntos básicos. Siete meses y medio después, se encuentra justo en la mitad, en los 324 puntos básicos, todo un soplo de aire fresco para las arcas públicas... y la economía española en general

Sobre todo porque, esta vez sí, el enfriamiento de la prima de riesgo, que toma la temperatura a la diferencia entre la rentabilidad de los bonos españoles y alemanes a 10 años, se está produciendo fundamentalmente porque el rendimiento de los títulos españoles está descendiendo. El viernes se situó en el 4,76%, el nivel más bajo desde noviembre de 2010. Es decir, hay que remontarse a los primeros coletazos de la crisis del euro -ese mes Irlanda se convirtió en el segundo europaís, tras Grecia, en solicitar el rescate- para encontrarlo más bajo. 

En el caso del bono, su rentabilidad ha bajado ya en 3 puntos porcentuales desde los máximos que tocó en julio, cuando llegó al 7,75%. Fue entonces cuando la prima escaló a los 650 puntos. Ambos registros no se veían desde mediados de los años 90, es decir, desde los tiempos en los que la peseta era una realidad y el euro, una quimera. 

...Y entonces llegó Draghi

Justo en esos momentos en los que la fiebre de la deuda española era extrema, apareció la salvadora figura del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. La encendida defensa que hizo del euro en la mañana del 26 de julio, cuando se comprometió a "hacer lo que sea necesario" para salvarlo, comenzó a templar la situación. Y más aún cuando confirmó ese mensaje a comienzos de septiembre con la presentación de un nuevo programa de compras de deuda pública (OMT). 

Definitivamente, la doble intervención de Draghi enfrió la presión. Sin duda, ha sido el factor determinante, el antes y el después. Aunque no el único: en julio, con la oficialización del rescate de la banca española a través de la firma del Memorándum de Entendimiento (MoU, en sus siglas en inglés), se dio un paso clave en el saneamiento y la reestructuración del sector financiero, un paso que a los ojos de los inversores extranjeros quedaba pendiente y resultaba obligatorio. 

La rentabilidad y la prima comenzaron a relajarse, hasta terminar 2012 en el 5,26% y en los 395 puntos básicos. Poco más de dos meses después, en sus marcadores lucen datos aún más bajos, con el aditivo de otro dato: el estrechamiento de la distancia entre la deuda española e italiana. Actualmente, la primera sólo paga 16 puntos básicos más que la segunda, cuyo rendimiento se encuentra en el 4,60%, cuando hace dos semanas -justo antes de las elecciones transalpinas- esta distancia se encontraba en los 70 puntos básicos y cuando a finales de enero superaba los 100 puntos básicos. 

Financiación más barata...

Esta evolución de la prima y la rentabilidad del bono resulta muy positiva para España. Más que nada porque implica que los costes de financiación del Estado están cayendo; es decir, que el Tesoro puede pagar unos intereses más bajos por la deuda que emite. Y eso, en un año en el que debe pedir 230.000 millones de euros al mercado -ya ha captado el 25%-, constituye un desahogo para las arcas públicas. Sobre todo si se tiene en cuenta la factura que ya paga España por su deuda. Según los Presupuestos Generales del Estado, este año el coste de los intereses ascenderá a 38.600 millones de euros. Teniendo en cuenta que el volumen total de la deuda va a crecer este año y que, por tanto, esa factura crecerá seguro, en la medida en que caigan los intereses que abona el Tesoro ese incremento será menor. 

Como muestra, según los datos del Tesoro el interés medio de la deuda española cayó en enero al 3,85%, el nivel más reducido desde 2010 y claramente por debajo del 4,1% en el que se situó entre junio y noviembre del año pasado. Esa menor exigencia se traduce en un ahorro para las arcas públicas. 

Pero el descenso de la presión sobre la deuda pública no solo representa un respiro para el Estado. También lo es para las empresas y los bancos. ¿El motivo? Porque en la medida en que el Tesoro se financie más barato, el sector privado también lo hará. Y aún hay más: si el interés de la deuda pública continúa cayendo, se desvanecerá el efecto expulsión -crowding out-, según el cual el alto rendimiento de los títulos públicos acapara un dinero que no puede ir a otros activos financieros del sector privado, como los depósitos bancarios o las acciones y la deuda de las compañías. Erradicar ese crowding out, en un contexto en el que las empresas y los bancos necesitan tanta financiación, sería fundamental para la economía española. 

...aunque todavía cara

Sin embargo, los expertos insisten en la necesidad de no lanzar las campanas al vuelo. Porque, aunque desde luego los niveles actuales son mucho mejores que los de julio, continúan siendo demasiado altos. Principalmente, por el volumen de deuda que ya acumula España. Este año, ya habrá más de 90 euros en deuda pública por cada 100 euros que generará la economía. Y cuando ese umbral se supera, cualquier coste de financiación superior a la tasa de crecimiento económica se convierte en una losa para el Estado -porque cada vez debe destinar más dinero al pago de los intereses- salvo que ese país consiga un superávit primario -más ingresos que gastos sin contar los intereses de la deuda-. Considerando que España seguirá en recesión en 2013, esa ecuación se complica aún más e incrementa el peso que aún suponen los actuales rendimientos de la deuda, por mucho que hayan caído. 

Al mismo tiempo, esa prudencia responde a la vulnerabilidad que aún presenta la situación actual. Sin que Europa haya progresado más en la unión fiscal ni haya cerrado la unión bancaria, la Eurozona continúa cargando con varias de las taras que arrastra desde su fundación. Sobre todo en lo que respecta a la unión bancaria, puesto que provoca que la conexión entre el riesgo soberano y el riesgo bancario continúe existiendo y porque es causa de la fragmentación financiera en la región; es decir, el germen que provoca el calentamiento de las primas riesgo y alienta las fugas de capitales cuando retorna la tensión. 

La reválida no se hará esperar: Fitch baja el rating a Italia

Estos son los riesgos de fondo que siguen acechando con una perspectiva de largo plazo. A más corto plazo, la espectacular racha de la deuda española y su capacidad de resistencia a contratiempos como la incertidumbre política italiana no tardará demasiado en ser examinada. Ocurrirá el lunes, jornada en la que los inversores reaccionarán a la rebaja de calificación que Italia sufrió el viernes de manos de Fitch.

Con el mercado ya cerrado, esta agencia, una de las tres más importantes del mundo junto con Standard&Poor’s y Moody’s, recortó el rating de Italia en un escalón, desde A- hasta BBB+. Se mantiene así dentro de la categoría del grado de inversión, que distingue a los emisores más fiables, pero constituye un importante revés. Sobre todo, porque Fitch argumenta que esta decisión responde a “los inciertos resultados de las elecciones” y avisa de que “un Gobierno débil podría ralentizar o impedir la capacidad de respuesta a problemas económicos internos o externos”. De forma consecuente, y a la espera de la resolución del desaguisado político, situó la nueva calificación en perspectiva “negativa”, con lo que deja la puerta abierta a la posibilidad de acometer más recortes en el futuro. 

El termómetro de la desconfianza que es la prima de riesgo refleja buenas noticias para España. Atrás quedan las altas temperaturas de julio de 2012, cuando llegó a calentarse hasta los 650 puntos básicos. Siete meses y medio después, se encuentra justo en la mitad, en los 324 puntos básicos, todo un soplo de aire fresco para las arcas públicas... y la economía española en general