Juan Roig usa la autocartera de Mercadona para dar liquidez a su hermano

Un asunto familiar. El hermano pequeño, Juan Roig (1949), ha salido al rescate del mayor, Fernando Roig (1947). El empresario valenciano, presidente y máximo accionista de Mercadona, ha comprado un 2,4% de la compañía de distribución a su hermano, propietario y presidente del Villareal CF, que ha pasado de tener un 11,42% del capital a un 9%, según comunicó ayer lunes el propio vendedor, que no reveló el importe de la operación. Tampoco lo ha hecho el comprador, es decir, Mercadona, o sea, Juan Roig, que controla casi el 90% restante del accionariado, que ha recurrido a la autocartera de la compañía, que ya atesoraba un 2,78% del capital, para cerrar la operación.

Fernando necesitaba liquidez. La fortuna personal del pequeño de los Roig, concentrada en torno al fabricante azulejero Pamesa, resultaba insuficiente para costear el saneamiento del Villareal CF, la otra gran pasión del empresario valenciano, que descendió a Segunda División al término de la temporada pasada. Por este emotivo, ha decidido llevar a cabo una ampliación de capital de 137 millones de euros para saldar las deudas que arrastraba el club de fútbol, cubrir el posible déficit presupuestario previsto para el próximo ejercicio (15-20 millones de euros) y empezar desde cero, limpio de compromisos financieros, su lucha por volver a Primera División. 

Para lograr este objetivo, Fernando Roig considera imprescindible que el Villarreal sea un club al día en sus pagos, algo indispensable para poder devolver a la élite al club amarillo. Para ello, la única solución que ha encontrado el máximo mandatario del club ha sido vender parte de su propio patrimonio personal para asumir el coste de este esfuerzo financiero, incluyendo la joya de la corona, su participación en Mercadona, que a pesar de sus magníficos resultados (474 millones de euros de beneficio en 2011) le reporta muy pocos dividendos, dada la política de patrimonializar las ganancias que lleva a cabo Juan Roig para dotar de recursos a la propia compañía.

Con este movimiento, Roig ha afirmado que las cuentas del club están totalmente saneadas y ha demostrado cómo el fútbol es un negocio insostenible por si mismo, ni siquiera cuando al frente de su gestión está un empresario exitoso como el de Pamesa. Esta inviabilidad económica del Villareal se ha agravado con el descenso a Segunda, que genera unas pérdidas que se verán compensadas por la venta de jugadores: "Al bajar, el club ha perdido su mayor fuente de ingresos, que eran los 30 millones de euros que percibía del contrato de televisión, por lo que puede haber una desviación de entre 15-20 millones que se compensarán con esas ventas".

Como empresario precavido, Roig había previsto hacer en los últimos tres años una reducción de gastos para alcanzar al equilibrio presupuestario, siendo Pamesa quien respondía hasta ahora por la deudas del Villareal. Sin embargo, dado el traspié que ha supuesto el descenso, su presidente y propietario ha optado por hacer caja con parte de su patrimonio para "poder equilibrar los resultados", liquidez con la que ha suscrito la ampliación de capital de 137 millones de euros realizada por el club, una cantidad equivalente a la deuda total, "de manera que ya no tiene ninguna con bancos, Hacienda, Seguridad Social, jugadores, ni con otros clubes".

El desnudo patrimonial realizado por Fernando Roig no permite, sin embargo, hacer extrapolaciones correctas, dado que los 138 millones de euros asumidos en la ampliación de capital no se corresponden con el importe obtenido por la venta del 2,4% de Mercadona. Ni más, ni menos, simplemente no se corresponde. En cualquier caso, queda demostrado el apoyo de su hermano Juan, propietario junto a su mujer de casi el 90% de la compañía, que también ejerce de mecenas particular del equipo de baloncesto de Valencia, del que es máximo accionista y financiador, dado que como empresa deportiva también es inviable por sí misma.