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Lladó busca oportunidades en el ladrillo para diversificar su fortuna de Técnicas Reunidas
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VENDIÓ UN 7% DE LA INGENIERÍA EN 2009

Lladó busca oportunidades en el ladrillo para diversificar su fortuna de Técnicas Reunidas

Los Lladó quieren extender su emporio empresarial más allá del mundo de la ingeniería. Durante los últimos meses, la familia propietaria de Técnicas Reunidas ha pujado

Foto: Lladó busca oportunidades en el ladrillo para diversificar su fortuna de Técnicas Reunidas
Lladó busca oportunidades en el ladrillo para diversificar su fortuna de Técnicas Reunidas

Los Lladó quieren extender su emporio empresarial más allá del mundo de la ingeniería. Durante los últimos meses, la familia propietaria de Técnicas Reunidas ha pujado en el mercado inmobiliario por algunas de las operaciones más jugosas que se han realizado, aunque sin mucho éxito. Ninguna de sus ofertas por los activos subastados recientemente en Madrid, las sedes de Uralita y FFC, por ejemplo, ha resultado vencedora.

 

Las ofertas por los inmuebles emplazados en el céntrico Paseo de Recoletos 3 y en el desarrollo urbanístico de Las Tablas, comprados por las familias Reyzabal y Gorbea, respectivamente, reunían características similares, propias de los activos destinados a grandes inversores particulares: edificios en renta bien ubicados y con buenos inquilinos, que oscilan entre los 40 y 80 millones de euros de precio, que pueden adquirirse casi sin financiación.

En el caso de los LLadó, la rama inmobiliaria de la familia nació en 2006, tras la salida a bolsa de su ingeniería. Entonces, crearon la sociedad Castellana 60 Propiedad, a la que colgaron el primer edificio de su cartera de activos. El nombre de la sociedad responde al emplazamiento de este edificio, alquilado al Instituto de Empresa, la escuela de negocios de Diego de Alcázar, que a su vez es consejero independiente de Técnicas Reunidas.

Desde esa fecha, la división inmobiliaria de los Lladó ha adquirido otro edificio más, en el complejo empresarial de La Moraleja, que tiene como inquilino a la constructora Acciona. Pero su cartera no ha ido más allá. La apuesta de José Lladó por el ladrillo se congeló durante los años de la burbuja inmobiliaria. Es ahora, cuando los precios comienzan a ofrecer verdaderos descuentos relevantes, el momento elegido para volver a intentar diversificar su patrimonio.

Al contrario de lo que pudiera parecer, Técnicas Reunidas no es inquilina de ningún edificio propiedad de la familia. Ni las dependencias de la popular Calle Arapiles de Madrid, lugar de las oficinas centrales, ni el nuevo emplazamiento de la Avenida de Burgos, son de los Lladó. De hecho, la ingeniería estrena oficinas en el edificio Gorbea 5, casualmente propiedad de la familia Beitia Larrouy, que les ha arrebatado una de las últimas inversiones.

El apetito de los Lladó por el sector inmobiliario se reactivó a finales de 2009. En esa época, la familia vendió un 7% de Técnicas Reunidas, por el que obtuvo más de 140 millones de euros. Con esa desinversión, la familia, representada por José Lladó (padre) y Juan Lladó (hijo), redujo su participación en la compañía hasta un 37%. Tres años antes, la salida a bolsa de su compañía les reportó cerca de 200 millones. Tienen liquidez, buscan oportunidades.

Los Lladó quieren extender su emporio empresarial más allá del mundo de la ingeniería. Durante los últimos meses, la familia propietaria de Técnicas Reunidas ha pujado en el mercado inmobiliario por algunas de las operaciones más jugosas que se han realizado, aunque sin mucho éxito. Ninguna de sus ofertas por los activos subastados recientemente en Madrid, las sedes de Uralita y FFC, por ejemplo, ha resultado vencedora.