Madoff, un año después: ¿Hemos aprendido algo?

Se cumple un año de una de las mayores estafas financieras de todos los tiempos, la orquestada por el que fuera presidente del Nasdaq y uno de los gestores de hedge funds con mayor patrimonio del mundo: Bernard Madoff.

¿Qué hemos aprendido un año después? Esta pregunta da nombre al seminario organizado por el IEB (Instituto de Estudios Bursátiles) con motivo del primer aniversario de que saliera a la luz un caso que puso en jaque a las autoridades financieras americanas y que afectó a inversores de medio mundo: un fraude calculado en 50.000 millones de dólares.

"El caso Madoff debería llevarse a las universidades y convertirlo en materia obligatoria para no perder la memoria histórica. Sólo de este modo, se conseguiría tenerlo lo suficientemente presente para que las generaciones futuras no vuelvan a repetir los errores del pasado", es la principal conclusión de estas jornadas en la que José Ignacio Rivero, presidente de Tatum Consulting Group, ha mantenido que, en el corto plazo, los reguladores estarán más atentos y las entidades de crédito tendrán mucho cuidado en sus actuaciones, pero en cuanto haya un cambio de generación, se volverá a bajar la guardia y podemos volver a repetir los mismos errores.

“En 15 años se cambia de generación, los que mandaban estarán jubilados y los que gobiernen, antes estaban en la escuela, así que, o se mantiene la memoria histórica de estos casos, o se volverán a repetir”, ha apuntado.

Más ética y más control

En la jornada, los especialistas han analizado el caso Madoff desde el punto de vista antropológico, para conocer las características humanas que provocaron el caso; así como sus implicaciones financieras, para concluir que hace falta conseguir que los directivos sean “mejores personas” (aspecto antropológico), y que los reguladores ejerzan efectivamente su labor de control (aspectos financieros).

Según las conclusiones de la jornada, el problema no ha sido tanto una falta de regulación, como una falta de control para el cumplimiento efectivo de la legislación existente, lo que ha llevado a Rivero a señalar que se trató de “un fallo global”. “No hubo un problema de regulación, sino de cumplimiento de la obligación de control por parte de los reguladores, auditores, agencias de rating, los propios inversores, etc…”. Rivero explicó en su ponencia que el caso Madoff es un caso bastante sencillo de detectar, “es imposible que una entidad ofrezca los mismos beneficios durante tanto tiempo y al margen de las circunstancias del mercado, alguien debía haber sospechado”, ha afirmado al tiempo que ha ejemplificado el caso de una manera muy gráfica: “si alguien te ofrece un reloj de alta gama por un precio irrisorio, cualquier persona puede concluir que el reloj no es bueno, que es una falsificación”.

Inadecuado diseño del sistema de auditoría

Este “fallo global” permitió que durante años Bernard Madoff “jugara con la ley”, según ha afirmado Javier Fernández Aguado, jefe del área de Liderazgo y Deontología profesional del IEB, quién ha reseñado que Madoff pudo mantener como “escaparate” un negocio de corretaje totalmente legal que le permitió mantener su otro negocio, el ilegal, oculto tanto a los reguladores, como a los inversores. “Si una empresa paga unos honorarios excesivos a una compañía auditora, difícilmente ésta va a decir nada malo de quién le paga una suma tan importante”, ha destacado Fernández Aguado.

Por su parte, José Aguilar, profesor de Deontología Profesional del IEB ha enfatizado en el componente cualitativo de la crisis económica actual y no sólo en los aspectos cuantitativos. Para el profesor Aguilar, en la crisis financiera no ha habido tanto errores cuantitativos, de gestión o de análisis, como “malas prácticas por una falta de valores de los implicados”.

Abundando en la vertiente antropológica, Aguilar también ha apuntado que el tema Madoff  “es un ejemplo extremo de un comportamiento generalizado”. “La ambición de Madoff está entre nosotros, todos somos un poco Madoff si no sabemos controlar nuestra ambición”, ha comentado para posteriormente reincidir en el deficiente funcionamiento de las medidas de control: “mientras se goza de éxito, como pasó con Madoff, nadie se atreve a poner en cuestión los procedimientos. Sólo cuando se destapa el caso y Madoff cae en desgracia es cuando todo el mundo crítica su actitud. Madoff pasó de héroe a villano en poco tiempo”, apuntó.

Nuevo sistema de recompensa

En este sentido, todos los ponentes han coincidido en la necesidad de mayor control, aunque sin necesidad de mayores medidas regulatorias que las existentes. Para José Aguilar por ejemplo, las medidas regulatorias impuestas desde fuera del sistema financiero podrían ser negativas para la propia marcha del sistema, porque podría acabar paralizándolo. Ante el sistema de retribuciones a través del bonus, Aguilar apuntó a que sea el propio sector financiero quien debe “recomponer su sistema de recompensa” para permitir que se siga avanzado, pero eliminando aquellas medidas que acaben atacando al propio sistema, como ha ocurrido con los bonus.

Aguilar ha insistido en la importancia de “aprender la lección”, aunque se ha mostrado bastante pesimista en este sentido ya que, según su opinión, “se sigue pensando en esta crisis como un simple paréntesis del que se saldrá y se podrá seguir manteniendo la situación anterior, en lugar de entender que sólo saldremos de esta crisis en la medida en que seamos capaces de crear nuevos estándares”.

La causa: la relajación de los mercados

José Ignacio Rivero ha encuadrado el caso en “una relajación de los mercados”. Según su teoría, “a nadie le interesa en general frenar al mercado, todo el mundo se beneficia cuando el mercado funciona por lo que se relajan las medidas de control. Así ha pasado por ejemplo con el caso de las subprime en EE.UU y con el sector inmobiliario en España, mientras todo funcionaba, a nadie le interesaba frenar su desarrollo”.

Durante la jornada, el jefe del área de Liderazgo y Deontología profesional del IEB ha insistido en que el caso Madoff no es único en la historia de la humanidad para recordar casos como el de Carlo Ponzi (que da nombre a este tipo de estafa piramidal) o, incluso, retrocedió al Imperio Romano para apuntar ya casos similares como los protagonizados por Marco Licinio Craso, Avidio Casio o Verves Cayo Licinio.