Gallo acumula ofertas de compra para su negocio familiar de pasta

Tiene varias ofertas encima de la mesa. Pastas Gallo ha vuelto de vacaciones con una decisión importante que tomar. La familia catalana Espona, propietaria de la popular compañía de pastas, no sabe a que carta quedarse. Según ha podido confirmar este diario por varias fuentes, distintos compradores han mostrado su interés por adquirir la marca de pastas, tanto inversores de carácter financiero como industriales de la alimentación.

 

A lo largo del primer semestre, el fondo de capital riesgo 3i mantuvo distintos encuentros con Pastas Gallo para negociar las posibles condiciones de la entrada en su capital, controlado totalmente por la familia Espona. Así lo confirmaron a este diario fuentes de 3i esta semana, que reconocieron el atractivo de la compañía catalana de pastas, “a la que seguimos de manera periódica” y con la que tuvieron contactos hasta el pasado mes de mayo.

Otro de los interesados en participar del negocio de Pastas Gallo es el grupo de alimentación castellano Siro. En realidad, la compañía presidida por Juan Manuel González Serna está interesada en la línea de producción de pasta fresca que Gallo tiene en una de sus plantas de Granollers más que por el conjunto de la compañía catalana, que cerró 2008 con una facturación de 230 millones y una plantilla de 400 personas.

Además, se da la circunstancia de que ambos productores son interproveedores de Mercadona, el gigante nacional de la distribución. Sin embargo, las relaciones entre Pastas Gallo y el distribuidor valenciano, para el que fabrica sus productos de pasta fresca, no son óptimas, según fuentes del sector. Fundamentalmente, porque a pesar de ser su interproveedor, Gallo también opera en el mercado con su marca propia de productos.

En esta tesitura, Siro se ha ofrecido para mediar y quedarse con la línea de pasta fresca de Gallo, en lugar de pujar por el conjunto de la compañía. De hecho, recientemente adquirió tres fábricas de Sara Lee (Bimbo) en España, ninguna de ellas ubicada en Cataluña. Una carrera por comprar capacidad de producción que responde a su necesidad de cumplir con los compromisos como interproveedor de Mercadona.

Interés histórico

En realidad, como explican desde el sector de la alimentación, el interés por comprar Pastas Gallo ha existido siempre en el mercado, sobre todo por parte de los grupos industriales. La empresa de la familia Espona ha formado parte de distintas quinielas para vender, tanto a holdings nacionales como Ebro Puleva y Sos Cuétara, opciones más antiguas, como más recientemente a multinacionales de la pasta como Barilla.

Además del atractivo de los números, Pastas Gallo es también un activo susceptible de ser vendido por su condición de empresa familiar. Los seis herederos de José Espona, fundador de la compañía en 1946, mantienen intereses cruzados a la hora de afrontar su continuidad como propietarios, una situación que aún no se ha resuelto por las resistencias de la matriarca y viuda del creador del negocio familiar, Pilar Massana.

Contactados ayer por este diario, fuentes oficiales del grupo Pastas Gallo prefirieron no realizar declaraciones sobre este asunto, la misma postura que ofrecieron desde la italiana Barilla. Por su parte, el responsable de la oficina de 3i en Barcelona, Daniel Viñas, negó ayer a El Confidencial que el fondo de capital riesgo haya mantenido contactos con la firma de pasta controlada por los hermanos Espona.